Un experto dice que habría que sacar todos los eucaliptos de las calles de Yerba Buena

Un experto dice que habría que sacar todos los eucaliptos de las calles de Yerba Buena

"Los vecinos deben entender que, al cortarlos, están protegiendo sus vidas", explica el ingeniero agrónomo Francisco Toro.

Un experto dice que habría que sacar todos los eucaliptos de las calles de Yerba Buena
22 Noviembre 2016
No se trata de un acto arboricida. Aunque los eucaliptos de la avenida Perón sean ya un recuerdo, el sentimiento de añoranza debería dar paso al de sosiego. Al menos eso es lo que se desprende de los conceptos vertidos por Francisco Toro -ingeniero agrónomo y profesor de la cátedra de Silvicultura de la Facultad de Agronomía y Zootecnia de la Universidad Nacional de Tucumán-. "El eucalipto no es un árbol que pueda convivir con una población. Habría que sacarlos a todos de las zonas urbanas de Yerba Buena", dice.
Las declaraciones de Toro se producen luego de que la Municipalidad de esa ciudad comenzara, el viernes pasado, una campaña de poda de esos árboles, en esa autovía y en la avenida Solano Vera, donde hace 10 días murió un niño de cinco años cuando el transporte escolar en el que iba al jardín de infantes fue aplastado por uno de estos ejemplares. "Creo que los actuales gobernantes les han quitado un problema a los que vendrán. Porque esos árboles, temprano o tarde, iban a caer. No importa si estaban sanos o enfermos; había que sacarlos", añade.
- ¿Por qué afirma que habría que cortar todos los eucaliptos?
- Estas especies crecen muy rápido y son verdaderos reservorios de agua. Entonces, adquieren un peso extra. No hace falta que caiga un árbol entero para que sea una tragedia; basta con que se desprenda una rama. Y las avenidas son zonas de tránsito. Los vecinos deben entender que, al cortarlos, están protegiendo sus vidas y sus bienes. 
- ¿Cuál es su mirada sobre el arbolado yerbabuenense?
- Los árboles, como cualquier ser vivo, tienen un ciclo de vida. Por eso, es necesario que se implemente un plan de erradicación. En la avenida Aconquija, por ejemplo, hay muchos tarcos y lapachos que pueden causar un desastre en una próxima tormenta. La Perón, para poner otro caso, es un muestrario enloquecido de árboles que nada tienen que ver entre sí. Y en el Casco Viejo también hay grandes árboles que podrían caerse, en cualquier momento.
- ¿En qué consiste esa erradicación que propone?
- Hay que sacar todos los eucaliptos -reitera-. Y también se debe avanzar sobre pinos, cipreses, tarcos y lapachos que se han desarrollado en demasía. 
- ¿Cómo debe ser la reforestación?
- El plan de reforestación es una necesidad inmediata, porque estamos hablando de una ciudad jardín. Los fresnos y los lapachos son especies recomendadas. En el primero de los casos, hay que colocar uno cada seis metros, más o menos. Los lapachos deben ponerse uno cada 10 metros.
Finalmente, Toro explica que el eucalipto no es un árbol autóctono. Eso significa que no se encuentra adaptado a las condiciones climáticas de esta región. Por consiguiente, carece de una estructura que resista los vientos locales. El último censo del arbolado urbano de Yerba Buena se hizo en 2013. Por aquel entonces, únicamente en el área con mayor consolidación del tejido urbano se habían contabilizado 17.024 árboles. 
Aunque no ha habido otro censo formal, Hernán Macedo -secretario de Servicios Públicos y Ambiente del municipio- dice que el área a su cargo ha actualizado esa cifra, y han relevado al menos 30.000 unidades, puesto que han incluido otros sectores que habían quedado fuera de aquel conteo. "Cada año, debería renovarse al menos el 1 % de ese total. Si tomamos esas cifras, tendríamos que podar y plantar unos 3.000 unidades cada año", concluye.

No se trata de un acto arboricida. Aunque los eucaliptos de la avenida Perón sean ya un recuerdo, el sentimiento de añoranza debería dar paso al de sosiego. Al menos eso es lo que se desprende de los conceptos vertidos por Francisco Toro -ingeniero agrónomo y profesor de la cátedra de Silvicultura de la Facultad de Agronomía y Zootecnia de la Universidad Nacional de Tucumán-. "El eucalipto no es un árbol que pueda convivir con una población. Habría que sacarlos a todos de las zonas urbanas de Yerba Buena", dice.

Las declaraciones de Toro se producen luego de que la Municipalidad de esa ciudad comenzara, el viernes pasado, una campaña de poda de esos árboles, en esa autovía y en la avenida Solano Vera, donde hace 10 días murió un niño de cinco años cuando el transporte escolar en el que iba al jardín de infantes fue aplastado por uno de estos ejemplares. "Creo que los actuales gobernantes les han quitado un problema a los que vendrán. Porque esos árboles, temprano o tarde, iban a caer. No importa si estaban sanos o enfermos; había que sacarlos", añade.

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- ¿Por qué afirma que habría que cortar todos los eucaliptos?

- Estas especies crecen muy rápido y son verdaderos reservorios de agua. Entonces, adquieren un peso extra. No hace falta que caiga un árbol entero para que sea una tragedia; basta con que se desprenda una rama. Y las avenidas son zonas de tránsito. Los vecinos deben entender que, al cortarlos, están protegiendo sus vidas y sus bienes. 

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- ¿Cuál es su mirada sobre el arbolado yerbabuenense?

- Los árboles, como cualquier ser vivo, tienen un ciclo de vida. Por eso, es necesario que se implemente un plan de erradicación. En la avenida Aconquija, por ejemplo, hay muchos tarcos y lapachos que pueden causar un desastre en una próxima tormenta. La Perón, para poner otro caso, es un muestrario enloquecido de árboles que nada tienen que ver entre sí. Y en el Casco Viejo también hay grandes árboles que podrían caerse, en cualquier momento.


- ¿En qué consiste esa erradicación que propone?

- Hay que sacar todos los eucaliptos -reitera-. Y también se debe avanzar sobre pinos, cipreses, tarcos y lapachos que se han desarrollado en demasía. 


- ¿Cómo debe ser la reforestación?

- El plan de reforestación es una necesidad inmediata, porque estamos hablando de una ciudad jardín. Los fresnos y los lapachos son especies recomendadas. En el primero de los casos, hay que colocar uno cada seis metros, más o menos. Los lapachos deben ponerse uno cada 10 metros.
Finalmente, Toro explica que el eucalipto no es un árbol autóctono. Eso significa que no se encuentra adaptado a las condiciones climáticas de esta región. Por consiguiente, carece de una estructura que resista los vientos locales. El último censo del arbolado urbano de Yerba Buena se hizo en 2013. Por aquel entonces, únicamente en el área con mayor consolidación del tejido urbano se habían contabilizado 17.024 árboles. Aunque no ha habido otro censo formal, Hernán Macedo -secretario de Servicios Públicos y Ambiente del municipio- dice que el área a su cargo ha actualizado esa cifra, y han relevado al menos 30.000 unidades, puesto que han incluido otros sectores que habían quedado fuera de aquel conteo. "Cada año, debería renovarse al menos el 1 % de ese total. Si tomamos esas cifras, tendríamos que podar y plantar unos 3.000 unidades cada año", concluye.

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