Tercer tiempo
LOS VERDUGOS. El 15 de Buenos Aires le tomó el gusto a salir campeón en Lawn Tennis.LA GACETA / HECTOR PERALTA LOS VERDUGOS. El 15 de Buenos Aires le tomó el gusto a salir campeón en Lawn Tennis.LA GACETA / HECTOR PERALTA
06 Abril 2008
Aplausos al campeón. Dolidos por la derrota, los hinchas se retiraron rápidamente. Los pocos que quedaban en las tribunas aplaudieron a los jugadores de Buenos Aires que, luego de gritar “dale, campeón” en el medio de la cancha, dieron la vuelta olímpica con la copa en la mano. El gesto de cordialidad fue mutuo y las “águilas” no dejaron de reconocer el calor de la final.

Insultos a la terna. Otro fue el trato destinado al árbitro Javier Mancuso (Córdoba) y a los asistentes, Miguel Romero (Corrientes) y Adrián Ramos (Mendoza). “¡Se van contentos!”, ironizaron varios hinchas, que silbaron a los árbitros, de irregular desempeño.

Reposo de guerreros. El entretiempo duró casi 10’. Como síntoma del espíritu amateur, los jugadores de cada equipo estiraron los cuerpos separados apenas por metros, mientras las duplas técnicas ajustaban detalles. Un hincha hasta se dio el gusto de fotografiar con su celular a Pata Curello y a Diego Mas. Antes, los hinchas que hacían la cola para entrar a la cancha le dieron paso a los propios jugadores de los “naranjas”. Tampoco hubo incidentes cuando los suplentes de Buenos Aires pasaron entre los hinchas tucumanos.

Minuto de silencio. Antes de empezar a jugarse la final, el cordobés Javier Mancuso pitó para que se realizara un minuto de silencio. Se debió al fallecimiento de la madre del presidente de la UAR, Porfirio Carreras. El máximo dirigente había llegado a Tucumán a la mañana y participaba de un almuerzo en Lawn Tennis cuando se enteró de la noticia. Acompañado hasta el aeropuerto por el presidente de la URT, Julio Paz, Carreras regresó a Buenos Aires inmediatamente.

Contra los carteles. Al comenzar el segundo tiempo, el árbitro debió parar el partido. Cientos de chicos estaban sentados dentro de la cancha, pegados a los carteles de publicidad. Más allá de que los auspiciantes se agarraron la cabeza, la medida del cordobés fue para prevenir golpes con los jugadores que pasaban cerca. Los chicos corrieron hasta el in-goal de Buenos Aires y nada pasó porque el try nunca llegó.

Ellos ya lo eligieron. “Tati, el Pony es argentino”, decía una bandera naranja, con letras pintadas en aerosol azul. La referencia, claro, era para Agustín Vallejo, el centro que se ganó los aplausos cada vez que tackleó a los porteños. Otro jugador coreado por las tribunas fue Lucas Barrera Oro, cada vez que despejó el peligro con un kick.

Palco de prensa. Luego de la semifinal contra Córdoba, desde este espacio se solicitó una mejor ubicación para los medios de prensa. La URT cumplió y los periodistas presenciaron el partido en un sector especial. Al principio hubo algunos colados, pero amablemente se retiraron. Además, hubo dos cabinas: una para una emisora de radio y otra para los enviados de ESPN +. El techo de esta última tembló cuando el fullback de Buenos Aires despejó el peligro con un zapatazo.

Almuerzo. La dirigencia de Lawn Tennis agasajó a los periodistas con un almuerzo de camaradería. Estuvieron representantes de los distintos medios de Tucumán, de Salta, de Córdoba y de Buenos Aires. Cada uno se llevó un obsequio del club y otro del Ente de Turismo.

Parque de autos. La multitud que se acercó a Lawn Tennis estacionó sus autos hasta la rotonda de avenida Gobernador del Campo al 100. Los cuidadores ofrecieron sus servicios por $ 3. No se observaron policías en la zona.

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