El recital de Callejeros

El recital de Callejeros

Un espectáculo que está levantando polémica.

25 Marzo 2006
La presentación del grupo de rock Callejeros en nuestra ciudad, programada para el próximo 22 de abril, ha desatado toda una polémica. Es sabido que esta se debe al hecho de que dicha banda es la que estuvo tocando en el local nocturno Cromagnon, de la Capital Federal, cuando se desató, en diciembre de 2004, la tragedia que determinó la muerte de 194 personas. Hemos informado en detalle sobre todas las alternativas de la actuación en Tucumán, a lo largo de estos últimos días. Finalmente, quedó establecida la fecha para el recital, que habrá de desarrollarse en las instalaciones del Club Central Córdoba.
La cuestión hace oportunos algunos comentarios y reflexiones. Digamos de entrada que no puede discutirse el derecho que Callejeros tiene de actuar en Tucumán -o en el punto del país en que quiera hacerlo- si para su presentación cumple previamente con los requisitos legales a los que debe someterse todo espectáculo. Como tampoco puede polemizarse sobre otros derechos vinculados a ese. Hablamos del que asiste al público juvenil, de acudir a escuchar y aplaudir lo que desee; o del que tiene la comunidad, de verse a salvo de ruidos molestos y de incidentes. Sentado este principio troncal, hay que agregar que el recital, por las características que lo rodean, constituye una ocasión para demostrar que, en situaciones difíciles, pueden funcionar los organismos estatales de Tucumán encargados de garantizar que un acontecimiento de esa naturaleza no signifique perjuicios para nadie. Es decir que la presentación no venga a alterar la tranquilidad pública, en ningún sentido, en forma de ruidos molestos o de incidentes de ninguna especie. También, como es lógico, el hecho obliga a definir cuestiones de seguridad que resultan indispensables en toda concentración de público de cierta magnitud. Con el agregado de que en esta, según se anunció, los familiares de las víctimas de Cromagnon se preparan a expresar sus reclamos sobre la marcha del proceso judicial que investiga la tragedia.
Las autoridades del Club Central Córdoba, sede del recital, aseguran haber tomado todas las medidas para que aquel se desarrolle sin irrogar molestias a terceros. Por otro lado, sería alarmante y retrógrado mirar toda presentación importante de rock como una manifestación indeseable de desbordes y de desorden. Es el espectáculo que atrae a los sectores juveniles, y lo que corresponde es que el poder público lo rodee de los marcos de garantía de derechos de terceros y de observancia de seguridad que deben existir. Se trata de realidades vigentes que merecen enfocarse como tales, y que son tan respetables como cualquier otra.
Y no está demás recordar que, por las particulares connotaciones que rodean al recital de Callejeros, la atención de todo el país estará enfocada sobre Tucumán, ese día, para registrar minuciosamente cualquier alteración que pudiera producirse. Es una fuerte razón para que el Estado cuide, como decimos arriba, que todos los mecanismos que son de su responsabilidad funcionen ajustadamente, de manera que el controvertido recital de rock no sea más que lo que, en esencia, está en su naturaleza: un espectáculo muy esperado por los jóvenes, que concurrirán masivamente a verlo, y nada más.
En una palabra, tienen que acondicionarse todos los resortes para que los rockeros canten libremente; para que quienes van a disfrutar de su presentación, la disfruten sin cortapisas; para que quienes quieren exteriorizar protestas, las hagan sin causar disturbios; y para que el vecindario que aspira a dormir sin demasiado ruido esa noche, pueda hacerlo. Es de esperar que todo esto se logre.

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