Robos en las escuelas, un ataque a la educación

Robos en las escuelas, un ataque a la educación

En menos de tres meses de clases ocho escuelas han sido víctimas de robos en la provincia, varias de ellas más de una vez. La situación es una muestra más de la inseguridad que se vive en el país y, por supuesto, es algo que preocupa. Sin embargo, más grave es la actitud de las autoridades, en particular de los responsables del Ministerio de Educación, que siguen sin reaccionar a pesar de que el continuo vandalismo contra los establecimientos escolares no es una situación nueva.

El último fin de semana fueron atacadas las escuelas 280 de Santa Ana, Santo Domingo de esta capital y Provincia del Chaco de El Manantial. En todos los casos, los ladrones se llevan computadoras, aparatos electrónicos, vajilla, garrafas.

Un caso particularmente escandaloso fue el ocurrido a comienzos de mes en la escuela 387 Arturo Illia de Concepción, donde en un mismo fin de semana los ladrones entraron a robar dos veces. De allí se llevaron hasta la bandera de ceremonia. Y el de este mes había sido el tercer robo que la escuela sufrió este año.

El mismo fin de semana habían entrado ladrones en la escuela Docencia Tucumana de Villa Mariano Moreno, establecimiento que ya suma 11 robos en lo que va del año.

En abril fueron robadas las escuelas República de México de la localidad de Las Piedritas, Cruz Alta; Salas y Valdez del barrio Próspero Mena de Tafí Viejo y la Congreso, de la misma ciudad.

El hecho de que estos acontecimientos sean, prácticamente, moneda corriente en la provincia no debería llevar ni a la sociedad ni a los gobernantes a naturalizarlos, y mirarlos desde la resignación como si no se pudiera hacer nada.

Una mayor presencia de conserjes podría ser una manera de prevenir el vandalismo contra las escuelas. Sin embargo, en los últimos años, la plantilla del personal auxiliar de las escuelas ha ido en descenso en vez de aumentar conforme va creciendo la población escolar y general.

El jefe de la Unidad Regional Sur de la Policía tucumana, comisario mayor Humberto Ruezgas, advirtió que no es posible para la fuerza controlar el flagelo de los robos a las escuelas. Dijo que no pueden poner guardias en cada escuela de la provincia porque no hay personal suficiente. Y que la Policía se limita a hacer patrullajes nocturnos, aunque son conscientes de que estos no alcanzan.

Claro que esa declaración de impotencia no justifica la falta de reacción de las demás autoridades responsables del manejo de la educación en la provincia. Garantizar la educación también es garantizar la seguridad de los establecimientos. Cada robo es un zarpazo que hiere el proceso de aprendizaje de los alumnos, que van perdiendo elementos valiosos, como computadoras, DVD y materiales didácticos, para la enseñanza. Como también son importantes los utensilios con los que desayunan o almuerzan o las garrafas de gas que permiten preparar los alimentos. De manera que el daño que se produce cuando un establecimiento escolar es vandalizado es mucho más grande, por el impacto que genera, que un robo común.

Adoptar medidas de seguridad es más que urgente. Y tal vez, las autoridades debieran convocar a los docentes y a los padres a discutir sobre el tema para aportar soluciones en conjunto. De lo contrario, estaríamos frente a una comunidad que no es capaz de apropiarse de la escuela y de sentirla como suya, y como tal, cuidarla más.

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