Enduristas llegan a los Nevados del Aconquija

Enduristas llegan a los Nevados del Aconquija

"Uno siente que está colgado del cielo por una piola", dijo un deportista tucumano que alcanzó el pico de más de 5.000 metros.

EN LOS ZARZOS. EN LOS ZARZOS.
26 Enero 2003
En apenas una mañana y, sin salir de Tucumán, un grupo de enduristas logró una hazaña casi increíble. Mientras la mayoría de sus comprovincianos soportaba estoicamente 38º de calor a la sombra, a 5.100 metros de altura, más allá de las nubes y de la imaginación de cualquier tucumano, estos amigos disfrutaban de las nieves eternas, en el morro Los Zarzos, a 37 kilómetros de Tafí del Valle, hacia el sur.
No sólo lograron la extraña proeza de llegar en cinco horas a un sitio gélido en Tucumán, sino que batieron el récord de ser los primeros en llegar en moto hasta ese punto de los Nevados del Aconquija, según dijeron.
Los protagonistas de esta historia son Germán Guntern, quien comandó la expedición en una moto XR 650, Enrique Saavedra (DR 400), de Aguilares; Andrés Fernández (XR 250) y Fabián Saborido (XR 400), todos del Club Tucumano de Enduro y Rescate. Salieron a las 8 de la mañana desde Tafí y, a las 13 ya estaban disfrutando del blanco paisaje de la cumbre.

Como colgados del cielo
"La sensación era como estar colgado del cielo a través de una piola. Desde el pico -de apenas unos 40 metros cuadrados- podíamos ver todos los puntos cardinales sin obstáculos: los cerros, los ríos... y hasta el dique de Las Termas del tamaño de un plato de una taza de té", recuerda Guntern, de 41 años.
Fue más que una aventura. Guntern lleva 13 años como endurista -la pasión de su vida, después de su mujer, Claudia Rossini, y de sus tres hijos, Alexia, Mélani y Geremías. Haber llegado a la cumbre en moto fue el premio a una obstinada búsqueda de ocho años. "Subimos desde Tafí, por la senda de Carapunco -al norte- que va hasta la cumbre de El Muñoz.
Pasamos por el puesto de Piedra Pintada y luego por el Puesto de Mamaní. Seguimos hacia el sur hasta el Portezuelo de las Animas que separa el cerro Muñoz de los Nevados del Aconquija, y ahí, empezamos el ascenso hasta el morro Los Zarzos", explica casi de memoria. Para Guntern no fue una simple travesía. Fue más bien como haberle ganado una pulseada a la montaña. Guntern es también voluntario de Defensa Civil y experto en rescate de alta montaña.

Rescate
Gracias a que conoce los cerros como la palma de la mano pudo, hace unos años atrás, rescatar el cuerpo de un joven que se había estrellado en su avioneta.
En la cumbre -a la que después volvió con su esposa- Guntern y sus amigos estuvieron dos largas horas sacando fotos. Luego, permaneció 15 minutos más sentado solo, en una roca, trazando nuevos caminos imaginarios de conquista.

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