La obra de Alberdi es casi desconocida en Tucumán

La obra de Alberdi es casi desconocida en Tucumán

Fue una de las figuras centrales en el proceso de organización nacional y padre de la Constitución Nacional, suscripta por las provincias en 1853, excepto Buenos Aires, que firmó años después cuando logró imponer finalmente sus condiciones. Juan Bautista Alberdi integra junto a los presidentes Nicolás Avellaneda y Julio Argentino Roca la trilogía de los próceres importantes que Tucumán le dio al país.

Nacido el 29 de agosto de 1810 en la demolida casona de 24 de Septiembre y 25 de Mayo (actualmente hay una pizzería), tuvo una producción intelectual y artística notable: abogado, periodista, músico, compositor, autor de tratados jurídicos, de obras teatrales, ensayos políticos y sociales. Pese a que a lo largo de sus 73 años se esforzó escribiendo una vasta producción (su obra abarca 16 tomos), casi todos sus escritos son desconocidos para la mayor parte de la ciudadanía.

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En 1838 se integró en Montevideo al movimiento de oposición a Juan Manuel de Rosas. En 1843 viajó a Europa y a su regreso se radicó en Chile, donde trabajó durante 17 años como abogado y prosiguió su actividad literaria. Tras la caída de Rosas, escribió “Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina”, obra que fue fundamental para la redacción de la Constitución de 1853. Justo José de Urquiza lo nombró ministro de la Confederación en Europa en 1854, pero luego Bartolomé Mitre lo excluyó del cuerpo diplomático. Se radicó en Francia y defendió con sus escritos a Paraguay en la guerra de la Triple Alianza. Luego publicó “El crimen de la guerra”. En 1878 regresó al país y fue electo diputado al Congreso Nacional por Tucumán. Al cesar en sus funciones una fuerte disputa con Mitre lo empujó a regresar a Francia, donde murió el 19 de junio de 1884 en Neuilly-sur-Seine, suburbio de París.

“Dad ejércitos a los países que no tienen enemigos ni necesidad de hacer guerras y crearéis una clase que se ocupará de hacer y deshacer gobiernos, o lo que es igual, de hacer la guerra del país contra el país a falta de guerras extranjeras. El ejército degenerará en clase gobernante y el pueblo en clase gobernada o sometida”, escribió en “El Crimen de la guerra” en 1870, anticipándose a la serie de golpes militares que padeceríamos los argentinos a partir de 1930.

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“La riqueza propiamente tal es la obra combinada del suelo y del hombre. Por rico que un territorio sea, el pueblo que lo habita será pobre si no sabe sacar de su seno la riqueza que contiene en germen por la obra de su trabajo inteligente y enérgico. Enseñar al pueblo a crear la riqueza es enseñarle a ser fuerte y libre. La riqueza es poder y libertad... En efecto, ¿quién hace la riqueza? ¿Es la riqueza obra del gobierno? ¿Se decreta la riqueza? El gobierno tiene el poder de estorbar o ayudar a su producción, pero no es obra suya la creación de la riqueza”, sostenía.

A 207 años de su muerte, Alberdi sigue siendo prácticamente un desconocido entre los tucumanos y en la mayor parte de la clase dirigente, que muy poco parece haber aprendido de sus enseñanzas, a juzgar por la pobre calidad institucional que hasta ahora supimos conseguir.

Alberdi debería ser para los tucumanos, lo que Güemes en Salta y Sarmiento en San Juan. Tal vez si su obra se estudiara en los distintos niveles educativos no lo recordaríamos sólo los 29 de agosto y tendríamos una clase gobernante que siga su ejemplo y esté más atenta a trabajar por el bien común

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