El idioma y la tecnología

Por Pedro Luis Barcia - Para LA GACETA  La Plata

La presencia de los anglicismos nos preocupó a las academias en su momento y no tiene que preocuparnos mucho más, salvo que seamos estúpidos. Si sabemos actuar en la academia como hemos actuado en Argentina de una manera muy eficaz, creo que no hay que temerle. Hay tres tipos de anglicismos: el primero es uno crudo y necesario como software o hardware, que no se puede traducir ni conviene traducirlo. Ese hay que asimilarlo como tal y no procurar adaptarlo. El segundo es el que conviene adaptar, por ejemplo tan elemental como el acento en máster. Y esa es una tarea que las academias deben ayudar a que se haga, así como aceptamos "blog", "chatear", "googlear". Recuerdo cuando di una conferencia en Google en Buenos Aires, me dijeron que no les gustaba el verbo guglear y yo dije que tiene que gustarles porque guglear es el único verbo que se usa para rastrear algún elemento en internet y se ha comido a todos los otros buscadores; entonces ahí aceptaron que se escribiera guglear como nosotros lo escribimos. Entonces esto de "ponerles la pata encima" a los anglicismos, como yo comentaba frente al depuesto rey de España, al que le gustó la imagen de "ponerles la pata encima", es lo que tenemos que hacer las personas de cultura y las academias. Y el tercer caso es el de los tilingos: son aquellos que usan cualquier expresión inglesa para hacer notar que están asimilados a la lengua. Entonces para qué decir attach si se tiene agregado, anexo, diez palabras; para qué decir sponsor si usted tiene auspiciante. Es decir, la tilinguería consiste en que desconocen el idioma y no saben que tenemos palabras de sustitución. Creo que va a ser creciente la tarea que tengamos frente a la presencia creciente también de anglicismos. Pero hay que trabajar sobre ellos, no hay que amilanarse.

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