Facebook se convirtió en un híper almacén de ramos generales

Facebook se convirtió en un híper almacén de ramos generales

Usuarios utilizan los perfiles para vender ropa, accesorios y comida, entre muchas opciones. Cinco tucumanas cuentan sus historias.

FOTO GENTILEZA DE PAULA DRUBI FOTO GENTILEZA DE PAULA DRUBI
13 Septiembre 2010
Me gusta. Me encanta. Me tienta. Me calza perfecto. Me lo quedo. La secuencia empieza con un click y termina con una bolsita de moño rojo en el armario. Con un vestido recién salido de la máquina de coser, caliente para ser estrenado el fin de semana. Con un desayuno que llena panzas y conquista corazones. Con una torta que corona un almuerzo en familia. Con cualquiera de los productos que se venden en ese híper almacén de ramos generales en el que se ha convertido Facebook, cuyo marketing se define en álbumes de fotos y cuyo éxito puede calcularse a partir de la cantidad de amigos.

La posibilidad de sostener o promover un negocio mediante la red social ha sido un recurso al que varias personas han recurrido en los últimos años. Algunos tienen experiencia en ventas desde hace tiempo; otros se han lanzado a las aguas virtuales sin saber cómo remarlas y con la esperanza de no naufragar en el intento. Muchos han ido reconociendo las mejores estrategias a partir de su uso continuo. Todos tienen algo para rescatar: Facebook ha ampliado su público tantas veces como usuarios tiene.

Es el caso de Paula Drubi, creadora de la marca de ropa y accesorios "Paula D.", quien contó a LA GACETA que a partir de la exposición de sus diseños en internet ha recibido pedidos de otras provincias y otros países. "Me han escrito desde Chile, Uruguay y hasta Australia. De hecho, me estoy asesorando para evaluar cómo enviarles las prendas y cómo manejar el tipo de cambio. A gente del resto del país, en cambio, es más fácil enviarle", señaló, y precisó que ya hay creaciones suyas desfilando por Rosario, Córdoba y Buenos Aires.

La joven indicó que, luego de recibir el pedido en su perfil y asegurarse la compra, suele llevar personalmente el producto a las casas de sus clientas. "Me gusta visitarlas porque así puedo ver cómo les queda y hacer arreglos, si es necesario. También porque algunas prendas pueden usarse de diferentes maneras y entonces debo explicarles cuáles son, y cómo lucirlas", argumentó.

"Todos los días tengo hasta 50 solicitudes de amistad, la gran mayoría de mujeres. Y en los mensajes privados no sólo recibo pedidos, sino también consultas acerca de si tal modelo está en otro color o estampa. Para atenderlos, le dedico a internet unas seis horas diarias", calculó.

Una rutina
Silvina Parra es otra de las tucumanas que impulsó su marca de ropa, "Aquelarre", mediante Facebook. "Las mismas clientas lo fueron pidiendo; me decían que querían ver las producciones nuevas, que subiera fotos y adelantara lo que hacía. Y el perfil me sirvió mucho, no sólo para vender, sino también para medir los intereses de la gente, para saber qué les gusta a partir de lo que van manifestando con sus clicks", expresó.

"Nunca se me hubiese ocurrido que podría comercializar los diseños tan rápidamente. A veces me pasa que no termino de subir una foto y ya hay alguien que me dice ?me encanta, ahora mismo lo busco?, y al rato manda un servimoto para retirarlo, sobre todo si es un accesorio. Si es ropa, las mujeres prefieren venir y probarse. De 20 personas que seleccionan la opción ?Me gusta?, cinco compran. Es un medio increíble", agregó.

Es tal el tráfico de usuarios que transita por el perfil de "Aquelarre", que la diseñadora debió hacerse una rutina para manejarlo. "Entro tres veces al día: a la mañana, a la siesta y, especialmente, a la noche, que es el horario pico. Hago controles de pedidos, pero también voy tirando información del día a día, como la temporada en la que estoy trabajando, las nuevas tendencias o los descuentos disponibles", ejemplificó.

Según Parra, el hecho de establecer una especie de tienda on line hace que la gente, a veces, pierda la noción del tiempo. "Es como si creyeran que el negocio está disponible las 24 horas, y entonces llaman un sábado a las 23 o un día de semana después de las 22 y me piden que las espere con determinada prenda. Hay que atender todo eso, porque las mujeres compran más por compulsividad que por necesidad, así que si se deja pasar la oportunidad, se pierde un cliente", opinó.

La única desventaja
María Fernanda Arroyo aprendió a usar Facebook sólo para dar forma a un negocio que llevaba pensando desde hace tiempo: el envío de desayunos a domicilio. "Creé el perfil un sábado a la mañana y, horas después, a la tarde, ya tenía mi primer pedido. Desde entonces, el flujo de llamados no ha parado: cada día entran al menos dos clientes gracias a la red social. Incluso, hay quienes pretenden hacer consultas durante la madrugada. Esos son generalmente los más jóvenes", indicó.

La mujer da cuenta de una de sus estrategias para preservar a sus seguidores. "Es importante ?bombardearlos? con información, no dejar nunca que un perfil decaiga. Mantener actualizados los álbumes de fotos, que llaman la atención mucho más que los textos. En un princpio, subía imágenes todos los días. Ahora lo hago de modo más espaciado, y cuando lo olvido por varios días se nota en la venta", agregó Arroyo, que especificó que su público abarca a gente desde los 17 hasta los 40 años.

La marca "Shilabú Accesorios", de las hermanas María Jimena y Romina Pereyra, también puede encontrarse en Facebook, en los perfiles personales de sus creadoras. Según contaron, ellas le dan a la página un uso distinto del resto, más informativa que gráfica. "Nos gusta crear expectativa, contar a los usuarios en qué estamos trabajando y detallar colores o estilos que se vienen. También nos es útil para anticipar en qué eventos o direcciones pueden encontrarnos", comentó Jimena.

La joven explicó que decidieron no subir muchas fotos luego de comprobar la única desventaja que la mayoría de las entrevistadas subrayó de Facebook: el efecto cadena potencia las ventas, pero también tienta a los ?copiones?. "Nuestros diseños son exclusivos, por lo que nos es fácil identificar cuando alguien nos roba una idea. Y lamentablemente eso pasa mucho", aseguró. LA GACETA ©

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