Armaron un canasto comunitario porque no pasa el basurero

Armaron un canasto comunitario porque no pasa el basurero

Casi un centenar de familias se quedaron sin recolección de residuos. Se quejan por los malos olores y por las pérdidas de aguas cloacales.

MAL OLOR. La esquina se convirtió en el vaciadero de carros y vecinos porque no pasa el camión recolector.  LA GACETA / FOTO DE EZEQUIEL LAZARTE MAL OLOR. La esquina se convirtió en el vaciadero de carros y vecinos porque no pasa el camión recolector. LA GACETA / FOTO DE EZEQUIEL LAZARTE
08 Febrero 2012
El progreso les llegó por un lado, pero la basura y el agua podrida que brota de las cloacas los están tapando por el otro. Son casi 70 familias las que viven en las manzanas ubicadas detrás del emprendimiento de viviendas y comercial de la avenida Mate de Luna al 2.800.

Desde hace meses que los han dejado sin recolección de basura y no se explican por qué. En la esquina de Juan B. Terán y Crisóstomo Alvarez los desperdicios comenzaron a acumularse. Algunos provienen de los carros y otros de los mismos vecinos. Escombros y bolsas abiertas están tapando una gruta en el lugar donde murió un niño hace más de 20 años.

"Desde noviembre que ya no pasa por esta calle (Juan B. Terán) y eso que la pavimentaron", explica Ramona Lezcano, que vive en la cuadra. Cuenta que un grupo de vecinos armó un canasto de alambre y lo colocaron en la esquina de esa calle con San Lorenzo. Hasta ahí van todos a dejar las bolsas. "A veces se arma un pila bien alta", detalló.

Leandro Gabriel, de 21 años, sostiene en brazos a su hijo de un año mientras cuenta que el barrio es más tranquilo porque se ve a los policías deambulando día y noche. Pero claro, ahora tienen un problema que antes no padecían: las cloacas de los departamentos colapsan y cada dos por tres la cámara revienta y el líquido nauseabundo baja y riega toda la cuadra. "No se puede ni comer por culpa del olor a podrido", explica el joven.

Son unas 20 familias las que viven sobre la Juan B. Terán, pero casi el doble las que se reparten en el interior de la manzana.

Otra cara
Esa zona, cuando todavía estaban las ruinas de lo que alguna vez fue un gran supermercado, era lúgubre y peligrosa. Hoy, los vecinos aseguran que el vecindario cambió, que los "revoltosos" ya no viven allí y que los chicos pueden jugar en las veredas.

Pero el problema de la basura y del agua servida los obliga a meterse en las casas y a no sacar ni la nariz.

"Desde que inauguraron los departamentos que tenemos ese problema. Hay algo que han hecho mal porque a cada rato la cámara pierde y los tubos que iban por debajo de la vereda reventaron", explica Leandro (pidió que no se publique el apellido) mientras señala el hundimiento de la vereda, producto de esta rotura.

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