Avanza la certificación Local GAP para la caña

Avanza la certificación Local GAP para la caña

La norma garantiza que la cosecha y el manejo se realizan sin el uso del fuego.

ANTE INCENDIO. La Local GAP sirve de prueba frente accidentes ígneos.  ANTE INCENDIO. La Local GAP sirve de prueba frente accidentes ígneos.
07 Diciembre 2019

En Tucumán avanza la certificación de las normas de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) Local GAP Caña de Azúcar sin Uso del Fuego. Esta iniciativa se ubica dentro de las acciones que lleva adelante desde hace una década la Mesa de Gestión Ambiental de Cruz Alta (MGA), con el objetivo de lograr la erradicación gradual de la quema en el cultivo.

Se trata de una normativa internacional basada en los pilares de Global GAP, la norma más difundida en el mundo sobre BPA, que garantiza que el proceso de cosecha y que el manejo de residuos de caña en un campo productivo se efectúa sin el uso del fuego. Las empresas acceden a esta de manera voluntaria, y se renueva anualmente.

Fue creada en 2013 por los organismos integrantes de la MGA: el INTA; la Secretaría de Medio Ambiente de la Provincia; las Direcciones provinciales de Flora y Fauna, de Defensa Civil y de Fiscalización Ambiental; el Sistema Provincial de Salud (Sirposa); la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc); la Sociedad Rural de Tucumán; la Fundación Proyungas; los bomberos voluntarios de Las Talitas; Cañeros Unidos del Este; la Cooperativa La Merced; las empresas Juan José Budeguer SA, Cevilares SA, Transener; el Colegio de Ingenieros Agrónomos y Zootecnistas de Tucumán; la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola; pequeños y medianos productores independientes, y los industriales Complejo Azucarero Concepción, Salta Refrescos SA (Ingenio Famaillá) y José Minetti (Ingenio Bella Vista).

Esta construcción conjunta logró que la normativa contemple todos los aspectos productivos y esté absolutamente adaptada a las condiciones locales de los productores tucumanos.

Mediante el acceso a la certificación se pueden incorporar BPA y tomar medidas que permitan reducir potenciales quemas accidentales u ocasionadas por personas ajenas a las explotaciones cañeras, para evitar daños en el medioambiente, en la infraestructura cercana y en la salud de la población. Además, también ante una quema accidental o ajena a la explotación, permite lograr una prueba sustancial para deslindar la responsabilidad en las multas que impone la Dirección de Fiscalización Ambiental de la Provincia. Por último, sirve para demostrar que el sector productivo no es el único responsable de las quemas y que, por el contrario, realiza un esfuerzo para erradicar tal práctica.

Con su entrada en vigencia en 2014, Tucumán se convirtió en el primer lugar del mundo que posee un protocolo internacional de gestión ambiental en este cultivo. A partir de allí, la MGA trabajó para ampliar la cobertura y para volver más eficiente la normativa. Empecó en 2015, con menos de 10.000 ha certificadas; y en sólo cuatro años cuadruplicó esa cifra. Este año cerrará con 44.843 ha; es decir, 17.305 ha más que el año pasado, que finalizó con 27.538 ha certificadas. Este dato, además, convierte a la caña de azúcar en el cultivo con mayor cantidad de hectáreas certificadas de Tucumán, seguido del limón que tiene alrededor de 30.000 ha.

Las principales firmas agroindustriales de la provincia continúan apostando a Local GAP, e invirtiendo en la sustentabilidad del sector. Este año Juan José Budeguer SA certificó 17.461 ha; Arcor, 8.510 ha; Cevilares SA, 3.056 ha; Complejo Azucarero Concepción, 2.896 ha; Campo Norte, 2.425,5 ha; Temas Industriales y Siempre Verde SA, 1.193 ha cada uno; Labores y Trabajos del Sur SA, 980 ha; Bio Energía Santa Rosa, 967 ha; Azucarera San Gerónimo SRL, 878 ha; Paz y Posse Ltds., 877 ha; Las Lanzas SA, 872 ha; DOG SRL, 798 ha; COU SA, 796 ha; Colombres Fincas Cañeras, 601,5 ha; Perili, 510 ha; Tricor SRL, 363 ha; Asociación Cooperadora INTA Famaillá, 170 ha; Fruta Azul SRL, 160 ha; La Tapera, 80 ha; y la Eeaoc, 56 ha. Con esfuerzo, tanto el INTA Famaillá como la Eeaoc lograron renovar la certificación en sus campos experimentales este año, lo que demuestra que es posible apostar a una agricultura sostenible, con una norma que se adapta a las diferentes escalas productivas.

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