Annabelle promete toda clase de horrores

ESTRENOS DE CINE

La precuela de un spin-off. A esos extremos llega Hollywood en estos tiempos con tal de ordeñar la vaca de la taquilla. Y en ese sentido Annabelle viene comportándose como una dama, por más que sea una muñeca endemoniada: esta película costó 15 millones de dólares y sólo en Estados Unidos ya recaudó casi 100 millones, con mucho camino por recorrer.

Recapitulemos. Annabelle apareció en “El conjuro” y de allí hizo el tránsito hacia su propia película, estrenada en 2014. La crítica destrozó al spin-off pero los fans la amaron y así lo demostraron en boleterías. Quedó una pregunta flotando en el ambiente: ¿de dónde salió semejante engendro del mal? La respuesta está en esta precuela (por algo se subtitula “La creación”). Al parecer todo empezó por culpa de un fabricante de muñecas, cuya casa se convierte en un orfanato después de la muerte de su hija de 12 años. Una de las nenas que llegan allí de la mano de la hermana Charlotte -las monjas también son piezas claves en el entramado de filmes de “El conjuro”- hará contacto del peor de los modos con la muñeca. 

Para ser justos, digamos que los comentarios recibidos hasta aquí por “Anabelle: la creación” son mucho más alentadores que los palazos propinados a su predecesora. Mucho tiene que ver la solidez del guión, con el que Gary Dauberman levanta el aplazo (también firmó el script tres años atrás). La dirección quedó en manos de David Sandberg, que viene de otro éxito del género (“Nunca apagues la luz”) y está en carrera para saltar a las ligas mayores: es posible que dirija “Shazam”, sobre el superhéroe de la escudería DC Comics.

Anthony LaPaglia y Miranda Otto encarnan a Samuel y Esther Mullins, dueños de la casa-orfanato en la que todo comienza, mientras que Samara Lee es Bee, la niña a la que Annabelle le echa el ojo del mal. A la hermana Charlotte la interpreta Stephanie Sigman, a quien pronto veremos en la nueva versión de “SWAT”.

Si cada semana la cartelera se ve en la obligación de nutrirse con alguna producción de terror, el género que nunca falla, está claro que en este caso hay un bonus-track: la presencia de una figura que llegó para quedarse.