DIEGO ARÁOZ/LA GACETA
La diferencia de jerarquía fue notoria. River impuso su peso en la Copa Argentina y eliminó a San Martín sin titubeos. Pero entre los nombres propios que dejaron una imagen firme a pesar del 3-0, apareció Matías García. En una noche cargada de exigencias, el mediocampista se sostuvo en pie como uno de los pilares del equipo de Mariano Campodónico, en una batalla que, aunque se perdió en el marcador, permitió medir el temple de un plantel que busca redimirse en la Primera Nacional.
El sacrificio fue visible. “Nacho” García terminó exhausto, tras 90 minutos en los que tuvo que batallar contra nombres de peso como Enzo Pérez y Kevin Castaño, en una zona en la que los espacios eran escasos y cada segundo requería máxima atención. Según los datos del sitio de estadísticas deportivas SofaScore, García tuvo 42 toques de pelota, completó 20 de 31 pases (65% de precisión), realizó dos intercepciones, dos quites y ganó 3 de los 9 duelos en el suelo. También intentó un regate (sin éxito), perdió 14 veces la posesión, cometió dos faltas y recibió una. A pesar de no haber rematado al arco ni generado centros certeros, su despliegue fue constante.
El aporte defensivo, si bien numéricamente discreto, fue valioso. Las dos intercepciones y los duelos desde el suelo hablan del ida y vuelta que sostuvo incluso cuando el equipo se vio sobrepasado. Junto a Jesús Soraire, que también se destacó por su intensidad, formó parte del eje que contuvo en los tramos más difíciles del partido.
“Hay que acostumbrarse a jugar estos partidos porque el año que viene San Martín debe estar en Primera”, señaló García con convicción, como si el partido frente a River hubiera sido un simulacro de lo que se viene. “Por supuesto que hay diferencia de ritmo, de calidad de jugadores. No sólo son buenos, son jugadores de Selección. Pero creo que dentro de lo que pudimos, fue una linda experiencia”, agregó el volante, que con su desempeño, se ganó el cariño del hincha “santo”.
En ese sentido, más allá del resultado adverso, el mediocampista valoró el reconocimiento del rival. “Está bueno que un técnico como (Marcelo) Gallardo reconozca nuestro trabajo. Nosotros estamos mentalizados. Quedan 10 finales, 10 partidos en los que no hay posibilidad de error. Si no llegamos a la final por el primer ascenso, tendremos otra chance por el reducido”, explicó García, con deseo de una revancha.
Desde su experiencia y liderazgo, el ex Güemes también habló del cambio de aire tras la llegada de Campodónico. “No sé si cambió mucho. No quiero hablar de Ariel (Martos), que dejó el equipo puntero, si bien había cosas por mejorar. Pero cuando llega un técnico nuevo las ilusiones se renuevan. Mariano es de la casa, la gente lo quiere, tiene buena vibra. No tengo dudas de que esto va a ser bueno para el grupo”, aseguró.
Con ese panorama, el resultado en Santiago del Estero también dejó una enseñanza clave para el equipo: la necesidad de sostener ese nivel ante los rivales de la categoría.
“Esto sirve para medirse, para saber para qué estamos. Si jugamos con esta intensidad, creo que no hay rival que nos aguante en nuestra división. Pero hay que demostrarlo en la cancha”, dijo García. Y fue aún más concreto sobre lo que viene: “El domingo tenemos un partido muy difícil contra un rival directo. Tenemos una semana larga para prepararlo. Nos quedan 10 finales. Son treinta puntos. Está jugando la fecha, creo que el martes juega Atlanta, pero nosotros tenemos que pensar en nosotros”, advirtió. “El hincha de San Martín está loco. Loco por cómo alienta, por cómo acompaña. Parece que van ganando siempre, no importa el resultado. Y eso no tiene precio. San Martín es un equipo grande, que tiene que estar en Primera. La manera que tenemos de retribuirles todo el esfuerzo es dentro de la cancha. Sabemos cómo está la situación del país, que hacer un viaje largo, gastar en entradas, hospedaje, comida… no es fácil. Entonces queremos que sientan que estamos con ellos”, agregó, casi, como una devolución de gentilezas por los aplausos que recibió el equipo al retirarse del “Madre de Ciudades”.
El desafío inmediato será transformar ese esfuerzo en puntos. El domingo, en Puerto Madryn, San Martín se jugará otra final. El margen es corto, exiguo; el torneo se volvió parejo y el margen de error, mínimo. “Nosotros tenemos que estar convencidos”, dijo García. Y en su frase resonó la voz de un grupo que, si mantiene el espíritu combativo mostrado contra River, puede volver a pelear bien arriba.
Sostener esa intensidad, ese temple y esa entrega no es fácil. Pero en noches como la del sábado, aún con derrota, aparecen certezas valiosas: la actitud está.







