Más del 70% de los adultos tucumanos no realiza la actividad física recomendada. Ese dato, que proviene de la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, no solo coloca a la provincia entre las más sedentarias del país, sino que además empeoró en relación a la medición anterior. Ante esa alarma, el Ministerio de Salud Pública decidió salir del diagnóstico para pasar a la acción. El resultado es “Se Mueve Tucumán”, un programa que busca convertir el ejercicio en una herramienta terapéutica dentro del sistema de salud.
“Las enfermedades crónicas son la principal causa de muerte en Tucumán, en particular las cardiovasculares, que representan más del 60%”, explicó el doctor Cayetano Bellomío, uno de los responsables del programa junto al doctor Roque González, quienes estuvieron en Buen día el programa de LG Play. “Y la mayoría de esos casos se relaciona directamente con el sedentarismo. Por eso entendimos que era fundamental incluir el movimiento como parte del tratamiento médico”.
La idea partió del ministro de Salud, Luis Medina Ruiz, quien convocó a un equipo multidisciplinario para transformar la actividad física en una práctica médica sistemática. “Queremos dejar de decir ‘hace bien’ y empezar a decir cuánto bien hace. Y que esa práctica esté indicada, planificada y acompañada, como cualquier otra medicación”, sostuvo Bellomío.
“Se Mueve Tucumán” comenzó a implementarse en 2023 en hospitales públicos como el Avellaneda, el Padilla y el Centro de Salud. Pero no se trata de simples recomendaciones: el plan prevé que profesores de Educación Física trabajen en las salas junto a médicos, nutricionistas y psicólogos. Se movilizan pacientes internados, se organizan rutinas para embarazadas, para personas con enfermedades crónicas e incluso para el propio personal de salud.
“El objetivo es que nadie esté inmóvil si puede moverse”, resume Bellomío. “Porque la inactividad durante una internación puede generar trombosis o problemas respiratorios evitables. Y porque en muchos casos la rehabilitación física puede devolverle calidad de vida a un paciente cardíaco, oncológico o diabético”.
El ejemplo más avanzado es el del Hospital Avellaneda, donde funciona una “escuela de pacientes” que integra también a personas que han sufrido infartos o colocado stents. “El movimiento correcto, con la carga física adecuada, es tan importante como cualquier pastilla para que esa persona vuelva a su vida”, agregó el doctor González.
Trajes a medida
Lejos de promover la caminata como receta universal, los profesionales que integran el programa insisten en la necesidad de personalizar los tratamientos. “Una misma actividad puede ser insuficiente para algunos pacientes y riesgosa para otros. Por eso hablamos de una ‘prescripción’ de ejercicio adaptada a la patología y la edad”, explicó González.
Tucumán ya cuenta con tres centros de rehabilitación cardíaca operativos –en el Hospital Avellaneda, en el este y en Capital– y se planea abrir dos más, uno en el sur y otro en los Valles. “La idea es acercar el servicio a la gente, porque no es lógico que una persona que tuvo un infarto en Concepción deba viajar a San Miguel de Tucumán para rehabilitarse”, planteó González.
Un cambio cultural
Los impulsores del programa coinciden en que el desafío no es solo médico, sino cultural. “Nos pasa a todos: no hacemos actividad física porque no tenemos tiempo, porque priorizamos otras tareas o porque vivimos frente a pantallas. Y el cuerpo lo paga”, advirtió Bellomío.
González fue más enfático: “La actividad física debería ser como bañarse o desayunar, algo que forma parte del día. Si no la tenemos, deberíamos preocuparnos. Porque cuando llega el infarto o el cáncer, ya es tarde”.
Con ese espíritu, “Se Mueve Tucumán” busca que el sistema de salud deje de tratar solamente las consecuencias del sedentarismo y empiece a atacar sus causas. El primer paso está dado: en tres hospitales ya se entrena.






