El Atlas se prepara para inaugurar la tercera sala

El Atlas se prepara para inaugurar la tercera sala

La inversión en el único cine que queda en el centro incluye el cambio de las butacas. Pese a los pronósticos agoreros, el negocio funciona

El Atlas se prepara para inaugurar la tercera sala
26 Noviembre 2014
A Roberto Abdenur le gusta mezclarse con el público mientras se proyectan las películas. Va pescando comentarios y sensaciones entre los espectadores. Si están cómodos, si el sonido es bueno, si la están pasando bien. “Cuando veo la sala llena, todas esas cabecitas juntas, se me infla el pecho”, apunta Abdenur. El amor por el cine -y por el negocio del cine- le viene de familia. De su papá (“un genio”) lo aprendió todo. Se entienden entonces las ganas con las que está encarando profundos cambios en el Atlas. Su cine, el único que queda en el centro.

Desde hace tiempo Abdenur le daba vueltas a la necesidad de contar con otra pantalla. La solución llegó en el primer piso: dividió la sala 2 y pronto estará listo un tercer espacio, más pequeño, ideal para proyectar esas películas “chicas” que hoy quedan en la cuneta.

“Todo cambió a partir de la digitalización -explica Abdenur-. La distribución de las películas se abarató y por eso hay más cantidad de títulos. Te pongo el ejemplo de esta semana: tres películas que funcionan muy bien a la noche (”Sinsajo”, “Tonto y retonto 2” y “Quiero matar a mi jefe 2”), pero me falta una sala para aprovecharlas. Además, con otra pantalla tengo margen para mostrar otro cine, un Woody Allen, producciones argentinas”.

La sala 2 fue reacondicionada a toda velocidad y ya está funcionando. Se achicó a 180 butacas, con una pantalla de 7,5 metros de ancho por 4,5 de alto. Mantiene el 3D y el sonido Dolby 7.1. La hermanita menor, la sala 3, quedará con 100 butacas y una pantalla de 5,6 x 4,5.

La nueva estructura está lista. La separación se hizo con paneles de durlock, en los que se intercaló material aislante. Sólo falta la pintura y que llegue el flamante proyector digital, marca Barco. Allí radica el grueso de la inversión, porque la máquina costó 70.000 dólares. El sistema de sonido será el mismo (Dolby 7.1), al igual que la calidad de la imagen, sólo que en 2D. “Con seguridad estará habilitada en enero, pero si tenemos suerte puede ser un poco antes”, apunta Abdenur.

Si se lee Atlas al revés queda develado el origen de la familia Abdenur. La elección del nombre para el cine no fue casual. Ellos se hicieron cargo en 1976 (antes se llamaba Capitol), en el marco de un desembarco poderoso en la capital tucumana. Además del Atlas arrendaron el viejo Rex y compraron el antiguo San Miguel, al que convirtieron en Premier.

“Lo del Rex fue una lástima, porque los dueños no querían desprenderse de la propiedad. Nos fuimos y ahora hay un negocio que vende celulares. ¿Te imaginás lo que sería un cine hoy, en plena 25 de Mayo?”, sostiene Abdenur. De paso, confiesa que analizó la posibilidad de armar otra sala en la calle Santiago, frente al Corazón de María, donde el cine Premier derivó en una playa de estacionamiento. “Pero preferí concentrar todo en el Atlas. Es lo que se estila en estos tiempos, ¿no?”

El año pasado falleció Honorio Abdenur, padre de Roberto. Asimilado el golpe, la apuesta por el universo del cine se redobló. Su hermano administra el Ópera, en la capital salteña, y además poseen dos salas en San Salvador de Jujuy. “Es un caso especial el de los jujeños. Salta les queda a un paso, así que para ver una película hacen el viaje -explica-. Terminamos alquilando el edificio a una iglesia evangelista”.

En tren de revelaciones, Abdenur cuenta que estuvo a un paso de hacerse cargo del Majestic. Hasta llegó a alquilarlo, pero una vez adentro fueron descubriendo los serios problemas estructurales de la construcción. Los números no cerraron. Una lástima.

En la habilitación de una tercera sala en el Atlas no se agota el proyecto a corto plazo. Ya están compradas las butacas que reemplazarán a las actuales del cine principal. Son más grandes, así que en principio la capacidad bajará de 500 a 400 lugares. Por la cabeza de Abdenur ronda la idea de meter mano en ese espacio para construir una cuarta sala. ¿Qué lo frena? Entre otros motivos, la voluntad de conservar la pantalla más grande de Tucumán (15 x 8).

“Si a esto le ponés pasión funciona -remarca Abdenur-. A muchos cines independientes no les cayó la ficha de la tecnología y tuvieron que cerrar. Por algo en el Atlas están las primeras salas digitalizadas de la provincia”.

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