Keith Richards dijo que su macabra confesión habría sido sólo una broma

Londres.- Cuando Ozzy Osbourne aspiró toda una línea de hormigas vivas esnifando cocaína, se rió todo Londres. Y por lo bajo se comentaba luego sobre Keith Richards: "dicen que esnifó las cenizas de su padre". Ayer pareció que el rumor se confirmaba como algo real, ya que la revista musical "New Musical Express" (NME), que publicó este miércoles una entrevista hecha al cantante, sostuvo que Richards confesó: "¿qué es lo más disparatado que esnifé en mi vida? A mi padre".
En el transcurso de la jornada parece que a alguien le dio miedo, y el portavoz de los Rolling Stones, Bernhard Doherty, salió a decir que eso sólo fue una broma. "La gente no tendría que creer todo lo que lee en el diario". Luego salió el propio Richards a decir que todo fue un error. "Yo traté de decir qué cercanos éramos Bert y yo". Por su parte, la revista afirmó que las palabras del músico fueron reproducidas correctamente.
Keith heredó de Herbert William Richards, apodado Bert, la potente nariz y los ojos oscuros. Hay fotos que muestran al rockero del brazo de su canoso progenitor. La macabra y chocante confesión del veterano rockero de 63 años no debería dejar en segundo plano el hecho de que Keith adoraba a su padre, a pesar de una larga pelea sobre el divorcio de sus progenitores. Bert murió en 2002 a los 84 años. "Fue incinerado y simplemente no me pude resistir a mezclarlo con un poquito de cocaína", dijo el guitarrista de los Rolling Stones según "NME". "A mi padre no le hubiera importado. Le habría dado exactamente igual", agregaba el reporte.
Para los diarios sensacionalistas londinenses la historia fue tema de portada. Y así se demuestra una vez más que los ingleses tienen una relación muy singular y cordial con el humor negro. Ningún periódico consideró de alguna forma irrespetuosa la posibilidad de que Richards esnifara las cenizas de su padre mezcladas con cocaína. Y el músico, que en los 60 y 70 ocupaba espacio en la prensa por sus excesos con las drogas, sostuvo: "he esnifado cosas mucho peores". Así, relató, algún bromista le mezcló estricnina, una sustancia paralizante de los músculos, en su droga. "Eso fue en Suiza, y quedé en estado de coma, pero lúcido. La gente decía: ?está muerto?, y yo no podía emitir ninguna señal". Incluso los gatos, que, como se sabe, disponen de siete vidas, podrían envidiar a Keith Richards, quien durante mucho tiempo consumió todo lo que se le cruzaba en el camino. "Durante 10 años encabecé la lista de los que previsiblemente iban a morir pronto", reconoció el músico, que desde el principio es responsable con su guitarra del sonido inconfundible de los Rolling Stones así como de su imagen de "bad boys". "Muchos médicos me dijeron que me quedaban seis meses de vida, pero yo fui a sus funerales". Lógicamente nunca estuvo solo con sus adicciones en el mundillo del rock londinense. Son legendarias las fiestas en las que el líder de Queen, Freddie Mercury, hacía servir el polvo blanco en bandejas de plata llevadas por sirvientes desnudos.
Que Londres sigue siendo hasta hoy la capital de las estrellas consumidoras de cocaína es algo de lo que Scotland Yard se queja una y otra vez, y no sólo desde que la supermodelo Kate Moss fue fotografiada consumiendo en una fiesta de famosos. Richards predijo que el líder de los Babyshambles, Pete Doherty, puede ser la próxima víctima de las drogas y le aconsejó dejar a su novia Kate Moss. "Mi consejo a Pete Doherty es que debería callarse y dejarla", dijo. "No lo conozco. Todo lo que sé es que está jugando con su suerte". "A Kate la conozco muy bien. Le gusta jugar con los chicos malos (...) Ella vivirá, pero los chicos morirán", aseguró. Los Rolling Stones saldrán de gira por Europa en junio. El año pasado, el tour se interrumpió cuando Richards tuvo que ser intervenido supuestamente por caerse de una palmera en las islas Fidji. (DPA)