Cansada de las agresiones, una mujer apuñaló a su ex pareja

“Me va a terminar matando o me voy a terminar suicidando yo, porque es imposible vivir así”. El pedido desesperado de ayuda había salido de la boca de Yohana, hace menos de un mes. Fue cuando la joven de 23 años llegó a LA GACETA en busca de auxilio. Esa mañana tenía un moretón en la boca y un puntazo en una mano: el saldo de otra paliza que le había propinado su ex pareja. Pero la joven se cansó de esperar una respuesta que nunca llegó y este fin de semana le enterró un cuchillo en el estómago al agresor para defenderse de los golpes.

Carlos ingresó a la guardia del hospital Padilla el domingo a la madrugada. Cuando los médicos vieron que presentaba al menos una puñalada en el abdomen y le preguntaron qué había pasado, el joven de 24 años les dijo que acababa de ser atacado por delincuentes, quienes supuestamente lo habían herido para robarle.

Ese día a la noche, su madre contó otra versión en la seccional 13°. Noemí dijo que Yohana invitó a su hijo a una fiesta familiar para que trataran de solucionar los problemas sentimentales que tenían y que allí fue atacado por los familiares de la joven que, además, lo hirió con un cuchillo. Esa misma versión contó el abogado de la familia en Tribunales.

“Le voy a contar toda la verdad de cómo ha sido”, le dijo ayer Yohana a LA GACETA . Ella ya no hablaba con vergüenza -como la primera vez que expuso su caso- pero sí conservaba el miedo; un miedo que era expresado por sus palabras y transmitido por su voz ahogada.

En la nota que se publicó el 7 de mayo último, Yohana contaba que llevaba más de un año separada de Carlos, con quien había tenido dos hijos (de tres y cinco años). Que vive con los chicos en el barrio Victoria, a una cuadra de la casa de su ex. Que por pedido de la fiscala Adriana Giannoni, Carlos tiene una orden de restricción de acercamiento, como consecuencia de las más de 20 veces que lo denunció, pero que viola esa prohibición cuando se le da la gana.

“Se pasa todo el día parado en la esquina de mi casa y no puedo salir a trabajar ni a llevar a los chicos a la escuela porque me golpea. Él es dueño de mi vida, de mi casa, de mi barrio. Donde me ve me golpea y me dice que me va a matar a mí y a mi familia”, relató aquella vez Yohana. Según dijo ayer, después de esa publicación periodística la Justicia le envió una consigna policial, pero los uniformados se presentaron cinco días en su casa y no aparecieron más.

“Volví a Tribunales porque sabía que esto iba a terminar mal. La fiscala dio la orden de que me pongan una custodia pero nunca llegó un policía a la casa”, agregó la joven. Al parecer, la Justicia sólo le solicitó al servicio 911 que hiciera un recorrido por su vivienda para protegerla.

Su cumpleaños

El fin de semana fue el cumpleaños de Yohana y también el de su hermano. Para celebrar, la familia organizó un asado en la casa de una cuñada de la joven, el sábado a la noche. “Como a las 5 de la mañana ya había terminado todo y solo quedaban mis familiares. Estábamos conversando y tomando algo. Me puse a comer asado a un costadito y en eso siento que me agarran del brazo; pensaba que era mi hermano que me quería sacar a bailar, pero me tiran para afuera”, recordó Yohana.

Quien la había tomado del brazo -dijo- era su ex pareja. “Me empezó a insultar y a pegar piñas en la cabeza, me reclamaba que había elegido a mi familia antes que a él para festejar mi cumpleaños y me pedía que le entregue los chicos”, relató la joven.

“Tenía un cuchillo en la mano, con el que había cortado el asado, y le empecé a tirar puñaladas; le decía que nunca más me iba a pegar porque ya estoy cansada”, siguió contando.

Yohana dijo que toda la familia salió a ver qué pasaba y separaron a la pareja. Un primo de la joven llevó a Carlos al hospital y ella misma se encargó de avisar a la Policía. “Llamé al 911 y les dije que yo lo había apuñalado”, remarcó Yohana.

“Ya estoy cansada de esto, es un sufrimiento, mi familia está destruida, no sabemos qué hacer. Esto ocurrió porque nunca tuve protección de nada”, agregó, quebrada en llanto.

Ayer Yohana estaba escondida. Ella y sus hijos van de casa en casa, pidiéndoles refugio a familiares y amigos, porque tienen miedo. “La familia de él dijo que iban a hacer justicia por mano propia, que me iban a quemar la casa”, aseguró la joven, que todavía esperaba una custodia policial que le garantizara tranquilidad. Tampoco podía salir a trabajar (se dedica a la venta ambulante de medias) porque tenía terror de encontrarse con esa personas.

Carlos, mientras tanto, permanece internado en el Padilla. Según se informó desde el hospital, está fuera de peligro. Giannoni pidió la elevación a juicio del caso antes de que se cumpliera el mes de la primera denuncia que realizó la víctima. Carlos no estaba privado de su libertad porque la Justicia no aceptó el planteo que realizó la fiscala. Ella había pedido que le dictaran la prisión preventiva porque lo considera una persona peligrosa.

Este hecho está siendo invesigado por la Fiscalía II, que está siendo subrogada por Giannoni. Ya se pidieron informes médicos para constatar las lesiones del herido y se citará a declarar a la joven para tratar de determinar qué ocurrió esa noche.