17 Octubre 2015
La llegada de los hijos repercute de modo distinto en la participación laboral de ellas y ellos: cuando hay hijos en el hogar los hombres participan más en el mercado del trabajo, mientras que cuando las mujeres son madres en muchos casos lo abandonan, explica Carina Lupica, miembro del Observatorio de la Maternidad.
Los estudios realizados por esta fundación confirman que participa del mercado laboral el 98,4% de los jefes de hogar o cónyuges que conviven con hijos y el 90% de los que no conviven con descendencia. En cambio, la participación laboral entre las mujeres es muy distinta según tengan o no hijos: están insertas en el ámbito productivo el 79,6% de las mujeres que no tienen hijos y el 60,6% de las madres.
“Las mujeres padecen desventajas en el mercado del trabajo porque la organización familiar y social no ha logrado adaptarse a la nueva realidad. En efecto, si bien hoy las mujeres comparten con los hombres el tiempo de trabajo remunerado, no se ha generado un proceso de cambio similar en la redistribución de la carga de las tareas domésticas al interior de los hogares. Debido a eso, ellas adaptaron su inserción y desarrollo laboral a sus responsabilidades familiares, lo que resulta en carreras profesionales interrumpidas, lagunas previsionales, salarios más bajos y empleos de peor calidad que los hombres y que las mujeres sin hijos”, evalúa.
Según la especialista, hay formas de ayudar a las madres para que no deban interrumpir sus carreras laborales o para que no se sientan relegadas. “Por ejemplo, se puede facilitar la participación de las mujeres en los cursos de capacitación laboral si estos se realizan dentro de la jornada laboral y se ofrecen, mientras se desarrollan, servicios de cuidado para los hijos. Estos cursos además deberían estar orientados a promover la incorporación de las mujeres en puestos laborales no tradicionales, por ejemplo mediante su formación en tecnología moderna”, propone.
“Es necesario reordenarnos como sociedad; asumir que la mayoría de las mujeres argentinas continúa siendo madre, pero también necesita trabajar de manera remunerada y desea desarrollarse profesionalmente”.
Los estudios realizados por esta fundación confirman que participa del mercado laboral el 98,4% de los jefes de hogar o cónyuges que conviven con hijos y el 90% de los que no conviven con descendencia. En cambio, la participación laboral entre las mujeres es muy distinta según tengan o no hijos: están insertas en el ámbito productivo el 79,6% de las mujeres que no tienen hijos y el 60,6% de las madres.
“Las mujeres padecen desventajas en el mercado del trabajo porque la organización familiar y social no ha logrado adaptarse a la nueva realidad. En efecto, si bien hoy las mujeres comparten con los hombres el tiempo de trabajo remunerado, no se ha generado un proceso de cambio similar en la redistribución de la carga de las tareas domésticas al interior de los hogares. Debido a eso, ellas adaptaron su inserción y desarrollo laboral a sus responsabilidades familiares, lo que resulta en carreras profesionales interrumpidas, lagunas previsionales, salarios más bajos y empleos de peor calidad que los hombres y que las mujeres sin hijos”, evalúa.
Según la especialista, hay formas de ayudar a las madres para que no deban interrumpir sus carreras laborales o para que no se sientan relegadas. “Por ejemplo, se puede facilitar la participación de las mujeres en los cursos de capacitación laboral si estos se realizan dentro de la jornada laboral y se ofrecen, mientras se desarrollan, servicios de cuidado para los hijos. Estos cursos además deberían estar orientados a promover la incorporación de las mujeres en puestos laborales no tradicionales, por ejemplo mediante su formación en tecnología moderna”, propone.
“Es necesario reordenarnos como sociedad; asumir que la mayoría de las mujeres argentinas continúa siendo madre, pero también necesita trabajar de manera remunerada y desea desarrollarse profesionalmente”.
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