“Un ancla para no volverse loco”

“Un ancla para no volverse loco”

“No hay límites de edad para bailar”, aseguró Pajarín Saavedra, quien estará con su hermano Koki para celebrar esta actividad artística.

DE FAMILIA. Los hermanos Saavedra aprendieron el arte desde niños.  DE FAMILIA. Los hermanos Saavedra aprendieron el arte desde niños.
29 Abril 2016

Festejos con público
n Hoy y mañana, a las 21, en el Teatro San Martín (avenida Sarmiento 601) actuará el Ballet Estable con entrada libre y gratuita.
n Mañana a las 11, en Plaza Independencia, los hermanos Saavedra dictarán un seminario público de danza. A las 21, estarán en el Espacio Incaa (San Martín 251), para la proyección de la película “Zonda”, de Carlos Saura.
n Mañana, a las 22, en el Teatro Alberdi (Jujuy 99), actuará la Fundación Bajo Jardín.
 
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AGENDA

Festejos con público
-Hoy y mañana, a las 21, en el Teatro San Martín (avenida Sarmiento 601) actuará el Ballet Estable con entrada libre y gratuita.
- Mañana a las 11, en Plaza Independencia, los hermanos Saavedra dictarán un seminario público de danza. A las 21, estarán en el Espacio Incaa (San Martín 251), para la proyección de la película “Zonda”, de Carlos Saura.
- Mañana, a las 22, en el Teatro Alberdi (Jujuy 99), actuará la Fundación Bajo Jardín. 

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“La danza es nuestro modo de estar en la vida; vivimos para ello, para sobrevivir en este mundo tan complicado”.

Con estas palabras, Pajarín Saavedra le cuenta a LA GACETA cómo entienden su profesión, su manera de ser. Él y su hermano Koki se formaron como bailarines con su padre Carlos Saavedra, y aunque el folclore sigue siendo lo suyo, los viajes por el mundo enriquecieron su formación con estudios de danza clásica, jazz, flamenco y contemporáneo.

Los Saavedra dictarán mañana el seminario abierto Nuestra Danza en el Bicentenario (ver “Festejos...”, organizado por el Ente Cultural por el día internacional de esta expresión artística. Hoy trabajarán a puerta cerrada con el Ballet Contemporáneo.

-¿Hay una edad límite para el bailarín profesional?

- Los otros días lo vi a mi viejo, que tiene 70, bailando chacarera, y te digo que no; se mandó un zapateo increíble, quedamos con los ojos abiertos. Tal vez a los límites los ponemos nosotros; pero hay gente que bailó hasta su muerte, como Pina Bausch. Por supuesto, al cuerpo hay que mantenerlo. Yo doy clases, pero también las tomo.

- ¿Qué es lo de ustedes en particular en el mundo de la danza?

- El folclore es riquísimo, con una diversidad impresionante, según las regiones. Tuvimos la suerte de poder viajar y ver lo que se hace en otros países, en otras culturas, lo que nos abrió el espíritu, y a investigar otros bailes. Te diría que lo nuestro es el folclore, son nuestras raíces, pero no nos perdemos de lo contemporáneo. Ponemos nuestra danza al servicio del folclore. Somos el resultado del baile, tiene una raíz de por sí en nuestra familia y sentimos que la continuamos, aprendimos desde muy niños. Esa raíz se bifurca, se amplía, toma otros lugares, y eso nos permite tener acceso a esto que hacemos, de la identidad como argentinos. Es tratar de creer en lo que uno hace y quererlo. Nos sentimos argentinos y latinoamericanos y tiene que ver con eso.

- ¿Y dentro del folclore, qué?

- Chacareras y vidalas, principalmente, pero impresiona lo que se hace en el altiplano, por ejemplo, donde influye mucho el sonido de los vientos. O en el Litoral, con el chamamé.

- ¿Se puede bailar sin música?

- Depende de los creadores. Hay una obra de Hugo Díaz, que se llama “Zamba mía” y la bailamos como un solo, sin mujer ni pareja. De alguna forma interpretamos la soledad de Hugo.

- ¿Cómo se llevan con la danza contemporánea?

- Como pez en el agua, no tenemos preferencias. Lo contemporáneo rompió conceptos de la danza clásica, que tanto aportó en lo técnico, pero te insisto, lo nuestro es lo folclórico. También disfrutamos del flamenco y del jazz. Es que en definitiva, todo es danza y todo es música; pero hay buena danza y mala danza... La danza es, en definitiva, un ancla para no volverse loco.

- Con sus movimientos buscan emocionar, celebrar...

- Tratamos de hacer todos los registros, como la tristeza o la melancolía, y componer los diversos estados anímicos. En particular, creo que la chacarera habla de todos. Para nosotros, se trata de lograr algo que nos identifique, que nos represente, aunque sea el mínimo movimiento que hagamos, pero que sea verdadero. Tiene que ver con el conocimiento, con el lenguaje corporal a través de la danza. Estas posibilidades son inagotables, y nosotros las abordamos desde ese lugar. Puede ser un movimiento complejo o simple pero que está reflejando en alguna medida lo que es la danza, y sus sentimientos.

- ¿Molesta a veces la repetición?

- Cuando algo gusta es cuando más se va renovando, es algo muy sencillo pero lleva trabajo, dedicación y eso significa tiempo. Eso forma parte de nuestra cotidianidad, es nuestra vida, es como la frase de Peteco Carabajal: en nosotros lo cotidiano se vuelve mágico.

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