Cartas de lectores
23 Abril 2018

Prisión preventiva

El dolor de la pérdida de un hijo no se lo deseo a nadie; es algo tan tremendo que no se puede explicar. He perdido a uno de ellos de la peor manera. Por suerte la Justicia investigó con eficacia y los asesinos de mi hijo Rubén Alejandro están donde tienen que estar, en la cárcel. Desde que me enteré del fallo de Pedicone, por las noches ya no duermo pensando que los asesinos de mi hijo vayan a quedar libres, por la actitud de este señor que parece proteger a los delincuentes más que a las víctimas y que ahora pretende que me siente frente a los matadores de mi hijo para que los dejen en libertad. Suena a burla. Nunca entendí la nota “Un juez ordenó escuchar a una víctima y esta pidió su destitución”, del 18 de abril; me hubiese gustado entenderla. No me siento beneficiada ni quiero sentarme con los asesinos de mi hijo. Escucharlos, menos. Ellos están presos y eso es lo que importa en esta causa y en todas las causas. El pedido de juicio político que presenté es por el riesgo en el que puso este juez a toda la sociedad, ante la posibilidad de que queden libres asesinos, violadores, ladrones y todos los delincuentes que están con prisión preventiva.

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Marcela Viviana Cáceres

Avenida Brígido Terán 1.946

San Miguel de Tucumán


Les cobran la luz que no tienen

En estos días me puse a leer en detalle el informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal sobre la composición de los diferentes ítems en una boleta de luz. Mi servicio, número 633.020 que presta EDET en barrio Sayago, en la localidad de San Pablo, es más que llamativa. El consumo total es de 38 kilovatios y equivale a $ 102.95; los impuestos $ 28.61 inciden en el 27,80%; los punitorios $ 2.51 inciden el 2,43% y el prorrateo del alumbrado público es de $ 142.93, con una incidencia del 138%. Lo bueno de esta realidad y la boleta es que vivo en la zona desde hace ocho años y no tenemos alumbrado público a pesar de los incesantes reclamos a la municipalidad de San Pablo para que lo instalen. ¿Quieren más injusticia que esto? Somos mas de diez familias las que sufrimos esta incongruencia.

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Fernando Palermo

[email protected]


Cansado de que la pasen mal

Hoy quiero a través de LA GACETA levantar mi voz, y con gran energía decir que veo que mi Argentina cada vez está peor. Fui uno de los millones que votó el cambio, porque estaba cansado de tanta corrupción. No digo que hoy, en lo personal, este mal: gracias a Dios tengo un buen pasar y un buen trabajo, pero muchos de mis hermanos tucumanos y argentinos la están pasando mal. No les alcanza con lo poco que ganan, o quizás sea porque no saben vivir; o tal vez se acostumbraron a vivir de las dádivas y subsidios, pero aún así no puedo dejar pasar lo que muchos jubilados la están padeciendo, y con ellos no se juega; ellos son los que hicieron grande esta Patria. Quiero creer que esto cambiara para bien. ¿Será posible esto? Presidente: usted vino a mi querido Tucumán, pero no fue a visitar muchos lugares donde se ve la miseria, esa misma que no cambió desde hace muchas décadas. A este sector de la sociedad los políticos lo usan para sus beneficios personales, manteniéndolos cautivos por votos. No pude participar de su gira por la provincia, por estar en mi trabajo. No se vio grandes multitudes ni parrillas humeantes, y me parece bien; al país se lo levanta trabajando, y es lo primero que hay que priorizar, y no como eslogan de campaña sino con acciones. Sentí un gran orgullo que visitara la escuelita de Anfama. Con esa visita me demostró que quiere una educación igual. Ese gesto no lo olvidarán nunca los alumnos ni los docentes. Un grano de arena, o una gota de agua no llena un vaso, pero la unión del pueblo llenara infinitos vasos. Ese es otro de los objetivos que se deben plantear todos, dejar de lado esos intereses y ponerse la celeste y blanca y tirar para el mismo lado. Lo malo es que hoy salen nuevamente en campañas políticas, dando apoyos y juntándose para perdurar en el poder. Son los mismos personajes que se enriquecen gracias al pueblo. Fui un crítico de la gestión anterior, y hoy debo decir que también entro en ese rol; pero no al de criticar por criticar, sino como aporte para resaltar lo que se hace mal. El pueblo reclama, y el Gobierno debe escuchar.

Claudio Félix Carlos Ybrahim

Pasaje Jardín de la República 391

Monteros


Muerte en Santa Lucía

Santa Lucía es un pueblo muy castigado y olvidado por las diferentes áreas: seguridad, policial, vial, salud y política. El viernes 13 de abril mi hermano, Jesús Lugones, conocido como “El Pibe” fue atropellado en la vía pública por un motociclista en estado de ebriedad. No se detuvo a auxiliarlo. Lo auxiliaron personas que se encontraban en el lugar y lo trasladaron al hospital donde le dieron atención. Después de dos horas de observación lo mandaron caminando a casa, a pesar de que mi hermano tenía fuertes dolores de cabeza. No le indicaron estudios posteriores, orden de traslado a otro lugar donde pudieran darle mejor atención, ni medicación, excepto paracetamol. A causa de este accidente mi hermano fallece. Durante los últimos años ha crecido el número de accidentes en el pueblo. No hay control, conducen totalmente alcoholizados, drogados, hacen picadas. En su mayoría son menores. Es un descontrol. No hay quien detenga esta situación, que cada vez cobra más y más víctimas. Tampoco hay señalización. El accidente de mi hermano fue frente al corralón del delegado comunal. La calle principal es ocupada por camiones que obstaculizan el tránsito. Ningún político, a pesar de habernos visitado antes de las elecciones, se preocupa por mejorar la calidad de vida de este pueblo. Es necesario abordar esta situación que es una realidad que padecemos. Estamos totalmente desprotegidos. A la deriva pidiendo a gritos ayuda. No queremos más maltratos, indiferencia ni abandono. Somos seres humanos y queremos ser respetados y valorados.

Silvia Lugones

Avenida Libertador 188

Santa Lucía


Boleto gratuito

Éramos tan pobres, pero felices y agradecidos de nuestros padres que, con la jubilación del ferrocarril, como único ingreso, aparte de criarnos, nos hicieron estudiar. En mi caso, en el Colegio Nacional nocturno. Para ello debía trabajar y “a pata y pulmón” trasladarme desde Villa San Cayetano y siempre al volver surgía la disyuntiva: la “milanga” de la gorda Antonia en plazoleta Dorrego o pagar el boleto en el tranvía. ¡Cómo no te va a dar bronca ahora, que se pelean para pagarte el pasaje! No es que esté mal, pero debería ser controlado y renovado mensualmente, según las notas, la asistencia y verificación de domicilio. Alguien dijo “hecha la ley, hecha la trampa”. Escuché a tres chicos estudiantes universitarios cómo se organizaban: cambio de domicilio, venta, truchadas y el más descarado y insinuó que le deberían dar el dinero, o ver cómo los legisladores nacionales podrían permitirles canjearlos por plata. Es más de lo mismo. ¿Por qué no le damos el boleto obrero al papá o a la mamá, previa manifestación de bienes y sueldos y que ellos controlen y se responsabilicen y, si le sobra el dinero a los gobernantes, que subsidien a las empresas de colectivos, bajando los impuestos para que arreglen las unidades y bajen el costo del pasaje. Así nos beneficiamos todos. Ley pareja no es rigurosa.

Francisco Amable Díaz

Pedro G. Sal 1.180

San Miguel de Tucumán


Obra de gas inconclusa

Hace cuatro años los vecinos del barrio Bernel, en Yerba Buena, contratamos a una empresa privada avalada por Gasnor para que realizara la obra de instalación de las cañerías de gas natural. La promesa era que en unos dos años la obra no sólo estaría terminada, sino que también se estaría realizando el suministro de gas natural a las viviendas. Así, y con un gran interés en ayudar a que la obra se pudiera concretar sin p roblemas, muchos vecinos pagamos la totalidad de lo que correspondía a cada domicilio. Al día de la fecha, hemos abonado por una obra que no está completada -se llegó al 47% de ejecución-, y no tenemos respuestas de parte de la empresa contratada. Al mismo tiempo, tampoco la obtenemos de parte de Gasnor, que aprobó la carpeta de obra. Nuevamente, los ciudadanos debemos andar bregando para que nuestros derechos se cumplan. Nos sentimos estafados y desprotegidos por el Estado que debería cuidar a los ciudadanos, que somos los consumidores de servicios.

Florencia Delgado

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Fantasía

Cuando la esperanza se desanima sólo queda esperar ver cuánto dura la paciencia. Entre temas cuidadosamente elegidos como escudo y pantalla, como lo es la despenalización del aborto a 14 semanas de gestación, la realidad social, las carencias y las preocupaciones de una clase media casi al borde de la extinción llevan a pensar cuánto ha de durar la paciencia de quienes no ven un rumbo en quienes los gobiernan, porque en verdad éste no existe. Al parecer algún magistral hechizo que combina un selecto pasado con la ignorancia de gran parte de la población ha contenido hasta hoy su descontento y matizado colosales fracasos gubernamentales con muy débiles fantasías de un éxito siempre ajeno. Pero ¿cuánto más ha de durar este espejismo? Los argentinos tenemos la pésima costumbre de esperar milagros, olvidar muy de prisa y esquivar a toda costa la responsabilidad de ser ciudadano de un país libre y por desgracia esa cómoda personalidad hace más simple la tarea de engañarnos. No hay magia real, pero sí existen buenos ilusionistas que no le tendrán piedad alguna a un auditorio muy crédulo.

Karina Zerillo Cazzaro

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