Por Camila Carceller
07 Mayo 2020
PYME y artesanos en la cuerda floja: la crisis paró la producción y disminuyó las ventas
Empezaron como un hobbie, como la consecuencia de una liberación personal, como un sueño cumplido y se convirtieron en las ocupaciones de sus vidas. Esas ocupaciones dignas de la frase: ‘elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día en tu vida’. Los emprendedores toman riesgos a diarios para llegar a su objetivo, su tarea suele ser más cuesta arriba que la de los empresarios ya instalados y, cuando el contexto no ayuda, son los primeros en entrar en peligro.
Gonzalo Gambarte tiene una PYME llamada ‘Hierbas del Jardín’. Su emprendimiento nació hace dos años, por la idea de tres amigos de producir y comercializar hierbas naturales para consumo diario. La cuarentena incentivó las ventas y los obligó a trabajar más aún.
“En el equipo siempre decimos ‘cuando llueve, el pescador arregla las redes’, y nos pusimos justamente a hacer eso. La cuarentena nos abrió la posibilidad de aprender muchísimo y ahora hacemos foco en cosas importantes para el negocio, como la venta por internet, que antes no era de tanta urgencia”, contó Gambarte.
El negocio creció tanto que hoy representa la única fuente de ingreso de estos tres amigos y emplea a más de 80 emprendedores que colaboran de manera directa en la comercialización de los productos.
Con la pandemia, el emprendedor de 35 años tuvo un giro en su vida. Había vendido todo para irse a vivir a España con su esposa, pero el aislamiento no les permitió viajar.
Sebastián Villafañe es docente en la escuela Técnica y dueño de un negocio de producción de muebles de madera llamado ‘Ideas y Diseño’. Su emprendimiento nació hace dos años con el diseño de artículos de organización y decoración del hogar y se convirtió en su fuente de ingresos.
“La cuarentena me está complicando un poco económicamente porque me tiene privado de producir y terminar trabajos pendientes. La mano está dura para todos”, dijo Villafañe.
El licenciado en Higiene y Seguridad Laboral confesó no saber qué hacer si la situación se extiende: “no tengo los medios necesarios ni las herramientas para afrontar esta crisis”.
Graciela Santos es la mano mágica detrás de ‘Alma Casera’, un emprendimiento que produce conservas y productos dulces y salados. La docente jubilada vive de esto hace más de seis años, pertenece al grupo de artesanos de la Municipalidad y solo recibe ayuda de su marido en la cocina. “Actualmente, al estar suspendidas las ferias de la Municipalidad, las ventas se redujeron en un 90%. Son tiempos difíciles”, dijo la mujer de 63 años que vive junto a uno de sus hijos y a su esposo, quien es taxista y tampoco está trabajando.
“Tratamos de sobrellevarla como podemos, con impuestos sin pagar, tratamientos postergados, cuidándonos mucho, ofreciendo nuestros productos por internet y a nuestros vecinos, pero con mucha esperanza”, comentó la productora de mermeladas, arrope, jugos, escabeches, empanadillas y alfajores.
Con 64 años Julio César Palomino no descansa. El hombre que ingresó al mundo laboral como zapatero para pagar sus estudios en el Instituto Técnico, descubrió en su primera profesión su pasión y talento por las manualidades: “aprendí a dar vida a materiales sin expresión y a ponerles sentimientos”.
El artesano hace productos de todo tipo en madera, principalmente utilizando cardos secos y elementos naturales relacionados a los Valles: espejos, bandejas, lámparas, paneras, portatermos, etc. “Surgen pedidos a través de las redes sociales y eso genera ingresos que me permiten sobrellevar el aislamiento. Es un paliativo. Es difícil pero algo se puede producir”, comentó el creador de ‘Amaicha Artesanías’.
Araceli Mitrovich es una arquitecta que se animó a emprender su propio negocio en 2015: 'Friki'. “Comencé, con mucha vergüenza, a pintar macetas de barro. Mi motivación en ese momento era la necesidad de trabajar y luego me fui ampliando”, contó. A ella se le sumó su pareja y juntos lograron generar un stock de productos que requirió que abran un pequeño taller desde donde venden actualmente.
“Estamos atravesando esta situación como toda familia primeriza. No estamos trabajando desde el día cero porque al estar embarazada, soy del grupo de riesgo y con incertidumbre laboral”, comentó.
‘Sonkoy Artesanías’ es un emprendimiento de diseño y confección de productos de decoración en telas de aguayo, barracán y picote, que surgió en 2017. Liliana Paoletti lo creó con el objetivo de aumentar sus ingresos tras 20 años de trabajar en el sistema educativo. Presentarse en la Feria de Artesanos le dio un gran empujón a su negocio y la llevó a crear, junto a otros compañeros, la Asociación Civil de Emprendedores y Artesanos del Bicentenario.
“Este aislamiento nos pone en una situación complicada, de aprendizaje forzado, y hasta angustiante, sobre todo a los que viven del ingreso de su producción. Es momento de poner énfasis en los canales de venta y en las publicidades”, dijo.
‘Kala Espacio’ es un negocio que abrió sus puertas en Barrio Norte hace dos años, cuando comenzó a compartir tips de nutrición. Está ubicado en la misma cuadra en la que nació y creció su dueña, María Emilia Barrionuevo. Con el aumento de seguidores, la emprendedora se dio cuenta que tenía muchas consultas sobre la vajilla que ella utilizaba para sus posteos por lo que decidió dar un giro y vender cerámica artesanal producida en distintos lugares del país.
“Durante este tiempo al negocio lo manejamos en familia, con mis hermanas y mi mamá formamos un equipo para tomar decisiones y actuar”, contó Barrionuevo.
La licenciada en Nutrición, comentó que decidió cerrar el negocio dos días antes que se decrete el aislamiento obligatorio y que, por el momento, viene solventando los gastos fijos con sus ahorros y el sueldo de otro trabajo que tiene.
“Desde que arrancamos la situación económica del país en lugar de mejorar fue empeorando. El incremento de costos y la reducción del poder adquisitivo de la gente son situaciones que ya veníamos enfrentando hace tiempo. De todos modos esto no se compara con la situación actual en donde la parálisis de facturación y los costos fijos pueden complicar a cualquier emprendedor”, considera.
Flavia Marcela Rubolotta creó hace 10 años ‘Isidora’. En un primer momento, la exposición de los productos se hacía sobre un mantel en el suelo, que su dueña instalaba en la plaza Belgrano y en la calle Congreso. Su hija y ella diseñan y producen todo tipo de accesorios.
“Acostumbradas a viajar y a participar de diferentes ferias, esta cuarentena se nos está haciendo muy difícil. Estamos haciendo venta online, por Instagram y por Facebook, pero no es lo mismo que vender en la feria”, mencionó.
Mercedes El Juri, es una artesana que forma parte del equipo de feriantes que actualmente confecciona kits quirúrgicos para el sistema de Salud. Su emprendimiento se llama 'Popea Artesanías Infantiles' y comercializa cosas para niños.
“Estoy muy orgullosa de formar parte de este equipo y de poder contribuir. Cada una trabaja desde su casa y luego juntamos todo para formar los kits”, comentó la emprendedora que hace 20 años que se dedica a confeccionar muñecas.
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