24 Junio 2025
Desde que colgó los botines, Gerard Piqué ha encontrado en el mundo empresarial de España una nueva rutina marcada por el éxito. Al frente del FC Andorra, que recientemente ha logrado el ascenso a Segunda División, el exdefensa del Barça vive una etapa profesional vibrante. Pero mientras sus negocios florecen, su vida personal sigue sujeta a una tensión soterrada: la crianza a distancia de sus hijos Milan y Sasha, fruto de su relación con Shakira.
Según ha publicado Vanitatis, la artista colombiana sigue ejerciendo un control férreo sobre la agenda de visitas de Piqué. Tras mudarse a Miami con los niños, es ella quien determina cuándo, dónde y cómo pueden verse. “Shakira manda en su vida”, afirma una fuente cercana. “Él se pliega a todo para poder ejercer como padre”.
Una familia dividida por el Atlántico
La marcha de los menores a Estados Unidos no estuvo exenta de fricciones. Aunque Piqué podría haber acudido a los tribunales para impedirlo, decidió no enfrentarse abiertamente a su ex. Esta cesión le costó cara no solo en lo emocional, sino también en su entorno familiar más cercano: sus padres, Joan y Montse, mostraron su desacuerdo desde el primer momento.
“Le avisaron de que aquello era un error, que no debía aceptarlo”, señalan allegados. “Montse lo vivió con mucha tristeza. Adoraba a sus nietos y mantenía una relación muy estrecha con ellos”. Hoy, esos vínculos se reducen a visitas esporádicas, como las que tuvieron lugar a principios de junio en Barcelona, siempre condicionadas por las decisiones de Shakira.
Clara Chía, en segundo plano
La situación también ha afectado a la relación de Piqué con su actual pareja, Clara Chía. Aunque ambos comparten vida y celebraciones —como el reciente ascenso del Andorra, que celebraron en A Coruña en la intimidad—, su vínculo con los hijos del exfutbolista sigue siendo un asunto delicado.
No hay una prohibición formal, pero el mensaje de Shakira ha sido claro: prefiere que Clara no forme parte del entorno familiar cuando están los niños. De hecho, en una reciente cena en Barcelona con Milan y Sasha, la joven no estuvo presente. Un gesto que ilustra la línea invisible que separa los dos mundos del catalán: el de su nueva vida y el de su paternidad condicionada.
Una tregua silenciosa
Pese a todo, tanto Piqué como Shakira han hecho esfuerzos recientes por mantener una relación más cordial. Las tensiones vividas durante los primeros conciertos de la gira Las Mujeres Ya No Lloran, con dardos explícitos hacia el exfutbolista y su novia, habrían generado malestar en el entorno de Clara. Según diversas fuentes, Piqué habría pedido que se rebajara el tono por respeto a los menores. Desde entonces, ambos parecen haber alcanzado una suerte de tregua silenciosa por el bienestar de los niños.
En este complicado tablero emocional, Piqué intenta mantener el equilibrio entre sus obligaciones como padre y su vida personal con Clara Chía. Pero las piezas no siempre encajan, y la partida, por ahora, la sigue dirigiendo Shakira.
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