Diseñadores tucumanos se las ingenian para mantener sus emprendimientos a flote

Diseñadores tucumanos se las ingenian para mantener sus emprendimientos a flote

Diseñadores tucumanos se las ingenian para mantener sus emprendimientos a flote

Muchos tornaron a la fabricación de barbijos, otros a terminar de armar sus páginas webs.

Camila Carceller
Por Camila Carceller 05 Mayo 2020

Al igual que los comerciantes de indumentaria, los diseñadores de moda se vieron directamente afectados por la pandemia. Artículos de temporada, vestidos de fiesta, trajes, accesorios, grandes producciones tuvieron que frenarse o ralentizarse por la incertidumbre del mercado. A pesar de eso, el aislamiento despertó en muchos nuevas inspiraciones en las que comenzaron a enfocarse.

Eugenia Flores se dedica hace 13 años al diseño de indumentaria. Tiene actualmente un atelier de alta costura y un negocio de diseño de uniformes empresariales. Estas no son sus únicas fuentes de ingreso ya que siempre está pendiente de sumar nuevos productos y servicios a su empresa. “Siempre tuvimos la tecnología como aliada, mucho ‘Webinar’, ‘Capacitaciones In Company’ y ‘docencia de Diseño on line’”, contó y comentó que debió reprogramar algunas fechas de clientas del Altelier y comenzó a fabricar productos que la situación amerita como tapabocas.

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“Esto es algo único, inédito, creo que nunca pasé algo similar, pero me voy conociendo cada vez más, como profesional y como mujer. Lo estamos sobrellevando bastante bien, teniendo en cuenta el contexto, estamos pudiendo cumplir con nuestros compromisos económicos”, aseguró. La diseñadora de 35 años adelantó que su agenda está organizada como si este parate fuera a durar hasta diciembre: “la idea es seguir sumando productos y servicios adaptados a estas épocas.

Mariana Ulla tiene 31 años y es dueña de ‘Ula’, un emprendimiento que nació con el diseño de indumentaria urbana en 2009 y se tornó a ropa de gala, años después. Mariana participa en todo el proceso de producción: diseña las prendas, hace los moldes, elije las telas, corta y confecciona una parte de producto. Del resto se encargan los talleres.

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“La cuarentena fue un golpe muy fuerte porque desde el año pasado venía trabajando en un nuevo proyecto con unas colegas y teníamos todo organizado y presupuestado para arrancar a fines de marzo. No solo quedó parada la comercialización de mi marca sino también todo lo que gestionamos para este nuevo proyecto”, contó.

Mariana es otra de las que apostó a los “productos del momento” y comenzó a comercializar tapabocas de diseño. “En plena incertidumbre y angustia me puse a hacer barbijos de tela para mi familia y así se fueron sumando los pedidos. En estas semanas fue incrementado de forma que trabajo 10 horas por día. Gracias a esto pude cubrir mis gastos fijos, generar ingresos y dar trabajo a otras personas”, mencionó.

‘Sin Género’ es una pyme de ropa de diseño que no está fabricada ni para hombre ni para mujer exclusivamente. Las prendas se venden a través de las redes sociales y en algunos negocios instalados. El ideador es Lucas Onderwood, un joven diseñador de 26 años tucumano.

“La ropa que diseño, en general, se usa mucho para ir a fiestas electrónicas o festivales y, con todo esto, eso me afectó. Fue un golpe de entrada”, considera, pero a la vez es optimista y agradece no tener grandes gastos fijos que hoy no pueda pagar: “no voy a bajar los brazos, tendré que aguantar”.

“Hace un año y medio decidí abrir una sedería, pero sin descuidar la alta costura que siempre fue mi fuerte. Son mis únicas fuentes de ingreso, por lo que estoy parada totalmente”, expresó Viviana López, otra diseñadora tucumana que lleva años en el rubro.

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La, también, profesora de Educación Física, asegura que no recibe ningún tipo de ayuda económica y que está solventando los gastos fijos con los ahorros que iba a destinar a la inversión de su último negocio.

“Es un momento tristísimo para todo el mundo, pero debemos cuidarnos y cuidar al otro. Es real que quedaremos devastados económicamente, pero aun así estoy tratando de juntar fuerzas para el retorno de las actividades”, agregó.

Aye Caram es estudiante de diseño y hace dos años emprendió ‘Jacinta Pirula’, una marca de diseño independiente. Su negocio la empujó a dejar la carrera de abogacía y dedicarse a lo que realmente le apasiona: la moda. Así fue que comenzó a estudiar la carrera de diseño de Indumentaria y Textil en la UNT.

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“Parte de mis ingresos dependen de la marca. En este momento tuve que darle una vuelta de rosca y amoldarme así que comencé a diseñar barbijos personalizados”, contó la periodista de moda de 28 años.

Fernanda Saravia y su socio Sergio tienen un negocio de confección de indumentaria deportiva y escénica llamado ‘FS indumentaria’. El aislamiento afectó al negocio igual que el parate en el mundo artístico, lo que los obligó a amoldar sus productos a las nuevas demandas: “fabricamos barbijos, trabajamos en modelos de batas, de cofias, de camisolines y soy voluntaria en los proyectos de confección de Salud”.

Diseñadores tucumanos se las ingenian para mantener sus emprendimientos a flote GENTILEZA SERGIO ORELLANA/ FS INDUMENTARIA

La utilización de telas especiales para cada uno de los trajes también afectó a los diseñadores que, no pueden importar los materiales especiales que antes traían para confeccionar los trajes de los artistas y deportistas de la provincia y del país.

Los socios aseguraron que la extensión de la cuarentena complicaría mucho su situación y que la adaptación una vez que todo comience a normalizarse, será difícil. “Hoy por hoy estamos sacando todas las habilidades de la galera para atravesar esta situación sin llegar a un quiebre total”, cerró Fernanda.

Complementos

Kusto nació como un hobbie y se fue transformando de a poco en un gran emprendimiento. Con solo dos años, ya se expandió por el país y tiene sucursales en varias provincias. Sus dueños son Gustavo Wagner e Indiana Castellanos. Él se hace cargo de la parte de gorras y ella, de los sombreros.

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El emprendimiento está desarrollado en un showroom y su fuerte son las ventas por redes sociales, por lo que no representa un gasto fijo extra para la pareja. “Tenemos un sentimiento de ambigüedad, por no poder llegar al púbico de la misma forma. La gente tiene la cabeza puesta en otro lado y, si bien las ventas no están siendo las mismas que meses atrás, estamos tranquilos porque no tenemos superestructuras que mantener y también porque cada uno tiene su sueldo fijo por sus trabajos en relación de dependencia”, contó el abogado.

Wagner además especuló con la posibilidad de terminar de cargar la tienda online de la marca, en caso de que el aislamiento se extienda mucho más.

Lu Bocoy hace todo tipo accesorios. Su marca lleva su nombre y nació como un emprendimiento para amigas y la familia. “En 2016 logré conseguir mi primer cliente mayorista en La Pampa y hoy estoy vendiendo en locales multimarcas de otras provincias”, mencionó.

La diseñadora confiesa que al principio de la cuarentena tenía mucho miedo, pero que después se puso las pilas y comenzó a lanzar descuentos y promociones para atraer clientes. Cosa que funcionó y dio pie al diseño de tapabocas: “tenía telas que había usado en una colección anterior y empecé a hacer barbijos. Tengo muchos pedidos y eso es lo que me está ayudando a solventar los gastos fijos”.

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La emprendedora además se mostró preocupada por la situación de los grandes comerciantes que son quienes le compran a ella sus accesorios: “si ellos cierran no me compran, y si no me compran no tenemos como mantenernos”.

Graciela Vera es modista, trabaja en su casa y vive de esa actividad. Últimamente creció la cantidad de gente que la busca para arreglar algunas prendas que no usaban pero que tampoco pueden volver a comprar. “Al tener facilidad de confeccionar y arreglar me puedo dar vuelta, pero no es el mismo ingreso que antes”, dijo.

Segunda Mano

Rocío Arredondo Pensotti es dueña de ‘#The 2nd Hand Project’, un emprendimiento de curación y rediseño de indumentaria que se instaló en la provincia hace un poco más de un año. “El proyecto es mi mayor fuente de ingresos. Además hago trabajos de estilismo en moda, que es algo que me apasiona”, contó.

La joven diseñadora de moda asegura que afortunadamente no dejó de trabajar: “tuve que hacer cuarentena de 15 días cuando comenzó el aislamiento porque justo llegué de viaje y, al estar encerrada en mi cuarto, encontré herramientas para desenvolverme y no parar”.

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“Es una situación que paraliza, pero luego empuja a reinventarse, a mejorar, a no quedarse atrás, a seguir empujando por lo que uno ama”, concluyó.

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