Aumentan los “miserables” brasileños

Aumentan los “miserables” brasileños

22 Noviembre 2014

Emilio J. Cárdenas - Ex embajador argentino ante la ONU

El porcentaje de brasileños que califican como “extremadamente pobres” (en la particular terminología local: como “miserables”) creció en 2013. Hablamos de gente que está sumida en la pobreza extrema. Y que, por ende, no tiene siquiera el mínimo necesario para poder garantizar el consumo diario de sus necesidades calóricas básicas. Que es incapaz de alimentarse bien, entonces.

Ese porcentaje pasó del 3,6% de la población brasileña al 4%. Lo que supone un aumento de unas 371.000 personas. El preocupante dato ha sido confirmado por otros estudios recientes, como los del Instituto de Estudios del Trabajo y la Sociedad, para el cual el porcentaje es todavía algo mayor, alcanza el 6,2%. Un salto hacia atrás tan negativo como significativo, entonces. Y que además es, en rigor, el primer aumento en la categoría que ha aparecido en toda una década. Están en ese triste lote de personas, nada menos que unos diez millones y medio de brasileños. Todo un número. La tasa de “miserables” del 2013 es, por lo demás, la más alta registrada desde el 2008. El dato referido sobre la tasa de “miserables”, de haberse conocido antes de la segunda vuelta de las recientes elecciones presidenciales brasileñas, pudo haber perjudicado duro a Dilma Rousseff. Pero no fue así. Porque las citas triunfales que ella citó regularmente acerca de la baja tasa de desempleo de su país pudieron nublarse, porque ocurre que, entre los llamados “miserables”, la tasa de desempleo es altísima: nada menos que del 30,4%. Y para hacer las cosas aún algo más complejas, cabe apuntar que el 96% de los “miserables” vive absolutamente sin protección social alguna. A todo lo que hay que agregar, naturalmente, el impacto adverso de la inflación sobre los ingresos fijos, que siempre castiga más duro a los más pobres. Por este factor en particular, los “miserables” brasileños que tienen trabajo han visto caer un 11%, en promedio, sus salarios durante el año pasado. En términos reales, esto es deflacionados. Todo un tema. Brasil necesita salir del exceso de intervencionismo y volver a crecer, para lo que es indispensable generar confianza en los inversores, la que, por el momento, es muy baja. Mientras tanto, Rousseff acaba de perder un funcionario más, cuestionado también por corrupción. En este caso, el presidente del Banco do Brasil: Aldemir Bendine, a quien se acusa de haber favorecido con un préstamo a una amiga.

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