Por Juan Manuel Montero
12 Octubre 2014
¿Usted votaría a Rubén Vizcarra como legislador? ¿Cómo que no sabe quién es Rubén Vizcarra? Ahhhh. Claro, hay un pequeño detalle que casi casi que lo imposibilita para presentarse a un cargo electivo. Vizcarra no reparte bolsones. En vez de eso, todas las semanas este hombre se planta en la improvisada canchita de fútbol de El Sifón y hace jugar a la pelota. Trata, deporte mediante, que los chicos de una de las zonas más castigadas de la provincia se alejen durante algunas horas de la durísima realidad en la que viven, siempre amenazados por el fantasma de la droga y la delincuencia.
LA GACETA lo descubrió y esta semana que pasó le hizo una nota. Pero Vizcarra, por suerte, hay muchos en la provincia. Y no sólo en el deporte. Están aquellos que llevan adelante comedores comunitarios, los que enseñan a leer, los que preparan en oficios. Y no buscan remuneración. No quieren dinero, ni fama. Sueñan con una sociedad mejor y se pusieron a trabajar para lograrlo. Desde lo más chico, su casa, su barrio... Pero sus historias no trascienden. Son muy pocos los que los apoyan. En medio de una sociedad dividida, e indignada, sus ejemplos emocionan. Salen de lo común.
Cuando se leen noticias como las del legislador que arma una cooperativa y recibe presupuestos millonarios para obras, y se conocen historias como las de Vizcarra, o la de Federico Villarreal, de Pasajeros de la Vida, o la de Ana María Bautista de Espeche, del comedor de Villa Mariano Moreno, o la de Gabriela Agüero, directora de la Orquesta del barrio Juan XXIII, la pregunta es inevitable. ¿A quién votaría las próximas elecciones? Y la respuesta la tiene Bertolt Brecht: “Hay hombres que luchan un dia y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay quienes luchan toda la vida; esos son los imprescindibles”.
LA GACETA lo descubrió y esta semana que pasó le hizo una nota. Pero Vizcarra, por suerte, hay muchos en la provincia. Y no sólo en el deporte. Están aquellos que llevan adelante comedores comunitarios, los que enseñan a leer, los que preparan en oficios. Y no buscan remuneración. No quieren dinero, ni fama. Sueñan con una sociedad mejor y se pusieron a trabajar para lograrlo. Desde lo más chico, su casa, su barrio... Pero sus historias no trascienden. Son muy pocos los que los apoyan. En medio de una sociedad dividida, e indignada, sus ejemplos emocionan. Salen de lo común.
Cuando se leen noticias como las del legislador que arma una cooperativa y recibe presupuestos millonarios para obras, y se conocen historias como las de Vizcarra, o la de Federico Villarreal, de Pasajeros de la Vida, o la de Ana María Bautista de Espeche, del comedor de Villa Mariano Moreno, o la de Gabriela Agüero, directora de la Orquesta del barrio Juan XXIII, la pregunta es inevitable. ¿A quién votaría las próximas elecciones? Y la respuesta la tiene Bertolt Brecht: “Hay hombres que luchan un dia y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay quienes luchan toda la vida; esos son los imprescindibles”.
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