En 10 minutos y seis disparos salió la foto más famosa del rock

En 10 minutos y seis disparos salió la foto más famosa del rock

Cuenta la leyenda que los músicos estaban mucho más concentrados en completar el disco, el último que grabaron juntos, que en procurar una gran imagen para la portada del álbum. Iain Macmillan, un fotógrafo escocés sugerido por Yoko Ono, apretó el obturador sin imaginarse que estaba dibujando un emblema de la cultura popular.

Julio Marengo
Por Julio Marengo 14 Septiembre 2019

“Se suponía que debíamos estar grabando, no posando para fotos Beatle. En eso estábamos pensando”.

Algunos años después del 8 de septiembre de 1969 le preguntaron a John Lennon qué les atravesaba la cabeza mientras cruzaban la senda peatonal de la calle Abbey Road. Una respuesta seca pero sincera dejó entrever la importancia que le dieron a la imagen que ilustró la portada del disco: lo que querían era hacer el mejor álbum de sus vidas, no fotos. Aún así, y con una producción casi nula, esa imagen se convirtió en la más icónica de la banda y en un emblema de la cultura popular. Esa calle forma parte del imaginario colectivo, de una época, y rápidamente se convirtió en un sitio de interés turístico que perdura hasta la fecha, medio siglo más tarde.

John Lennon, Ringo Starr, Paul McCartney y George Harrison salieron ese día de sus respectivas casas y se encontraron en los EMI Studios, que en 1985 serían renombrados como Abbey Road Studios. Alrededor de las 11.30, el fotógrafo Iain Macmillan consiguió sacarlos a la calle para hacer la foto de la portada. Eligieron ese horario porque la banda solía grabar a la siesta y era el momento en el que aparecían los fans.

La única producción que tuvo la foto más famosa del rock fue que la policía detuviera el tránsito durante unos 10 minutos. Todo lo demás era natural, incluso la ropa que cada uno vestía era con la que había salido de su casa. Los músicos pasaron cuatro veces de un lado a otro de la calle y sólo hubo un cambio en una de las tomas: McCartney descalzo y McCartney con sandalias.

Macmillan había llegado a la banda de la mano de Lennon, quien a su vez lo había conocido por Yoko Ono. McCartney tenía una idea de lo que querían como portada y le dio un boceto unos días antes, y él hizo sus aportes. Seis disparos con su cámara, subido a una pequeña escalera, lo convirtieron en uno de los fotógrafos más afamados del mundo artístico. Todo lo demás quedó a cargo de la mística beatlemaníaca.

El Escarabajo

Al parecer, el auto siempre estaba ahí. Incluso habrían tratado de que lo movieran para la foto, pero nunca encontraron al dueño. Años más tarde fue subastado y se tejió toda una teoría incomprobable sobre la patente. En la teoría de McCartney muerto, la matrícula LMW 281F significaría Linda McCartney Widow (viuda Linda McCartney) mientras que el 281F se lee como 28 if…(28 si…) aludiendo a los años que tendría el músico si no hubiera muerto, lo cual no es preciso porque en ese momento tenía 27.

Del Everest a Abbey Road

McCartney había sugerido que el disco se llamara Everest y que la foto fuera tomada en el Monte Everest.  Pero los ánimos del grupo eran tan escasos que optaron por lo que tenían más a mano: la calle Abbey Road.

El fotógrafo

Iain Macmillan, artista escocés afincado en Londres, había sido el fotógrafo de Galería Indica, de Yoko Ono, y ella le sugirió a Lennon su nombre para la portada de “Abbey Road”. Más allá de sus trabajos anteriores y posteriores, este fue su máximo “hit”.  

El patrullero

El vehículo negro que aparece en el álbum es el patrullero en el que llegó la policía para cortar por 10 minutos el tránsito en Abbey Road. Y ahí quedó, formando parte de la historia de la música.  

El colado

Paul Cole, un desconocido hasta ese momento, estaba de vacaciones junto a su esposa en Londres. Cansado de los museos, dejó a su mujer y salió a caminar por Westminster. Encontró un patrullero estacionado y se detuvo a charlar con el oficial. En ese mismo momento, Iain Macmillan apuntaba su cámara.

El sacerdote

Lennon, el único de blanco de pies a cabeza y liderando la caminata por el paso de cebra, fue apuntado como “el sacerdote” que dirigía el ritual del entierro.  

Ritual de sepultura

El mito más difundido sobre la tapa del disco es que simboliza el ritual de entierro de McCartney, de quien se decía que había muerto y que había sido reemplazado por un doble.

El sepulturero

George Harrison, el único vestido de pantalón y camisa de denim, representaría al sepulturero en la teoría del entierro de McCartney.

El difunto

En la quinta toma, la que finalmente quedó, McCartney estaba descalzo, lo que simbolizaría que estaba muerto. Desde la contratapa del disco “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band” (1967), donde el bajista aparecía de espaldas, se abonaba la teoría de que había fallecido.

De negro

Ringo Starr, de traje negro, representaría el encargado de llevar el féretro en la teoría del muerto y la sepultura.

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