La suba de tarifas y tributos golpeará más a la clase media

Nicolás Córdoba es jubilado, pero si suma sus haberes con los que gana su esposa Isabel, obtiene los ingresos suficientes como para considerarse de clase media. A los 77 años pudo atesorar una casa propia y darse el lujo de tener un automóvil, modelo 1998. Sin embargo, esta semana, al recibir las boletas de impuestos, pensó que estaba pagando por otra vivienda y por otro auto. "De $ 45 bimestrales que pago, ahora tendré que destinar $ 78 para las boletas del año que viene", confiesa a LA GACETA sorprendido por el aumento del 70% en el impuesto Inmobiliario. Su sorpresa fue mayor cuando fue a pedir la factura del Automotor. "Mi auto es un año más viejo y pensé que, por eso, el impuesto iba a bajar; pero de pagar $ 24 ahora tendré que abonar $ 27; no lo entiendo", señala el jubilado.
Como Córdoba, miles de contribuyentes se sorprendieron al recibir las facturas distribuidas por la Dirección de Rentas para el pago anual de impuestos con una bonificación del 10%. En el caso del Inmobiliario, los aumentos pueden superar el 150%. Rentas prevé el cobro de $ 45 millones más por ese impuesto durante 2008 respecto de lo devengado para este año.
Además del efecto del revalúo inmobiliario, quienes poseen un automóvil se encontraron con un aumento en Automotores, más allá de la amortización del rodado por el paso del tiempo. Según el director de Rentas, Pablo Clavarino, la aplicación de los coeficientes para ajustar el valor de las unidades usadas no excede el valor determinado por el área seguros de la Caja Popular para esos autos. Según un estudio de Rentas, las valuaciones están un 15% por encima de los valores utilizados para el cálculo del impuesto. Por eso, el valor de un automóvil modelo 2008 se reajustará en ese mismo porcentaje. La inquietud de los ciudadanos es mayor si se toma en cuenta que habrá otra suba en la boleta de la luz (se completará el reajuste del 24%) y del servicio de agua (otro 15%).

Voracidad fiscal
Según el presidente del Colegio de Graduados en Ciencias Económicas de Tucumán, Juan Carlos Morell, la clase media sigue siendo la más castigada a causa de estas subas. "Pese a la vigencia de un artículo de la Ley de Convertibilidad, mediante el cual siguen prohibidas las actualizaciones, ello no rige para algunas cosas que son de interés del Estado", dijo. Morell destacó que los contribuyentes tucumanos ya sufrieron los efectos de un aumento generalizado del 57% en el Inmobiliario y hasta perdieron algunos beneficios por pago al día, como el 20% de bonificación en las boletas del agua. "El fisco -nacional y provincial- tiene una voracidad muy grande", acotó.En opinión del economista Eduardo Robinson, el incremento tarifario e impositivo se explica porque el Estado no piensa en tocar el gasto público. "Incrementar las tarifas de servicios en una provincia con elevada presión tributaria, que por lo que se ve continuará incrementándose, tiene un doble el riesgo: alentar mayores presiones inflacionarias y reducir el poder adquisitivo. A esto se suma que, si los incrementos tarifarios no se destinan efectivamente a inversiones, seguirá el deterioro de los servicios", señaló Robinson.
La población que tiene casa propia y hasta un auto puede hacer el esfuerzo de pagar más impuestos porque hace a la redistribución solidaria de una sociedad moderna, definió el economista Hugo Ferullo. "No soy de los que piensan que toda suba impositiva es mala, pero el quid de la cuestión pasa por saber qué hace el Estado con esa plata y quién controla el gasto", advirtió. "Para cobrar muchos impuestos hay que dar muestras visibles de transparencia y de austeridad desde el Gobierno, pero no conocemos en detalle cómo y cuánto gasta cada ministro, secretario o subsecretario de Estado", apuntó.