Andrés Lamas: "no sé que pasará después del fútbol; si pudiera no parar, lo haría"

Andrés Lamas: "no sé que pasará después del fútbol; si pudiera no parar, lo haría"

ANDRES LAMAS. En uno de los entrenamientos con Atlético, en Ojo de Agua.

El uruguayo se despidió de Atlético hace cinco meses, pero sigue eligiendo Tucumán para vivir.

Camila Carceller
Por Camila Carceller 14 Noviembre 2019

Ir al vestuario, competir y entrenar, son las cosas que más disfruta y, ahora, que más extraña. Andrés Lamas, el ex jugador de Atlético, no pisa una cancha desde hace al menos cinco meses. Su contrato con el equipo de 25 de Mayo y Chile terminó en junio y, hasta el día de hoy una lesión lo mantiene enfocado en tareas de recuperación. Aún siendo un jugador libre (sin club), el uruguayo sigue eligiendo Tucumán para vivir. 

"Tengo el orgullo de decir que estuve en el mejor momento de Atlético. Me encontré con la calidez de la gente y eso vino de la mano del momento que vivía el club", consideró Lamas. 

"Los últimos meses jugué con una lesión que pensábamos que era tendiditis, y cuando terminé el contrato me volví a hacer una resonancia y arrojó que tenía rotura de tendón, así que me fui a operar a España", contó el "charrúa". Por la intervención quirúrgica, el jugador debe hacer rehabilitación hasta diciembre y, por lo tanto, esperar a que le den el alta completa para buscar club.

Lamas está casado hace 11 años y tiene tres hijos, la más chiquita nació en Tucumán. En su estadía en la provincia, los dos más grandes comenzaron el colegio, en Yerba Buena, y su esposa un emprendimiento de decoración de fiestas infantiles. Es por ello que quedarse, fue la mejor opción para llevar a cabo la recuperación, sin modificar una vez más la vida de toda la familia: "hablamos y pensamos que lo mejor era quedarnos acá. Es un lugar lindo para que crezcan los chicos y no queríamos generarle un corte a mitad de año".

Toque Mágico nació este año como un proyecto de su esposa para decorar fiestas infantiles y armar mesas dulces, algo que está muy de moda en nuestro país: "lo bueno es que si nos volvemos a Uruguay, esto lo podemos llevar. Ahora que no estoy jugando, hago de asistente", contó riéndose. 

"Si la vida del jugador de fútbol es difícil, la de su esposa peor. Va atrás de él y deja todo. Se arriesga a no hacer lo que a ella le gusta, sólo para acompañarte", opinó. 

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En su carrera, pasó por varios continentes y países que no siempre disfrutó. El lugar más feo en el que le tocó estar fue en Suiza: "era hermoso, yo viví literalmente en una postal. Pero eran muy fríos, tenían horarios diferentes y un montón de reglas raras a las que nos costaba adaptar". Y agregó: "creo que es el único lugar del que mi esposa me pidió por favor que nos vayamos". 

Con mate en mano y sus hijos corriendo alrededor, Lamas recuerda su infancia en la calle Atanasio Laprida 2830, en Montevideo: "mi primer recuerdo de vida pateando una pelota es a los cuatro años".

"La calle de mi edificio era cerrada y nos pasábamos el día jugando ahí. Éramos muchos nenes. Todavía me acuerdo de los pelotazos contra el portón verde de la embajada de España que estaba justo ahí, al final de la cuadra", agregó. 

Estuvo en equipos como River y Fénix hasta que llegó a inferiores. Se acuerda que en aquel momento el cambio fue grande y el sacrificio también: "es difícil para un adolescente, empezás a sufrir el esfuerzo. Hay que dejar de salir, de juntarse tanto como antes y concentrarse". "La vida lo fue llevando" hasta que un día llegó a Primera. 

Su paso por Defensor Sporting lo marcó: "fueron 10 años que me hicieron querer a la institución y hacerla parte de mi vida. Hoy soy hincha de Defensor y creo que mi carrera debería terminar ahí". 

El "zurdo" destaca que, como en muchos países, la mayoría de los jugadores uruguayos provienen de un contexto social bajo y que, si bien ese no fue su caso, los de algunos de sus amigos sí: "yo tuve otras ventajas, como ir a un colegio privado. A mis viejos no les sobraba pero tampoco me faltó nunca nada". 

"De ese Andrés pequeño quedan muchas cosas, sigo teniendo ilusión, sueño, esas ganas de competir", dijo.

A pesar de las adversidades, el jugador aseguró que el fútbol es el trabajo de su vida y que si le diera el cuerpo, no lo dejaría nunca: "si pudiera no parar, no pararía. Agradezco día a día la dinámica que me dio el fútbol. Me ayudó a ser la persona que soy, a ser feliz". 

"Ojalá esto nunca se termine pero indudablemente ya estoy en la recta final. No sé qué pasará después del fútbol. Todavía no sentí nada tan fuerte por otra profesión, como el día que entré a la cancha", finalizó.

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