España está atravesando uno de los veranos más calurosos de su serie histórica. Según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), este periodo estival será “más cálido de lo normal en toda España”, especialmente en el área mediterránea y los archipiélagos. Con temperaturas que ya han superado los 42 grados incluso antes de julio, cualquier truco para aliviar el calor se vuelve valioso.
Uno de los más populares del momento llega desde Japón y propone una manera sencilla y rápida de refrescar el coche sin necesidad de encender el aire acondicionado. Este método es ideal para quienes buscan combatir el calor sin consumir combustible adicional ni forzar el sistema de climatización del vehículo.
¿En qué consiste el truco japonés?
La técnica es tan fácil como efectiva. Solo tienes que bajar una de las ventanillas del coche —preferentemente una trasera— y luego dirigirte a la puerta del lado contrario. Una vez allí, abre y cierra la puerta varias veces de forma rápida, como si estuvieras abanicando el interior. Este movimiento crea una corriente de aire que expulsa el aire caliente acumulado en el habitáculo en cuestión de segundos.
Aunque parezca un gesto simple, este “efecto abanico” ayuda a reducir notablemente la temperatura del interior del coche antes de iniciar la marcha, evitando esa desagradable sensación de horno que se forma cuando el vehículo permanece al sol.
Otros consejos para combatir el calor en el coche
Además de este truco japonés, existen otras recomendaciones útiles para mantener el coche más fresco durante los días de calor intenso:
- Usar parasoles y buscar siempre zonas de sombra para aparcar.
- Apuntar el aire acondicionado hacia el techo: el aire frío desciende, y de esta manera se distribuye mejor por todo el vehículo.
- Circular los primeros minutos con las ventanillas bajadas y el aire al mínimo. Al ganar velocidad, se recomienda subir las ventanillas y aumentar la potencia del climatizador.
En un verano donde las olas de calor son cada vez más frecuentes, estos pequeños gestos pueden marcar la diferencia entre un viaje sofocante y uno más llevadero. Y lo mejor: sin gastar de más.