Amenazas y miedo, dos rivales inesperados

Amenazas y miedo, dos rivales inesperados

FESTEJOS. No bien terminó la final, los uruguayos celebraron a lo grande. sports.vice.com FESTEJOS. No bien terminó la final, los uruguayos celebraron a lo grande. sports.vice.com
09 Febrero 2018

“Los aficionados uruguayos nos hicieron la guerra desde el mismo momento en que llegamos a ese país. Sabían que el título iba a definirse entre ellos y nosotros e hicieron todo para tratar de que bajáramos la guardia. Por la noche no nos dejaban dormir. Además, nos insultaban y hostigaban en cada lugar que nos cruzaban”.

La descripción pertenece a Francisco Varallo, el enorme goleador de Boca y la Selección que sintetiza el durísimo clima que debió vivir la Argentina durante el primer Mundial de la historia.

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Fue casi una guerra, la que se vivió. La rivalidad llegó a tal punto que los jugadores argentinos temieron por sus vidas durante el duelo final.

Argentina se fue al descanso ganando 2 a 1 y parecía tener resto para apuntalar lo que hubiera sido el “Centenariazo”. En el entretiempo, en el vestuario vivieron una película de terror. Fueron 15 minutos de pánico, incertidumbre y de algunos llantos.

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De acuerdo a ciertas anécdotas, Fernando Paternoster, capitán argentino durante ese Mundial, en un momento miró fijo a sus compañeros y enunció una frase que cuesta creer. “Mejor perdamos, si no morimos todos en este lugar”. Según aseguraron algunos integrantes de aquel plantel, la aceptación a esas palabras fue mayoritaria.

Lo cierto es que en el complemento, Uruguay tuvo una gran reacción y terminó torciendo la historia. La selección “Charrúa” ganó 4 a 2 y terminó quedándose con la gloria.

Y si bien logró su primer Mundial, unos años después en Argentina comenzaron a autoproclamarse como ‘campeones morales’ del primer Mundial de la historia.

Muchos argumentaron que si el clima no hubiese sido lo que fue en esa final, la historia hubiera tenido un final bien distinto.

Un caso que no volvió a repetirse

El Mundial de Uruguay fue el único de la historia que se jugó íntegramente en una sola ciudad: Montevideo. Es más, estaba todo dado para que se disputaran todos los partidos del torneo en el estadio Centenario. Sin embargo, las obras no fueron terminadas a tiempo y algunos duelos se disputaron en los estadios de los Pocitos (Peñarol) y Parque Central (Nacional).

No había balón oficial y cada equipo llevaba el suyo

En 1930, el negocio que rodeaba al fútbol era escaso. No había grandes marcas deportivas, de hecho. Y como no había balón oficial, cada seleccionado quería jugar con su propia pelota. La decisión salomónica fue que se jugaría un tiempo con el balón de cada combinado nacional.

No hubo partido por el tercer puesto

En semifinales Uruguay goleó 6 a 1 a Yugoslavia. Molestos por supuestos y polémicos fallos arbitrales, los derrotados no se presentaron al duelo contra EE.UU.

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