POLAROID
Alejandra Díaz
Edición de autora (96 páginas)
Lo elijo porque...
Alejandra Díaz es para mi una referente de la poesía en la cultura tucumana. Los poemas se incorporan desde lo cotidiano, con una voz poética de mujer, que es a la vez la voz de muchas mujeres de nuestra generación. Sus versos nos susurran metáforas a veces y otras alzan la voz desde su compromiso con la historia y la memoria.
Fragmento del poema “Útero”
“Abrió la puerta de la jaula
ese hombre
para volar otra vez adentro.
Y ese gesto tan caracol el suyo
de gorrión volviendo al vientre
en posición fetal mullido busca:
nada / madre / es decir todo
de lejos todas las miradas
como caricias buscando
abrir la jaula como una magia”.
UNO
Gabriel Acosta
Ediciones del Parque (88 páginas)
Lo elijo porque...
El autor me lleva con sus poemas a un espacio de quietud donde la palabra y la imagen me permiten volver hacia mi interior y hacia el arte. Su libro reúne poemas y prosas con imágenes de sueños y de lluvias. Además, es una invitación desde los dibujos que acompañan este libro a conocer sobre su obra artística (pinturas y esculturas).
Fragmento del poema “Hay que...”
“Hay que, arrancar los racimos muertos
y sentir que cada hora de la ausencia
es un naufragio de uno mismo.
parece que los árboles,
han huido en el vientre de los pájaros.
Ahora, en alguna parte tal vez…
pedacitos de uno,
crecen como brotes pequeños
entre las piedras”.
POEMAS DE UN CUADERNO PERDIDO
Ricardo Gutiérrez
Ediciones de Octubre (112 páginas)
Lo elijo porque...
Ricardo Gutiérrez es un poeta tucumano, con una fuerte presencia en la bohemia intelectual de nuestra provincia desde fines de la década de los setenta. Conversar con él es revivir un Tucumán mágico de cafés, de arte y de literatura. Leer sus poemas es aprender del amor, la pasión, el olvido y la memoria. Su poesía es una voz erguida, vencedora del tiempo.
Fragmento del poema “El pan como la luz”
“Vencida, callejera
una luna mendiga se arrastra en la noche más densa
de este invierno.
Yo, que de nadie vengo,
voy hacia el cuchillo de la sombra
como quien busca la cruz de un nombre que la ha erigido.
Paso tras paso,
rodeo de trasnochados círculos el sitio donde se están
velando los días que habitaban sus flores y la estrella,
los días nuestros en los que Dios lo perdonaba todo”.