La mejor excusa

La mejor excusa

Los tucumanos al fin pudieron disfrutar una goleada de la Selección

PURA FIESTA. Los que llegaron temprano pudieron acomodarse frente a la pantalla gigante en una pizzería céntrica. Argentina se lució frente a Paraguay. LA GACETA / FOTOS DE HÉCTOR PERALTA PURA FIESTA. Los que llegaron temprano pudieron acomodarse frente a la pantalla gigante en una pizzería céntrica. Argentina se lució frente a Paraguay. LA GACETA / FOTOS DE HÉCTOR PERALTA
01 Julio 2015

Federico Espósito - LG Deportiva

La Selección es más que el equipo nacional: es probablemente la mejor excusa para juntarse con amigos y compartir un asado, una pizza o una cerveza con maníes, aunque sea martes y en horario comercial. A diferencia del Mundial, la Copa América no paraliza la actividad, pero sí la modifica en cierto sentido: en varios locales del centro se ven televisores instalados para la ocasión, no sólo para seguir el partido de reojo sino también para atraer a los rezagados que suelen amontonarse frente a las pantallas de las casas de electrodomésticos.

Algunos bares del microcentro también funcionan a pleno, sobre todo los que tienen pantalla gigante. Para ganar lugares de privilegio, hay que llegar una hora antes, como mínimo. Pero la espera vale la pena.

Al principio, la mitad mira el partido y el resto conversa. Sin embargo, cuando el relator anuncia que la tiene Messi y se viene el ataque, se interrumpen las charlas y todo vuelve a ser tribuna. El primer gol eyecta a varios de sus asientos. El segundo se grita todavía más fuerte. Pero falta el de Messi. “¡Vamos Pulga!”, alienta uno a los gritos, y se hace escuchar en todo el bar.

El baldazo helado de Barrios que le da el descuento a Paraguay devuelve el mal recuerdo de aquél debut que debió ser goleada y terminó en empate. “Seguimos así y nos clavan de vuelta. Acordate lo que te digo. Nos clavan otra vez y en los penales nos mandan a la casa”, le dice un cincuentón al de al lado.

Por fortuna, el amigo le pifió por mucho. Cuando Di María hizo el tercero, llegó el alivio. Con el cuarto, también de “Fideo”, se convencieron los escépticos. Con el cabezazo de Agüero se encendieron las almas. Y con el de Higuaín se terminó de desatar la fiesta. Faltó el de Messi, pero no importa. Todavía queda una final por jugar.

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