Buenas noticias para esperar el 25 de Mayo

Buenas noticias para esperar el 25 de Mayo

En pocos días se festejará otro aniversario de la Revolución de Mayo, aquella enorme gesta que nos dio a luz como país. En los 210 años de su conmemoración, varios de estos festejos ocurrieron en días agitados o en circunstancias extraordinarias. No será este el primero, pero sabemos perfectamente la particularidad de este año. Es el 25 de la cuarentena global. No sabemos cuándo terminará, pero ya podemos ir sacando conclusiones, a casi sesenta días de convivir en esta excepcionalidad que parece haberse convertido en modo de vida. Podríamos decir que hasta ahora, las consecuencias son positivas. La tasa de contagios actual parece haber respondido a los esfuerzos de la cuarentena. Tomemos de ejemplo los datos de una semana próxima cualquiera. El sábado 2 de mayo contábamos con 38 infectados; 4 fallecidos y 15 recuperados. Al siguiente sábado, el día 9, eran 41 los infectados, los recuperados, 21, y contábamos la misma cantidad de fallecidos.

Es un gran triunfo, pero la tarea aún no terminó, y esto ocurre porque, a pesar de aquellos números, la circulación de este virus es velocísima y podríamos caer en un brote peor que el que evitamos. Sólo manteniendo este cuidado, podremos decir que lo que hicimos fue un éxito. Hasta ahora, los argentinos se comportaron de manera ejemplar. Y podríamos decir que era una sensación que no teníamos desde hace mucho. El Gobierno planteó fases de una dura cuarentena que se fueron respetadas, donde cada actor asumió la responsabilidad que le cupo. A ese compromiso lo fuimos asumiendo entre todos. El orden que logramos como sociedad debería ser un tesoro a guardar y sostener. No estaría nada mal que se plantee como responsabilidad que nos cabe a todos como sujetos sociales. Detrás de la cuarentena están los peores virus de la Argentina: una corrupción que no sólo es política sino social. Con altos niveles de injuria extendidos también como una epidemia. Las fake news parecen imparables virus de la información malintencionada. Si miramos la realidad con suspicacia, la dicotomía puede ser desalentadora: Cuarentena o grieta. Aquí nomás, al otro lado de la esquina acecha el pasado reciente: la grieta y la indignación. No tanto el default económico, que será una hidra monstruosa a descabezar, sino nuestro demonio interno: La división. La indignación y su brazo armado de noticias maliciosas cobraron estado permanente, y fue, sin dudas eso, lo que nos hundió aún más en la debacle económica.

La pregunta ahora, para quienes asumen las restricciones y se organizan para evitar una catástrofe sanitaria, es cómo será enfrentar una realidad económica (más que crítica) y una política (con años de saña) luego de la cuarentena. No deberían derribarse los altos valores que supimos construir, ni los logros conseguidos en términos de unidad y consenso. Las fotos de Juan Manzur con Germán Alfaro. Las transmisiones de Alberto Fernández, reunido en varias ocasiones con Rodríguez Larreta y Axel Kicillof dieron un tono a la política que parecía haberse perdido por completo. Pueden parecer gestos vacíos, pero no lo son porque no dejan de ser gestos necesarios. Cada cual haciendo lo suyo, en plena coordinación con el otro espacio político. El resto de los argentinos, los que asumimos todas las restricciones y deberes impuestos por esta situación tan especial, deberíamos pensar en un 25 de Mayo renovador. Una puerta para salir de esa cuarentena permanente que fue la grieta.

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