El silencio es salud

El silencio es salud

"Los Leones de Teranga" igualaron la mejor marca de una selección del continente negro en un Mundial: Camerún que, en Italia 1990, llegó hasta los cuartos de final.

AFRICA PUEDE. El Hadji Diouf encabeza el festejo senegalés.  AFRICA PUEDE. El Hadji Diouf encabeza el festejo senegalés.
17 Junio 2002
YOKOHAMA, Japón.- El debutante Senegal se clasificó a los cuartos de final de la Copa del Mundo con un gol de oro contra Suecia. Henri Camara dio motivo para las celebraciones bailables de los senegaleses en la ciudad japonesa de Oita al vencer 2 a 1 a Suecia con dos goles suyos.
Senegal, finalista de la última Copa Africana de Naciones, fue el único que quedó de un quinteto africano formado por Sudáfrica, Camerún, Nigeria y Túnez.

Nada de suerte
"No somos afortunados. Estamos viendo el nacimiento de un gran equipo", dijo el francés Bruno Metsu, director técnico de Senegal.
Senegal jugará ahora por el pase a las semifinales frente al ganador entre el coanfitrión Japón y Turquía.
Suecia dominó la primera parte del partido en el estadio de Oita y Henrik Larsson anotó su tanto número 24 en 72 partidos con la camiseta sueca.
Sin embargo, Senegal no decayó y se apoyó en la habilidad de Camara, quien igualó ocho minutos antes del descanso y definió a los 104 con su gol de oro.
En tanto en Dakar, Nairobi, se viven días muy particulares. "Es una victoria para Africa", vociferaron los aficionados al fútbol del continente negro al conquistar Senegal el histórico pase a los cuartos de final.
"Por vez primera desde hace doce años, un equipo africano ha logrado llegar a cuartos de final del campeonato mundial", exclamó entusiasmado un taxista.
Tras la primera victoria del Mundial contra Francia, el país de Africa occidental no cesa de festejar. Antes de la salida del sol, millares de aficionados convencidos de la victoria frente a Suecia se habían congregado ante pantallas gigantes instaladas en muchas localidades.

Hasta el suelo tembló
Cuando Camara anotó el gol, los tímpanos se vieron sometidos a un ruido infernal y el suelo temblaba bajo los pies. "Esto no es sólo una victoria para Senegal, es una victoria para Africa entera", expresó un fanático ante una pantalla, declarada ya como "monumento nacional", en la carretera de Corniche. Todo allí se convirtió en un mar de los colores nacionales rojo, verde y amarillo; en un remolino de aficionados bailando saltaban a la vista turbantes, banderas, pendientes y pancartas con los colores de Senegal.
Muchos buscaban con la mirada al presidente Abdoulaya Wade, quien, después del triunfo sobre el antiguo colonizador Francia, desfiló en coche abierto llevando en alto un balón.
La agricultura de Senegal, que da trabajo a la mayoría de los nueve millones de habitantes del país, sufre hace tiempo por los permanentes bajos precios, sobre todo de los cacahuetes.Pero en eso nadie piensa en los momentos actuales. Ahora todo gira sólo alrededor de los leones". Las decisiones del presidente Wade se adoptan por tanto también bajo el signo del fútbol.
"En todo el país no se hace nada aparte de mirar fútbol", dijo un aficionado. (Reuter y DPA)

Metsu, un claro protagonista
Oita, Japón.- La presencia de Senegal en los cuartos de final del Mundial de fútbol Corea/Japón, igualando el récord para un país africano que Camerún alcanzó en Italia 90, tiene un claro protagonista: el francés Bruno Metsu, un hombre que el año pasado era relativamente desconocido en el mundo del fútbol.Metsu tuvo una trayectoria modesta como futbolista profesional en clubes como el Niza, el Anderlecht o el Valenciennes. Tras retirarse, se pasó a los banquillos de los entrenadores y estuvo al frente de clubes humildes como el Beauvais, el Lille o el Sedan.
Entonces, el técnico francés se trasladó a Africa, donde antes de recalar en Senegal como sustituto del alemán Peter Schnittger, estuvo por un breve lapso al frente de la selección de Guinea.
A sus 47 años, Metsu aprovechó su experiencia en el fútbol francés para crear un equipo basado en una amplia base de jugadores provenientes de la liga gala, algunos de los cuales han realizado allí prácticamente toda su carrera.
Mientras nutría "legionarios" europeos, Metsu se preocupó al mismo tiempo de conectar con la población senegalesa mostrándose como uno de ellos, una actitud que los entrenadores del viejo continente suelen descuidar.
Su conversión al Islam para poder contraer matrimonio con una mujer del país a principios de año, es un gesto que lo ha convertido en un hombre muy querido entre el pueblo senegalés.
Ahora, la gran preocupación de la Federación Senegalesa de Fútbol es saber cuánto tiempo podrán retener al hombre que hizo posible la revolución deportiva, ya que el mismo Metsu dejó entrever que podría buscar un cambio de aires después del Mundial.
Sin embargo, si el éxito continúa, podría resultarle imposible dejar la selección. Hoy, es ya parte integrante de la felicidad deportiva de Senegal. (DPA)

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