17 Julio 2025
La cucaracha americana, el insecto más temido por su tamaño, resistencia y capacidad de volar, se extiende sin freno por España. Un reciente estudio publicado por la Asociación Española de Entomología y elaborado por la empresa especializada Anticimex revela que esta plaga ya afecta al 88% del territorio nacional, con presencia en 1.022 municipios de 44 provincias.
Según la investigación, que analizó más de 623.000 servicios de desinsectación realizados entre 2020 y 2023, la cucaracha americana (Periplaneta americana) se ha convertido en uno de los principales problemas de control de plagas en el país. Su presencia es especialmente preocupante en el litoral sur, el este peninsular y en las islas Canarias y Baleares, mientras que en el norte y el interior peninsular su presencia es más residual. Algunas provincias como Álava, Ávila, Segovia, Soria, Teruel y Zamora aún no han registrado infestaciones.
¿Qué la hace tan difícil de erradicar?
La P. americana es la especie de cucaracha más grande del mundo, capaz de alcanzar hasta 5 centímetros de longitud. De color marrón rojizo y equipada con alas funcionales en su etapa adulta, esta cucaracha prefiere los ambientes cálidos y húmedos, como alcantarillas, sótanos o cocinas. Vive entre 14 y 15 meses, y cada hembra puede generar hasta 160 crías a lo largo de su vida, dependiendo de la temperatura ambiente, lo que acelera su ciclo vital en climas cálidos.
Una historia con siglos en España
Aunque su proliferación se ha disparado en las últimas décadas, los primeros registros de la cucaracha americana en España se remontan a 1796, cuando ingresó al país a través de puertos comerciales con América. “Los barcos que viajaban por los trópicos presentaban importantes infestaciones de cucarachas”, señala el estudio, que además sitúa su origen en África.
El estudio histórico recoge su expansión por 21 provincias y 52 municipios desde el siglo XVIII, destacando el caso de Valencia, donde fue detectada por primera vez en 1918 y se consolidó como plaga estable en apenas 60 años. La explosión definitiva se produjo a finales de los años 90 en ciudades como Palma de Mallorca, Barcelona o San Sebastián.
Una amenaza creciente para la salud urbana
Además de su apariencia intimidante, la cucaracha americana puede actuar como vector de bacterias, hongos y parásitos, al moverse por zonas insalubres y después entrar en contacto con superficies domésticas. Su presencia en zonas urbanas supone un desafío creciente para los servicios de control de plagas, que insisten en la prevención como la herramienta más efectiva para evitar su propagación.
El informe alerta de su gran capacidad de adaptación, que le permite sobrevivir tanto en áreas urbanas como rurales, e incluso en entornos extremos como cuevas mineras. Ante esta realidad, los expertos recomiendan sellar grietas, mantener la limpieza en cocinas y desagües, y actuar de inmediato al menor indicio de infestación.
España, aseguran, deberá convivir con esta especie durante mucho tiempo, salvo que se tomen medidas contundentes a nivel municipal y estatal para limitar su avance.
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