Por la cuarentena, recibidas a la distancia y con barbijos

Por la cuarentena, recibidas a la distancia y con barbijos

Con cambios a último momento, ingenio para parchar las carencias y una gran ayuda de la tecnología los estudiantes universitarios logran recibirse pese a la cuarentena. Se trata de cierres de etapa que se modificaron por completo a raíz del coronavirus.

POR ZOOM. La ex estudiante Carmina Pérez Bertolli, minutos antes de iniciar la exposición digital de su tesis. POR ZOOM. La ex estudiante Carmina Pérez Bertolli, minutos antes de iniciar la exposición digital de su tesis.

Desde chico, a Gabriel Quintero le gustaba vendar y curar a sus muñecos ante cualquier caída. Fue un interés que lo llevó a ingresar a la carrera de Medicina. Hubo días cargados de presión, y otros en que las prácticas lo mantenían en vilo. Finalmente, el jueves 19 de marzo le tocó recibirse.

24 botellas de alcohol, pintura de colores, huevos, una deforme rasurada y el clásico paseo por el microcentro encima de un auto fue el saldo de su recibida. Luego, le siguió la juntada con amigos y otra tanda de cerveza y felicitaciones. “Sabía de la situación crítica que implicaba el coronavirus y charlabamos del tema en las unidades docentes hospitalarias, pero jamás pensé que ese vaso de cerveza iba a ser el último con amigos por un tiempo”, comenta Gabriel. Un día después, el aislamiento social obligatorio fue decretado.

“Estos meses me hicieron darme cuenta de lo importante que es la vocación profesional y el espíritu comunitario. Me recibí en una época de malestar gigante; con lo justo diría. Ahora cuento con un título para poder prestar contención a quienes lo necesiten”, agrega el futuro médico residente.

Maldecir, pensar en la cuota, estar hasta la coronilla de videollamadas, contemplar las posibilidades y ver un hueco negro en sus curriculums sin palabras como “licenciado” o “técnico”. Le pasó a cientos de tucumanos que miraban con ojeras y ansiedad la recta final de sus estudios. Para ellos la cuarentena también pegó duro: ¿y la recibida en dónde está?

La noche anterior, Florencia Alonso cayó tan exhausta a la cama que no tocó el celular. Por la mañana, el despertador sonó y la rutina comenzó: se vistió, ordenó su mesa de estudio e incluso tuvo tiempo para disfrutar de un desayuno casero. Recién, luego de cinco meses de evaluaciones y parciales, podía experimentar una sensación de calma.

Poco le duró. Con la última tostada, comenzaron a llegar las llamadas de familiares y las consultas de compañeros. Ese fue el sacudón informativo que ancló a la estudiante de Comunicación Social a la nueva realidad nacional. Automáticamente le siguió el contacto con sus directores de tesis. “Se adelantaron los horarios para rendir. Tenés que estar dentro de tres horas en la universidad. Si no habrá que contemplar otros métodos”, explicaron del otro lado de la línea.

“Se suponía que exponía a las 19, y se cambió para las 13 por una cuestión protocolar. A partir de ahí, con la cuarentena social ya nadie podría ir a clases ni gestionar estos eventos. Salí a las apuradas y expuse ante apenas algunos conocidos, todos ellos distanciados entre tres bancos de distancia”, rememora la ahora licenciada en Comunicación Social.

La parte tragicómica vino después. “Tenía mucho miedo de contagiar a mis abuelos y bisabuela al regresar así que me olvidé de la tirada de harina masiva y la exposición. Apenas me dieron la devolución regresamos al departamento. En la camioneta puse un cartel de recibida y el mayor festejo fue tocar bocina hasta llegar a la avenida Alem”, detalla.


Abrazos desde Zoom

Con ánimos de perpetuar el aprendizaje, las clases y recibidas virtuales a través de aplicaciones se volvieron una herramienta oportuna para las instituciones educativas. Carmina Pérez Bertolli -ex estudiante de Ciencias Físicas en la UBA- se graduó así.

Su tesis (que involucra montañas, radiación y partículas energéticas) fue expuesta en una videollamada desde Zoom durante la segunda semana de abril. “Cuando surgió lo de coronavirus no imaginé llegar a esta instancia de cuarentena completa o que afectaría mi graduación. Ha sido muy distinto a lo que imaginaba”, comenta la profesional tucumana.

El primer cambio fue acostumbrarse a charlar con los pequeños cuadrados que hacían de directores, jurado y allegados. “Fue gracioso porque en las defensas de tesis, al concluir con las preguntas, te hacen salir para determinar una nota. Lo mismo pasó acá: me hicieron salir de la reunión virtual y por mensaje me indicaron cuando volver a entrar así recibiera la nota”, agrega.

El “aprobado” final lo disfrutó durmiendo y charlando con su hermana: sin pena ni gloria, aunque con ganas de prestarle revancha a los festejos. Lo bueno es que también hubo algunos permitidos. “Si bien me maquillé y puse algo que no sea el pijama, como no me iban a ver defendí mi tesis en medias”, acota divertida Carmina.


Casual

Ante los inconvenientes kilométricos, el ingenio es importante. En su trayectoria académica, al ingeniero agrónomo Gonzalo Bas Nahas (37 años) le quedaba la recta final de un nuevo logro: obtener el magister scientiae en viticultura y enología.

INGENIO. Gonzalo Bas Nahas se recibió explicando su investigación en un pizarrón casero hecho con cartulinas. INGENIO. Gonzalo Bas Nahas se recibió explicando su investigación en un pizarrón casero hecho con cartulinas.

La defensa iba a ser en la Universidad de Cuyo (Mendoza) y luego se transferiría a Francia, lugar en que desarrolló su investigación. La fecha estaba pautada para el día 15 y debido a las restricciones de movilidad había que ingeniárselas. “Ante la falta de recursos, armé un pizarrón usando cartulinas blancas y un pedazo de madera MDF. Todas las acotaciones o aclaraciones que pedía el jurado las hice ahí”, describe el docente e investigador de la UNT.

La cita terminó al mediodía y aquel espacio de debate volvió a ser la oficina hogareña que Gonzalo comparte con su esposa y funciona -a veces- de guardería para Genaro, de un año. El festejo fue íntimo y especial. “Mi pareja cocinó asado y comimos juntos. La idea inicial era viajar y juntarme con el resto de colegas de la maestría, pero fue una grata celebracion en familia”, afirma el profesional. Irónicamente, el vino quedará para otro momento.

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