Que vuelvan todos

Que vuelvan todos

El operativo policial funcionó y los simpatizantes se comportaron correctamente.

ACCIÓN CONSTANTE. La hinchada de San Martín alentó en todo momento, incluso cuando los jugadores de su equipo y del rival estaban sin reacción, algo que se vio en varios pasajes del partido. LA GACETA / FOTOS DE ANTONIO FERRONI ACCIÓN CONSTANTE. La hinchada de San Martín alentó en todo momento, incluso cuando los jugadores de su equipo y del rival estaban sin reacción, algo que se vio en varios pasajes del partido. LA GACETA / FOTOS DE ANTONIO FERRONI
Entre tantas idas y vueltas los hinchas del “santo” y del “expreso verde” convivieron en el estadio de Central Norte. Obvio que San Martín triunfó por goleada, en las tribunas. En el campo de juego, en cambio, se quedó corto de ideas. Los “albirrojos”, si bien no hicieron uso total de las 8.600 entradas que tenían a disposición, lucieron como dueños de casa aunque eran visitantes. Los simpatizantes de San Jorge no pudieron esparcir su “peste verde” ni siquiera en el sector de plateas asignado especialmente para los 30 “enlistados” en una nómina entregada a la Policía.

El show de las tribunas

Pese a las restricciones hubo show protagonizado por las dos hinchadas. Limitar para garantizar la seguridad era la filosofía de la tarde en el barrio El Bosque. Fue efectiva, pero al mismo tiempo la medida provocó otros sentimientos.

Por ejemplo, cambiar el hitazo de protesta de las canchas argentinas. El “que se vayan todos, que no quede ni uno solo” podría mutar a “que vuelvan todos, que no falte ni uno solo”.... dedicado a los hinchas. Pasa que los miles de seguidores “santos” y las decenas de simpatizantes de San Jorge se podían mimetizar, en cuanto a derroche de pasión se refiere.

La única diferencia fue el número, algo que parece injusto después de que el pedido de “comportamiento ejemplar de los hinchas” por parte de las autoridades en las horas previas se cumplió sin problemas. En las tribunas sonaba estruendosamente el variado cancionero “santo”. La recopilación del “expreso” no fue tan diversa, como tampoco la cantidad de banderas. Pero ambas “herramientas”, que forman parte del kit del hincha, causaban el mismo efecto: dotar al partido en los momentos chatos -varios por cierto-, del entretenimiento que no provocaban los jugadores.

Cierto es que hubo que desplegar casi 160 efectivos, según las cifras oficiales, para que a último momento se pueda jugar con simpatizantes de ambos equipos, más allá de la marcada desproporción. Desde luego, la diferencia se la hicieron sentir al grupo de San Jorge.

“Siempre hay inadaptados que no te dejan ver el partido tranquilo. Te insultan, te gritan, no hay agresión física, pero no dejan de molestar”, le comentó Santiago a LG Deportiva.

Insultos

Matías, que es de los más fieles del “expreso”, tanto que si uno se acerca a preguntar quién va a todos los partidos lo señalan a él, coincidió con su “colega”. “La gente de San Martín no se portó muy bien: cuando metieron el gol, nos insultaron desde abajo”, reveló mientras aguardaba que el protocolo de seguridad se cumpliera y los dejaran salir del estadio luego de los hinchas de San Martín.

Aunque la condición indicaba que los locales eran ellos, la reacción “santa” fue aceptada por Matías como un verdadero visitante: “son cosas que forman parte del folclore del fútbol”.

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