08 Abril 2020
DISFRUTA CON SU TRABAJO. “Me encanta lo que hago”. asegura Milagro Tejerizo, la tucumana que realiza la residencia de obstetricia en el Hospital Naval.
El nacimiento de un bebé es único, maravilloso. Y si llega al mundo en medio de una pandemia, con medidas extremas de seguridad, las sensaciones son difíciles de narrar. Es como un milagro que muestra que más allá del dolor y el sufrimiento por la muerte de tantas personas siempre hay un pequeño ser que llega para iluminar la vida de sus padres. Milagro Tejerizo es una joven médica tucumana que realiza su residencia de obstetricia en el Hospital Naval, en Buenos Aires, y afirma que en cada caso que atiende se renueva la esperanza de que la pandemia pueda ser derrotada y que nada pueda frenar la la emoción que se siente en una sala de parto.
“Soy una romántica. Nunca dejo de emocionarme cuando nace un bebé. Comparto esa sensación con los padres”, cuenta la ex futbolista de Atlético, que dejó de lado transitoriamente su pasión por la redonda para dedicarse a la obstetricia. “Me encanta lo que hago y esto se lo debo fundamentalmente a los profesores que tuve. Ellos me transmitieron sus conocimientos y contagiaron la pasión cuando tenía que definir el rumbo que iba a tomar mi carrera”, indicó durante la charla telefónica que mantuvo con LG Deportiva.
La pandemia no alteró el trabajo de Milagro. El número de nacimientos no se modificó en los últimos días en el hospital. “Nosotros estamos al margen de lo que sucede con el coronavirus. Cumplo nuestra misión tomando los recaudos necesarios y respetando el protocolo. Una vez que nacen los bebés, y si no hay problemas, se les da el alta al igual que a las madres para que vayan a su casa y cumplan con el período de cuarentena”, explicó. Desde que comenzó el aislamiento obligatorio muchos recién nacidos no pudieron ser conocido por los familiares y fueron “presentados en sociedad” por medio de fotos o videos.
BUENOS RECUERDOS. Volver a jugar en Atlético es el próximo objetivo.
Apenas comenzó la residencia, la cirugía se robó la atención de la tucumana. “Me gusta. Tiene algunos puntos en común con el fútbol: hay que prepararse todos los días para mejorar. Además, mi especialidad está muy ligada a las cirugías”, explica.
El orgullo de ser médica
Si bien se mantiene al margen de la atención de pacientes con coronavirus, ella sabe que tal vez tenga que ponerse al frente de la lucha como lo hacen otros médicos. “Ya nos avisaron que nos van a preparar para estar listos en caso de que tengamos que asumir la responsabilidad. Algunos colegas tuvieron que ser aislados en los últimos días y esos lugares hay que cubrirlos. Me enorgullece lo que están haciendo los médicos argentinos y si tengo que asumir la responsabilidad lo haré con gusto”, indicó.
El departamento donde vive lo comparte con su hermana Lucía, que estudia Comunicación. “Cuando vuelvo del trabajo tomo los recaudos necesarios. Higiene, ropa limpia y mucho cuidado es lo imprescindible para evitar el contagio”, destaca.
Desde que llegó a Buenos Aires el fútbol quedó relegado a un segundo plano. “No juego de manera oficial. Antes del aislamiento nos reuníamos con un grupo de amigas para disputar fútbol 5. Extraño. Es lógico. Apenas vuelva a Tucumán, una vez que finalice la residencia, espero retomar la carrera”, señala la ex jugadora “decana”.
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