Una de las bebidas más antiguas del mundo se fabrica en Tucumán

Una de las bebidas más antiguas del mundo se fabrica en Tucumán

Dos amigos fanáticos de la cultura medieval producen hidromiel, el “néctar” de los dioses vikingos.

Fue la bebida preferida del general romano Julio César, allá por el siglo I a.C. Se estima que tiene 5.000 años de antigüedad. Y ahora se produce acá, en Tucumán.

Quienes decidieron rescatar a la hidromiel del pasado son Lucio Clerici (33) y Carlos Hermosilla (33). “Se parece a un vino dulce. El registro más certero de su existencia son cuernos vacunos que datan del año 2.100 a. C. en donde se encontraron restos de la bebida”, le cuenta Clerici a LA GACETA.

Los productores son amigos fanáticos del mundo del medioevo y la literatura fantástica de Tolkien (autor de las novelas clásicas El Hobbit y  El Señor de los Anillos entre otros títulos famosos). Luego de varias participaciones vendiendo artesanías en ferias medievales, se propusieron incursionar en la fabricación de la hidromiel. Se capacitaron, obtuvieron los permisos, experimentaron, y lograron materializar la bebida milenaria. Todavía producen cantidades pequeñas, por lo que sólo la comercializan en ferias de artesanos.

Aunque por ahora lo ven como un hobbie, se ilusionan con que bien recibida por los tucumanos: “si a la gente le gusta la idea queremos empezar a vender en los bares, por eso la planteamos como una marca que es Bragi, en honor al dios nórdico de la poesía”, dice Hermosilla.

Historia

La hidromiel está elaborada a partir de la fermentación de la miel. Generalmente tiene una graduación alcóholica del 12%.  Fue consumida por las civilizaciones más antiguas como egipcios, griegos, celtas y romanos. En América, los Mayas también consumían un tipo de hidromiel que era considerado un elixir sagrado.

Sin embargo, fueron los vikingos quienes hicieron conocida su existencia y desarrollaron distintas variedades utilizando, además de miel, diversas hierbas y frutos. Estaba fuertemente ligada a su mitología, era una bebida sagrada y la que se consumía en el Valhalla o Palacio de los dioses, según sus creencias. “Era ingerida por los guerreros de élite vikingos para entrar en un frenesí violento antes de ir a la batalla”, cuenta Hermosilla. Se conjetura que estos guerreros, llamados berserkers, mezclaban el aguamiel con sustancias alucinógenas para volverse más temerarios en la lucha.

Pero no sólo se embriagaban para el combate, también para el amor: “luego de la unión de las parejas, existía un período en donde ambos debían consumir grandes cantidades de hidromiel como un ritual de fertilidad para tener hijos. De ahí viene el término ‘luna de miel”, detalla uno de los productores.

A lo largo de la historia, la hidromiel fue perdiendo terreno frente al vino y la cerveza. Hacia el año 1.700 su consumo era casi inexistente. Sin embargo, en Europa es una bebida fácil de encontrar y hay varias marcas. “En Argentina se produce muy poco, sólo en el sur del país, pero se la suele importar. En Europa hay un vínculo muy fuerte con lo medieval, entonces es mucho más común encontrar estas bebidas antiguas”, concluye Hermosilla.

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