El tránsito frente a las escuelas sólo se ordena cuando aparecen los inspectores

El tránsito frente a las escuelas sólo se ordena cuando aparecen los inspectores

Desde que se implementó la nueva ordenanza sancionan por día a 100 conductores y acarrean 40 vehículos.

SANTIAGO AL 200. Si bien ahora se la ve despejada, siempre en esta arteria estacionaban autos o motocicletas frente a la escuela Mármol. SANTIAGO AL 200. Si bien ahora se la ve despejada, siempre en esta arteria estacionaban autos o motocicletas frente a la escuela Mármol.

Se puede hablar de otro paisaje para el que no tiene el ojo acostumbrado a andar diariamente por esas zonas. Hay menos autos en doble fila o estacionados frente a los establecimientos educativos públicos y privados dentro de las cuatro avenida de San Miguel de Tucumán. Y para aquellos que surcan la ciudad todos los días el tránsito luce un poco más fluido. Lo que ha pasado es que desde el 11 de marzo, cuando se iniciaron las clases, comenzó a regir una nueva ordenanza que busca ordenar el tránsito frente a escuelas y colegios. Hay buenos resultados, pero todavía falta. Sucede que por día, unos 40 vehículos son acarreados en esos espacios. Esas cuadras ahora están “liberados” sólo para el ascenso y descenso de escolares en el horario de 7.30 a 19.30.

BALCARCE AL 300. Más libre para el ascenso y descenso de alumnos. BALCARCE AL 300. Más libre para el ascenso y descenso de alumnos.

Uno de los lugares más polémicos en donde pareciera que nadie lee los carteles -tanto el que indica la prohibición como el de la parada de ómnibus- es Junín al 600. Allí está el Juvenil Instituto Moderno (JIM), que incluye todos los niveles de enseñanza (hasta terciario en horario nocturno). La doble fila -hasta triple- no se ha erradicado. Y Enrique Romero, subsecretario de Tránsito y Transporte Operativo Municipal lo reconoce. Argumenta: “en ese lugar nos cansamos de poner multas. Son los más rebeldes. Estacionan mal”.

Las autoridades del JIM resaltaron que en esa cuadra no colocaron los carteles amarillos que alertan sobre la prohibición, entonces no se vieron cambios. Sin embargo, a la vuelta, sobre Marcos Paz, donde se encuentran los jardines de la misma institución, sí han marcado la prohibición y el efecto positivo es visible. Lucrecia Llobeta, directora del Nivel Inicial del JIM, destaca el orden y el hecho de que los padres estén respetando la norma, Pero igual destaca que el tránsito es caótico, más aún en los horarios de entrada y salida. “Vi agentes, sobre todo al inicio de las clases. Pero ahora se los ve poco. Al municipio le pediría que sigan manteniendo los controles, nada más”, agrega.

En un recorrido que hizo LA GACETA, se pudo advertir pocos autos “dormidos” en las cuadras prohibidas: sí se vieron taxis en doble fila que subían pasajeros y el tránsito poco fluido en distintos tramos de la Monteagudo. “A los inspectores les digo que manejen los semáforos manualmente para descongestionar. Además, hay cuatro grúas recorriendo las zonas que no llegamos a cubrir con inspectores. Hemos puesto un promedio de 100 multas por día”, opina Romero.

El autor de la ordenanza (4981/2018) que establece la prohibición de dejar autos estacionados frente a los colegios, Raúl Pellegrini, cree que se ha avanzado mucho en el objetivo central de la norma: “más allá de que hemos ganado fluidez, estamos asegurando el ingreso y egreso de los niños a sus escuelas y colegios. De todas formas hay personas que hacen lo que quieren, se manejan de una manera inescrupulosa”.

MARCOS PAZ AL 600. El jueves, sin autos estacionados en la cuadra. MARCOS PAZ AL 600. El jueves, sin autos estacionados en la cuadra.

En avenida Sarmiento y Virgen de la Merced también notaron los cambios. Allí está ubicado el Colegio Santa Catalina, que aunque se encuentra justo en el margen de las cuatro avenidas (sector en el que rige la norma) también está incluido en los controles de Tránsito. Las autoridades del Colegio comentaron que por la mañana hay orden pero que una vez que los inspectores se retiran vuelve el caos. “Somos hijos del rigor, si no ven a alguien poniendo orden se comportan como quieren”, añaden. Ahí, como en muchos lugares de la ciudad, se necesita el agudo silbato de los inspectores para que se “den cuenta” de la norma que no están atendiendo.

> PUNTO DE VISTA

Cómo dejar de ser transgresores

NATALIA GEREZ

Psicóloga

Argentina está entre los países con mayores índices de accidentes de tránsito. Y las infracciones son una más de las conductas que tenemos en torno al orden de la transgresión. Hemos naturalizado colarnos en una fila, pasear al perro y no levantar lo que ensucia... En el tránsito pasa lo mismo: autos estacionados en doble o triple fila en el horario de ingreso escolar y motociclistas sin usar luces ni casco que paran en la senda peatonal. En la calle está la sensación que tenemos el reloj en nuestras espaldas y eso nos hace pensar y sentir que podemos quebrantar las normas. Parece que vivimos en una anomia (falta de normas) y eso se ha naturalizado hasta en nuestros hijos. Pero a veces somos hipócritas: cuando viajamos a Chile -por ejemplo- cumplimos con las leyes y resaltamos el trabajo de los carabineros que ponen severas multas. Y acá no le hacen la VTV al auto, porque parece que prevalece la frase “hecha la ley, hecha la trampa”. Freud habla de que la cultura es la suma del total de los logros y dispositivos que responden a dos propósitos: uno es la protección del hombre contra la naturaleza y el otro es la regulación de las relaciones de los hombres entre sí. Entonces, se construye sobre la renuncia instintiva. Porque vivir juntos requiere una restricción de la libertad individual. Ese es el punto a rescatar: la convivencia es la restricción de esa libertad individual. No podemos hacer lo que queremos. Debemos comprometernos a cumplir normas que están en beneficio de todos. Pero debe haber una conducta de cambio a nivel general -también de las instituciones- para que futuras generaciones comiencen a naturalizar otras conductas que tengan como fin el cuidado y la protección de su persona. La Educación Vial es una materia pendiente.

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