Mujer & madre: Doble discriminación

Mujer & madre: Doble discriminación

Pese a los avances sociales, la maternidad sigue siendo una clara desventaja para ellas.

Tamara Fernández Tamara Fernández

Tamara Fernández todavía no lo puede creer. ¿Cómo fue que de un día para otro cumplió un gran sueño y luego vivió su peor pesadilla? Después de convertirse en Reina Miss Mundo Neuquén, la joven modelo de 24 años recibió el llamado del organizador del evento donde fue coronada para avisarle que había perdido el cetro. ¿La razón? Tiene una hija de dos años, lo que es contrario a las reglas.

“Las razones por las que una Miss no puede ser madre no tienen mucho sentido. Dicen que es por el tiempo que requiere tener disponible alguien que es coronada, o porque tiene que viajar mucho”, explica a LA GACETA Tamara. Desde los 11 años es modelo y hace dos años y medio es mamá de Cloe. Su experiencia en el mundo las pasarelas le dice que “es una regla estúpida”. “Tener un hijo no interfiere en nada; no tengo menos tiempo, sé administrarlo bien para poder cumplir con mis obligaciones y también atender a mi pequeña. Creo que es claramente un acto de discriminación”, resalta. “Yo siento que mi hija no me quita tiempo; al contrario me hace mejor persona, me hace más fuerte, más madura. Todo lo que me trae para mi carrera son beneficios. Además estoy en pareja; somos muy unidos y el papá está siempre presente”, añade.

¿En qué siglo estamos?

La historia de Tamara causó asombro y enojo. Y mostró que pese a que vivimos en el siglo XXI, increíblemente, las mujeres deben seguir luchando contra prejuicios. Ocurre en un concurso de belleza. Pero también lo viven muchas madres todos los días cuando salen a trabajar. Si tienen hijos, las suelen ubicar en puestos no calificados o mal pagos. Las madres no sólo están en desventaja laboral con respecto a los hombres, sino también con aquellas mujeres que no tienen hijos, según ha demostrado con varias investigaciones el Observatorio de la Maternidad. Sus estudios en Argentina demuestran que:

• Mientras el 98,4% de los hombres con hijos y el 79,6% de las mujeres sin hijos están ocupados, sólo lo hace el 60,6% de las madres.

• Las más perjudicadas son las que tienen más hijos: participan en el mercado de trabajo el 64,7% de las madres con hasta dos hijos y sólo el 40,8% de las que tienen más de cuatro hijos.

• Las mamás con hijos más chicos tienen menos oportunidades: el 64,8% de las madres con niños de cuatro años o más trabaja de manera remunerada, porcentaje que disminuye al 52,4% entre las que tienen hijos menores de cuatro años.

• A las mujeres, el título les sirve menos que a los hombres. Sólo una de cada cuatro egresadas universitarias trabaja como profesional. Aunque tienen más acceso a la universidad, ellas aún sufren desventajas en el ámbito laboral como consecuencia de la maternidad. Además, se les exigen más requisitos que a los hombres.

“Estos números son claros: pese a todos los avances que protagonizaron las mujeres en los últimos años, todavía siguen siendo muy fuertes las desventajas de la maternidad, que les impiden participar en el mercado laboral con todo su potencial”, expresa Carina Lupica, miembro del Observatorio.

Entrevistas que marginan

Mariana quería un cambio en su vida. Lo necesitaba. Es bioquímica. Pero nunca ejerció porque después de recibirse se casó y tuvo dos hijos. Cuando el más pequeño tenía meses se separó de su marido. “Ahora que los chicos están más independientes porque tienen 5 y 7 años yo creí que era el momento de salir a buscar empleo”, resalta la profesional, que tiene 35 años.

En marzo se presentó en una entrevista para un puesto en un laboratorio importante del medio. “Me recibió un hombre de unos 45 años. Primero fue muy agradable. Me pidió el curriculum, me preguntó la edad y si estaba casada. Todo bien hasta que le dije que era divorciada y madre de dos hijos. Ahí la charla se volvió más tajante y seca”, relata.

“Y si trabajás, ¿quién va a cuidar a tus hijos? ¿Podrás venir doble turno?”, le preguntó. “Le dije que iba a encontrar el modo de organizarme. Me contestó: ‘Te vamos a estar llamando’. Y aquí sigo esperando”, resume Mariana. “Claramente sentí que me estaban discriminando por ser madre. Sólo vieron en mí un problema; pesaron más los prejuicios y suposiciones sobre mi vida que mis capacidades profesionales. Es como que ser madre es un indicador de menor productividad, de mayor ausentismo y conflictividad”, opinó.

En el Inadi

Estar esperando un bebé o la posibilidad de quedar embarazada también sigue siendo un motivo para discriminar a las mujeres, según contó Ramiro Granado, titular del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) en Tucumán. “Tenemos muchas consultas y denuncias sobre este tema; sabemos que hay empresas locales que incluyen en los estudios preocupacionales test de embarazo. Es un claro hecho de discriminación y es ilegal”, señaló.

En nuestro país la Ley 26.485 dice que se entiende por violencia laboral “aquella que discrimina a las mujeres en los ámbitos de trabajo públicos o privados y que obstaculiza su acceso al empleo, contratación, ascenso, estabilidad o permanencia en el mismo, exigiendo requisitos sobre estado civil, maternidad, edad, apariencia física o la realización de test de embarazo”.

“Al margen de esta ley, desde el Inadi trabajamos con la sanción moral: tratamos de concientizar a los empleadores y emitimos fallos para evitar prácticas discriminatorios”, señaló Granado.

A su entender, sí hubo avances sociales a favor de la mujer: hoy hay más conciencia y denuncias cuando se las discrimina.

“Cuando se la deja sin trabajo por ser mamá o se les hace un test también se las está cosificando. Vemos que todavía hay muchos actos discriminatorios relacionados a la maternidad. El empleador tiene la idea de que una mujer cuando se convierte en madre va a descuidar el trabajo o va dedicarle menos tiempo. Estas son las causas por las que muchas de ellas empiezan a ser perseguidas en el plano laboral. Y entonces, ese momento que debería ser de felicidad plena se convierte en una pesadilla porque la mujer se siente castigada. Esto no puede seguir pasando”, concluyó.

"Muchas cosas están cambiando"


“Muchas cosas están cambiando. La maternidad sigue siendo una desventaja en algunos ámbitos laborales, pero está disminuyendo la cantidad de empresas que hacen diferencias con las madres”, sostiene María del Carmen Vega, coach ontológico empresarial.

En la actualidad, en Tucumán más del 40% de la fuerza laboral esta representado por mujeres. “Ya no se puede decir que estamos en una sociedad que no nos valora. Todo lo contrario; se está respetando y valorando las características femeninas para muchos puestos de trabajo”, señaló. Lo que sí es cierto, según Vega, es que muchas féminas al momento de convertirse en madres eligen trabajar menos tiempo o hacer un parate en sus carreras laborales.

¿Cuál es o debería ser la mejor forma de enfrentar la maternidad, tanto desde el punto de vista de las empresas como de las madres?, le consultamos. “Siempre la mejor opción es abrir conversaciones, negociar qué quiere o necesita la empresa de mí y yo de ellos. No siempre tiene que ser algo negativo la maternidad. Se pueden lograr acuerdos, llegar a un equilibrio para que la mujer siga haciendo sus aportes importantes a la compañía pero tenga el tiempo y el espacio necesario con su hijo”, señaló.

La profesional remarcó que hoy en día las tecnologías permiten que cualquier mujer pueda seguir aportando sus conocimientos sin la necesidad de estar presente en una oficina. “Por eso hay que sentarse a dialogar. El desafío de las empresas actualmente pasa por coordinar acciones, independientemente de si son de mujeres o varones, para lograr más inspiración y, por lo tanto, mayor productividad”, insistió la experta.

La situación de la mujer en el mercado laboral, según Vega, va a ir mejorando cada vez más porque “las empresas van entendiendo que sus resultados son siempre proporcionales a cómo están las relaciones interpersonales en ese lugar”.

Para finalizar, Vega destaca que la maternidad les hace muy bien a las trabajadoras: “les brinda la capacidad de estar disponible desde otro lugar para otra persona. Hay algo que sucede en la mujer a partir de que se convierten en madres. Entrás en un espacio de amor, de gran sensibilidad que te amplía la mirada, la capacidad de coordinar acciones desde un lugar de mayor de grandeza y empatía”.

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"Se deben redistribuir las cargas de las tareas del hogar"


“Las madres padecen ciertas desventajas en el mercado de trabajo porque la sociedad no ha logrado adaptarse a la nueva realidad. Si bien hoy las mujeres comparten con los hombres el tiempo de trabajo remunerado, no se ha generado un proceso de cambio similar en la redistribución de la carga de las tareas domésticas al interior de los hogares. Ellas siempre son las responsables finales de esas labores”, sostiene Carina Lupica, miembro del Consejo de Asesores del Observatorio de la Maternidad y consultora de la Organización Internacional del Trabajo. “Las mujeres adaptaron su inserción y desarrollo laboral a sus responsabilidades familiares, lo que resulta en carreras profesionales interrumpidas, salarios más bajos y empleos de peor calidad que los hombres y que las mujeres sin hijos”, añadió.

- ¿Para las mujeres es un problema tener hijos, ya sea cuando tienen un trabajo o cuando lo están buscando?

- La situación de desventaja de las madres en el mercado de trabajo se presenta incluso entre las madres con mayores niveles educativos. Cuando aparecen los hijos muchas de las trabajadoras profesionales abandonan el mercado de trabajo. Otras madres universitarias intentan continuar su desarrollo profesional en empleos con menor carga horaria o con mayor flexibilidad, aunque dichas condiciones signifiquen en muchos casos resignar la calificación del trabajo y la cuantía de los ingresos.

- ¿Los empresarios consideran un problema cuando una mujer les informa un embarazo?

- La razón principal de las desventajas de las madres en el mercado de trabajo reside en que las responsabilidades familiares -la crianza de los hijos, las tareas generales del hogar- y el trabajo remunerado han sido considerados como dos ámbitos separados e incompatibles. El modelo de trabajador ideal y el más rentable para los empleadores ha sido históricamente de sexo masculino porque su la vida familiar o personal inciden en menor medida en su trabajo, debido a los roles tradicionales que han desempeñado las mujeres (responsables del cuidado de la familia) y los hombres (proveedores del hogar). Por otra parte, esta concepción también subyace en la decisión de los empleadores al momento de seleccionar a los trabajadores y trabajadoras: si los hombres se casan y tienen hijos se tiende a pensar que están más asentados y comprometidos con su trabajo. En una mujer, en cambio, siempre existe el recelo de los supuestos costos -monetarios y de tiempo- que acarrea la maternidad.

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