16 Noviembre 2014
TEXTUAL. “Me interesa lo nacional y lo popular pero detesto lo Nac&Pop”.
En vísperas de la aparición de su más reciente novela -En ausencia de guerra-, Edgardo Cozarinsky anticipó: “Me interesa lo nacional y lo popular pero detesto lo Nac&Pop”. La novela, que acaba de aparecer, lo confirma. El autor, con esa prosa de lujo y festiva que seduce en su obra escribe, promediando el libro: “…hay una diferencia entre conocer los hechos en la perspectiva despersonalizada en que puede resumirlos un libro de historia, colocándolos en el contexto de una época y sus ideas, en el devenir de la Historia con mayúscula -¿quién dijo ‘ese ídolo hegeliano y tornadizo, rígido en los conceptos, amnésico para las catástrofes´?- y el testimonio de una experiencia individual. Y a mí siempre me interesó esa parcela irrecuperable: lo vivido, lo que en tiempos de teoría y arrogancia militante se despreciaba con la palabra ‘anecdótico’”.
En ausencia de guerra da cuenta, a lo largo de la narración, de ese respeto por los matices y rechazo de todo maniqueísmo que es tan poco frecuente cuando el tema refiere a hechos violentos, horrorosos y recientes de la década del 70, como la lucha entre el terrorismo de Estado y la guerrilla.
La trama inscribe a En ausencia de guerra en la “novela negra”: El protagonista recibe un mensaje póstumo de una antigua amiga, escritora, como él, que le pide rescatar una carta, depositada en un banco. Se trata de una carta encontrada en un libro de segunda mano en el año 2013. Que lo transporta a un mundo de venganzas y vergüenzas, a través del testimonio de un escritor y antiguo militante guerrillero -devenido escéptico frente a las claudicaciones y traiciones de sus líderes- y su joven amante anarquista, convertidos en supuestos vengadores de la infamia.
Cross
Por su atractivo, por su impacto, por el ritmo envolvente y por el suspenso que convoca, la nueva novela de Cozarinsky cumple ampliamente con aquel “cross a la mandíbula” que reclamaba Roberto Arlt para toda novela negra. Y, más allá de algunos atajos ficcionales no siempre funcionales al tema central, se lee con verdadero placer, tanto por el lujo de su prosa como por la riqueza y credibilidad de sus personajes y los diálogos que entablan.
Admira en el autor su fertilidad literaria y artística, que le permitió estrenar su película “Carta a un padre”, una conmovedora indagación sobre sus orígenes entrerrianos. Y hasta se proyectó en la realización de una ópera -“Hasta Trilce Marina” basada en algunos episodios de su novela El rufián moldavo, que hizo en colaboración con el músico Pablo Mainetti y el director de escena Marcelo Lombardero.
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