Hisopo, mitos y verdades

Hisopo, mitos y verdades

19 Octubre 2019

La caja de hisopos forma parte del inventario estable de la mayoría de los baños, ya que muchísima gente los utiliza como parte de su rutina de limpieza. ¿Realmente sirven? ¿Pueden generar consecuencias adversas en el oído? ¿Existen otras alternativas? Santiago Alberto Arauz, médico otólogo y neurotólogo en el Instituto Otorrinolaringológico Arauz revela los principales mitos y verdades respecto de su uso.

La cera es sinónimo de suciedad y hace mal al oído. Mito

Aunque las personas suelen asociar la cera con una higiene insuficiente, lo cierto es que tiene funciones específicas para proteger el oído, entre ellas, hidratar la piel de su interior, evitar el ingreso y acopio de polvo en el canal auditivo y prevenir infecciones.

La acumulación de cera puede requerir la intervención profesional. Verdad

Si por alguna razón, alguien tiene un exceso de cera, denominado clínicamente como “ceruminosis”, deberá recurrir a un especialista y no tratar de resolverlo por su cuenta con hisopos. En caso de ser necesario, los otorrinos tienen dispositivos y técnicas para remover la cera sin lastimar el oído.

El hisopo puede “empujar” la cera al interior del oído en vez de removerla. Verdad

En el imaginario colectivo, el hisopo sirve para retirar el exceso de cera, pero en realidad, si se introduce de manera errónea en el canal auditivo, podría “empujarla” hacia su interior ocasionando problemas de audición temporarios, zumbidos y hasta sensación de malestar e inestabilidad. Es por ello que muchos recordarán a sus madres o abuelas recomendando otros métodos de limpieza como una toalla húmeda, un pañuelo o un poco de algodón, siempre en la zona externa. “Como alternativa al hisopo, se puede mezclar agua oxigenada y agua tibia en partes iguales e irrigar el oído con esta solución, limpiando la parte exterior con una gasa o toalla limpias una o dos veces al mes”, detalla Arauz. Además, recomienda realizarse un chequeo anual y consultar de inmediato ante síntomas como pérdida de audición, zumbidos y picazón aumentada.

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