“Existe la creencia de que los sectores ‘desfavorecidos’ socialmente son responsables de su propia suerte"

“Existe la creencia de que los sectores ‘desfavorecidos’ socialmente son responsables de su propia suerte"

El destacado sociólogo francés, autor del libro Solidaridad ¿Por qué preferimos la desigualdad?, marca cómo la desigualdad tiende a reducirse entre los países mientras aumenta dentro de ellos. “Las desigualdades urbanas son el resultado de una búsqueda de un ‘entre sí ‘ de los ricos y las clases medias”, afirma. “La construcción de mecanismos y sentimientos de solidaridad social no debe quedar en mano de los populismos”, agrega

13 Septiembre 2015

Por Ezequiel Mario Martínez - Para LA GACETA - Buenos Aires

- Cómo dice el título de su libro, ¿por qué preferimos la desigualdad?

- Este título puede parecer una provocación, ya que para la mayoría de los países modernos y democráticos el respeto por el principio de igualdad entre los individuos no es cuestionado. Sin embargo, afirmar discursivamente la igualdad social no se traduce necesariamente en una lucha por disminuir los niveles actuales de desigualdad. Muchos países europeos que lograron reducir las desigualdades entre 1900 y 1980 han revertido esa tendencia en las últimas décadas y la desigualdad ha aumentado considerablemente. Tengo la hipótesis de que hemos renunciado a hacer de la igualdad social una prioridad y esto se manifiesta en el retroceso del Estado de Bienestar, el rechazo a los impuestos, y la defensa de ciertas desigualdades ventajosas hoy convertidas en justas. De hecho, condenamos moralmente las más grandes desigualdades pero en concreto la lucha por la igualdad social ha dejado de ser una prioridad.

- ¿La desigualdad es producto de la ruptura del lazo social y no al revés, como sostienen las principales corrientes de teoría económica y social?

- Es evidente que la profundización de la desigualdad social es consecuencia de una mutación del capitalismo mundial: el universo de los asalariados es cada vez más fragmentado, el trabajo en negro no para de crecer, los capitales van allí donde la rentabilidad es más elevada y la economía privilegia la especulación financiera por sobre la producción y el trabajo. De todos modos, este análisis no es suficiente para poder explicar las desigualdades ya que “pequeñas desigualdades” son elegidas diariamente por los individuos.

Por ejemplo, las desigualdades urbanas son el resultado de una búsqueda de un “entre sí” de los ricos y las clases medias en el espacio social que da como resultado la “guetización” de los pobres. Las desigualdades escolares son buscadas activamente por las familias de los sectores acomodados que aspiran a tener una rentabilidad futura en base a diplomas que se obtienen a expensas de la igualdad. Por lo general, las encuestas muestran que los ciudadanos no quieren pagar los costos (vía los impuestos) por aquellos ciudadanos que, a sus ojos, no merecen ser ayudados por el Estado debido a su condición de extranjeros, inmorales o vagos. Existe la creencia de que los sectores “desfavorecidos” socialmente son, en definitiva, responsables de su propia suerte.

- ¿La profundización de las desigualdades es producto del debilitamiento de las solidaridades?

- La igualdad social no se conquista afirmando que somos iguales ante la ley: hace falta una voluntad social y política firme para igualar progresivamente las condiciones de vida de todos los ciudadanos. Esta voluntad se ha manifestado históricamente en los países industriales más desarrollados a partir del rol del movimiento obrero, el desarrollo del Estado de Bienestar y, fundamentalmente, con políticas fiscales de redistribución (de la riqueza) desde los grupos más ricos a los más pobres. Ahora bien, el conjunto de estas políticas no se asientan exclusivamente en un sentimiento de igualdad, se afincan también en un imaginario de solidaridad sobre el sentimiento de que los iguales son también similares, que dependemos de ellos, y que existe una reciprocidad en esa relación. Prácticas cotidianas de solidaridad social y fraternidad pueden engendrar condiciones para la existencia de una sociedad más igualitaria. Ahora bien, en un gran número de países los lazos de solidaridad y fraternidad disminuyen de manera considerable: la solidaridad “funcional” de las sociedades industriales es debilitada por la globalización del comercio y los mercados, y en los países “centrales” el imaginario de un Estado-Nación culturalmente homogéneo choca con la diversidad de culturas ; instituciones de integración como la escuela parecen menos valoradas que la competencia entre los individuos. Por lo general, se ve una fuerte desconfiaza hacia las instituciones que antes funcionaban como “niveladoras” de lo social.

- ¿De qué forma se pueden reconstruir los mecanismos de solidaridad social ?

- En Europa, especialmente en Francia, la sensación del deterioro de la solidaridad es particularmente grande y constituye actualmente una expresión política instalada por todos: los populismos de extrema derecha y, muchas veces, de izquierda. En efecto, estas retóricas políticas apelan a la reconstrucción de una solidaridad, pero estos llamados son ilusorios y peligrosos ya que movilizan pulsiones nacionalistas, racistas y autoritarias, y se asientan sobre deseos económicos y sociales ficticios. En síntesis, estos movimientos quieren regresar a economías nacionales autárquicas y soberanas que devendrían en un empobrecimiento social en el contexto de un mundo globalizado e interconectado como el actual. Denuncian al sistema democrático y quieren gobiernos fuertes representados por jefes “virtuosos”. Por último, quieren construir la solidaridad sobre una identidad nacional imaginaria exigiendo la exclusión de los extranjeros, las minorías sexuales, las prostitutas, es decir, de todos aquellos que no son “como nosotros”. Sin embargo, el hecho de que las respuestas populistas sean inaceptables y peligrosas no significa que el problema no exista. La construcción de mecanismos y sentimientos de solidaridad social no debe quedar en mano de los populismos; el pensamiento de izquierda y democrático debería abocarse a esta problemática sin limitarse a una simple condena moral.

- ¿Este libro sobre la ruptura de las solidaridades se circunscribe únicamente a Francia (y a Europa) o es un fenómeno que se está dando a nivel global?

- Actualmente la tendencia es la misma en casi todos lados: mientras las desigualdades entre los países se reducen con mayor frecuencia, las desigualdades internas del país se intensifican.

© LA GACETA

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PERFIL

François Dubet es profesor de Sociología en la Universidad de Burdeos II y heredero de la sociología de Alain Touraine, uno de los referentes en el campo de la sociología de la educación. Sus investigaciones se centran en la marginalidad juvenil, las desigualdades sociales, la inmigración y el carácter inclusivo o excluyente de las instituciones escolares. Entre sus libros publicados en la Argentina, pueden mencionarse Repensar la justicia social y ¿Para qué sirve realmente un sociólogo?

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