Un sueño olímpico frustrado en 1928

Un sueño olímpico frustrado en 1928

MULTITUD. El público se daba cita a las puertas de nuestro diario a la espera de los cables con el relato minuto a minuto de lo que pasaba a más de 15.000 kilómetros en el encuentro entre argentinos y uruguayos. MULTITUD. El público se daba cita a las puertas de nuestro diario a la espera de los cables con el relato minuto a minuto de lo que pasaba a más de 15.000 kilómetros en el encuentro entre argentinos y uruguayos.
11 Junio 2018

Manuel Riva - LA GACETA

El seleccionado de fútbol argetino participó por primera vez en una olimpíada en 1928. Se desarrolló en Amsterdam y allí alcanzó la segunda posición tras una serie de presentaciones impresionantes. El avance del equipo generaba fuerte expectativa y los argentinos esperaban ansiosos la información que provenía de Europa. Los tucumanos, de igual manera, estaban ávidos de datos del andar de los albiceleste y el lugar de reunión eran las puertas de nuestro diario, que con las pizarras y el equipo propalador ofrecía la información, minuto a minuto, apenas llegaban los cables de las distintas agencias.

Publicidad

El camino a la final fue diferente en ambas selecciones. Uruguay, campeón de 1924, llegó con una sola goleada a la República de Waimar por 4 a 1; el resto fue con diferencias de un gol. En cambio los albicelestes tuvieron un andar arrasador: primero derrotaron a Estados Unidos 11 a 2, en la fase siguiente superaron 6 a 3 a Bélgica y en las semifinales derrotaron a Egipto 6 a 0.

Las puertas de nuestro diario, en la esquina de Rivadavia (hoy Virgen de La Merced) y Las Heras (hoy San Martín), era el lugar obligado para que los hinchas se juntaran a esperar la información que se generaba en Holanda en cada partido que disputaba Argentina. La multitud expectante copaba la cuadra hasta la plaza Independencia; el movimiento en las pizarras era vertiginoso. Tras la goleada a los yanquis la cantidad de público creció partido a partido. Nuestra crónica sobre el partido con Egipto, que se desarrolló en tapa, abarcó el encuentro minuto a minuto hasta las opiniones de algunos de los protagonistas. “Los argentinos demostraron su buena calidad de juego, mientras sus adversarios lucharon con enorme entusiasmo pero su juego fue pobre, demostrando que desconocen las ventajas de los pases cortos y bajos, combinando largo y alto y se cierran enseguida”, expresaba el cronista sobre el encuentro. Pese a que las noticias señalaban que los egipcios “presentaron batalla durante parte del primer tiempo”, los argentinos hicieron 3 tantos en cada uno de las etapas. El equipo nacional formó con Díaz al arco; Bidoglio y Paternoster en la saga; en el mediocampo Médici, Monti y Evaristo y en el ataque Carricaberry, Tarascone, Ferreyra, Cherro y Orsi. Los goles fueron conseguidos por Cherro, Ferreyra anotó el segundo y el sexto, Tarascone convirtió el tercero, el cuarto y el quinto. La valla albiceleste terminó invicta.

Publicidad

Semifinal disputada

La otra semifinal estuvo más disputada ya que los charrúas derrotaron a los italianos con un apretado 3 a 2. El comentario del encuentro aseguraba que los europeos dominaron y estuvieron asediando hasta el minuto final la valla uruguaya, pero que con garra salvaron el tanto de diferencia. Además se destacó que sin la buena actuación del mediocampista Andrade la historia hubiera sido otra. Tras los resultados de las semifinales la prensa holandesa e inglesa de entonces ponía sus fichas al equipo albiceleste.

Como consuelo los “azurros” lograron la medalla de bronce al derrotar 11 a 3 a los egipcios.

La final que se disputó en el estadio olímpico de Amsterdam, donde hubo 40.000 espectadores, el 10 de junio de 1928 puso frente a frente a los hermanos rioplatenses. Bajo el título “Suprema jornada” nuestro diario expresaba que “ante el soberbio espectáculo que la imaginación presenta sobre relieves de oro, dos pueblos tiemblan de emoción deportiva. Dos pueblos hermanos que se aman a través de todas las diarias manifestaciones de su vida intensa, esperan con igual regocijo la noticia final que ungiendo campeón olímpico a cualquiera de los dos héroes criollos, gauchos diríamos mejor, les brinda la oportunidad magnífica para embriagarse de satisfacción profunda”. La historia cuenta que el partido definitorio de aquel domingo de 1928 terminó empatado en un tanto por bando, tras los 90 minutos reglamentarios y los 30 del alargue. De tal manera que la definición olímpica se iba a extender un día más. Frente a nuestras puertas se agolparon más de 4.000 personas que esperaron nerviosas el desarrollo de las acciones producidas a más de 15.000 kilómetros del Jardín de la República. Argentina formó con Bossio de arquero; Bidoglio y Paternoster como defensores; Médici, Monti y Evaristo en el medio, y en la línea de ataque Carricabery, Tarascone, Ferreyra, Gainzarain y Orsi. Del lado uruguayo estuvieron Mazzali bajo los tres palos; en el fondo Hazassi y Arispe; al medio Andrade, Fernández y Cestido, y en el frente Arremond, Urdinarain, Petrone, Cea y Figueroa. Monti y Bidoglio visitaron Tucumán en 1922 con el seleccionado de la Asociación Argentina de Fútbol y fueron los primeros jugadores de fútbol en llegar a Villa Nougués.

Cabe recordar que nuestro país no presentó equipo de fútbol en la olimpiada de París de 1924 debido a problemas organizativos nacidos de la división que enfrentaba a la Asociación Argentina de Football con la Asociación Amateur de Football.

La definición

El empate entre ambos conjunto determinó que se juegue otro para definir quien se alzaba con la presea dorada. El encuentro se jugó el miércoles 13 de junio. La expectativa creció aún más. Nuestra crónica, que anunciaba aquel partido, expresaba que “en caso de nuevo empate se sorteará el campeón olímpico, debiendo decidir la suerte”. El presidente de la FIFA, Jules Rimet, expresó: “creo que los argentinos y uruguayos pueden vencer a los mejores profesionales ingleses; más aún, tanto uno como otro equipo, son tan buenos como cualquiera de los mejores del mundo”.

Llegó el día esperado. El equipo argentino formó con Bossio en el arco; Bidoglio y Paternoster en la defensa; Médici, Monti y Evaristo en el mediocampo; Carricaberry, Galazarian, Tarascone, Perduca y Orsi en la delantera. Los uruguayos alistaron a Mazalli en la valla; Nazassi y Arispe en el fondo; Piritz, Andrade y Cestido en la mitad, y Arremond, Scarone, Borjas, Cea y Figueroa fueron los atacantes. Ambas delegaciones acordaron que si no había definición en el segundo partido jugarían un tercero dejando de lado el sorteo como método de definición. Pero no hizo falta ya que los uruguayos se impusieron 2 a 1. El marcador lo abrió Figueroa para los uruguayos a los 17 minutos y a los 28 empata Monti. En el complemento Scarone anotó el segundo tanto para los charrúas con el que terminaron ganando y alzándose con la medalla de oro.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios