El intendente Manzur

La Casa de Gobierno ha tomado la decisión: dará una batalla capital a quienes cascoteen el techo. Y está claro que Germán Alfaro, el intendente de San Miguel de Tucumán, es el blanco de los embates oficialistas. Insólitamente, el gobernador Juan Manzur se puso al frente del campo de batalla para golpear al jefe municipal. ¿Por qué? Sencillamente porque, a criterio del Partido Justicialista, Alfaro asoma como el único opositor que ha dado una pelea frontal a la gestión provincial, más allá de las intenciones del senador José Alperovich de terciar en la contienda.

En las últimas semanas, el gobernador ha focalizado su agenda en territorio capitalino y hasta con un barco insignia que viene demasiado averiado: la Sociedad Aguas del Tucumán. La agenda oficial contiene, al menos, una salida por día para supervisar obras de agua y cloacas. Un mensaje claro de la Casa de Gobierno a los spots del intendente.

Con el problema del transporte, la transferencia de responsabilidad ha quedado más que clara. Un problema salarial del sector privado, pero con consecuencias sociales, se ha dirimido más dentro de los despachos de la sede del Poder Ejecutivo que en la sede de la Secretaría de Trabajo de la provincia, un ámbito natural -si se quiere- para resolver las diferencias entre patrones y empleados.

El Gobierno de la provincia, en definitiva, salió como el “salvador” de una situación que pudo ser más caótica si hubiera sido en tiempos de clases. ¿Cuál fue la curiosidad de esta protesta? De un lado del primer piso de la Casa de Gobierno, los empresarios del transporte mantenían conversaciones con parte del elenco manzurista; casi unos metros más allá lo hacían los sindicalistas. Una hora más tarde ambos sectores coincidieron en la Secretaría de Trabajo y se declaró un paro de actividades por tiempo indefinido, tras varios cuartos intermedios, fin de semana de por medio. La resolución del conflicto era cuestión de horas. Sin embargo se avanzó con una medida de fuerza que dejó a medio camino a más de un trabajador. ¿Y el vecino? ¿Y el usuario? Bien, gracias.

El paro se extendió por espacio de 21 horas. La normalidad volvió a las 13 de otro día administrativo casi perdido en el sector público y en la actividad privada. Hubo empleados que, por no perder el presentismo, se tomaron un taxi para ir a la oficina. ¿Cuánto gastaron? Si vivía en el área metropolitana provincial, es probable que ese trabajador haya erogado en el servicio de taxi un monto equivalente a 20 abonos de líneas de colectivo. Sobran las palabras.

Al intendente, en tanto, le “llenaron” el microcentro con tantos colectivos como un acto oficialista en el Hipódromo. Y, sin embargo, no salió a defender por sí la parada, sino sólo a través de sus colaboradores. Hay momentos en que es necesario poner el pecho a la situación. Párrafo aparte la falta de “solidaridad” de algunos aliados en Cambiemos que, observando el cuadro de situación, no dicen ni mu. En las historias que se escriben en la política no hay personajes buenos, ni víctimas. Tampoco la escriben los que ganan. Sólo los hechos demuestran la realidad.

Cambiemos no supo aprovechar el período de confusión justicialista, ese que se abrió desde que Manzur llenó de dirigentes propios y nacionales al escenario montado aquel 17 de octubre en el Hipódromo y que aún se ventila en cada encuentro de la dupla Manzur-Osvaldo Jaldo con los intendentes y comisionados rurales. El encolumnamiento tras la fórmula que quiere repetir es cada vez mayor. “La presión es insoportable”, dicen aquellos que se cruzan desde la vereda alperovichista. Pero parece que vivir bajo el amparo manzurista es más sencillo.

Cambiemos también se expone ante esa suerte de “día de la lealtad”. Será cuando el macrismo comience a poner y sacar fichas en el tablero tucumano. De visita por Tucumán, Rogelio Frigerio, el ministro del Interior, dio a entender ayer que se vienen momentos de decisiones. “Tenemos a varios dirigentes que vienen de espacios partidarios distintos y que juntos podemos armar una oferta electoral; estamos próximos a definir quiénes representarán a Cambiemos en la provincia”. Tal parece que la fórmula macrista no tendrá el mismo escudo partidario. Otro problema capital.

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