Incendios en Ourense: los vecinos de Cernego y San Vicente lloran la pérdida de sus casas

“Nos dejaron solos contra el fuego”, denuncian.

Incendios en Ourense: los vecinos de Cernego y San Vicente lloran la pérdida de sus casas
20 Agosto 2025

Los incendios forestales en Ourense han arrasado más de 62.000 hectáreas, dejando pueblos enteros calcinados y a cientos de familias sin hogar. En aldeas como Cernego y San Vicente de Leira, los vecinos denuncian haber sido abandonados a su suerte mientras veían cómo las llamas consumían sus viviendas: “Nos sentimos abandonados”, repiten una y otra vez.

Casas calcinadas y pueblos arrasados en Valdeorras

En Cernego, perteneciente a Vilamartín de Valdeorras, al menos 10 casas han quedado reducidas a cenizas. Algunas eran segundas residencias de verano, pero otras pertenecían a vecinos que vivían allí todo el año.

En San Vicente de Leira, el 80% de las viviendas quedaron destruidas. Los pocos que lograron salvar sus casas lo hicieron a base de esfuerzo personal, rodeándolas de césped o regando para frenar el avance del fuego.

Jaime Fernández, uno de los vecinos que se quedó en el pueblo, lo describe como “un infierno, con llamas de más de 50 metros, como estar dentro de un horno”.

“Nos dejaron solos contra el fuego”

Los testimonios son desgarradores.

“Nos dijeron que nos marcháramos, que si se quemaba, se quemó”, cuenta Gorane Barrueko, vecina de Cernego.

“Me he quedado sin nada, era mi vida”, lamenta Manoli Taboas, que perdió su casa.

“Aquí no apareció nadie, nos organizamos entre personas porque si no, no habría nada”, añade Nagore Fincias.

El desamparo es la palabra más repetida por los vecinos, que denuncian que la ayuda llegó tarde y mal, cuando ya el fuego había arrasado la mayoría de las casas.

El impacto en Ourense: un paisaje devastado

El alcalde de Vilamartín, Enrique Barreiro (PSdeG), asegura que entre el 80% y el 90% del territorio ha quedado calcinado. Además de las viviendas, las viñas de Valdeorras sufrieron graves daños, aunque en muchos casos actuaron como cortafuegos que salvaron a varios pueblos.

En aldeas como O Mazo o Penouta, también se perdieron casas y bodegas. En total, una veintena de vecinos fueron trasladados de urgencia al albergue municipal de Vilamartín durante la noche del sábado.

Ayuda ciudadana y militar

La Unidad Militar de Emergencias (UME) y más de 60 voluntarios jóvenes acudieron al llamamiento del alcalde a través de redes sociales, ayudando a frenar las llamas y limpiar escombros. Este martes también llegaron zapadores del Ejército para colaborar en las labores de apoyo.

Aun así, el panorama sigue siendo dramático: el Servicio de Prevención y Defensa de Incendios Forestales (SPIDF) confirmó que el fuego sigue activo y que en una sola noche se calcinaron otras 20.000 hectáreas en Valdeorras.

Un futuro incierto para los pueblos arrasados

Los vecinos coinciden en que lo ocurrido fue como vivir “una bomba de guerra”. Ahora afrontan la dura tarea de reconstruir lo perdido, aunque la sensación de abandono institucional persiste. “Queremos levantar nuestras casas, pero sentimos que estamos solos”, concluyen.

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