Baches que atormentan a los concepcionenses

Baches que atormentan a los concepcionenses

19 Abril 2014
Se suele decir que una casa es el reflejo de quienes la habitan; si ofrece un mal aspecto edilicio, su jardín está descuidado, su vereda rota, si hay basura desparramada, se puede inferir que sus moradores poco o nada hacen para mejorar no solo la imagen, sino su calidad de vida, que es aún más importante. Lo mismo sucede con una ciudad. Por ejemplo, cuando se llega a Concepción, entre las cosas que primero saltan a la vista, son los baches, que poco tiene de pintorescos y sí de peligrosos.

La 24 de Septiembre es una de las calles que ostenta el triste mérito de gozar de la mayor cantidad de pozos. Se ha llevado consigo la visión de un ojo del destacado escritor Octavio Cejas. Hace nueve años, hacia el anochecer y bajo la llovizna el autor de “El Tucma mágico” -por entonces de 78 años- regresaba desde Alpachiri. La rueda de su bicicleta se incrustó en una canaleta. Despertó diez días después y no logró recordar lo que le había sucedido. “Quedé mal, muy dolorido. Me costó recuperarme, acostumbrarme a que ya no puedo ver de un ojo. El accidente me dañó el nervio óptico. Ahora, por suerte, estoy mejor”, le contó a una periodista de nuestro diario.

Los baches han conquistado el centro, la periferia y todos los barrio de La Perla del Sur. La calle Italia por donde circulan ómnibus, autos rurales tiene alrededor de 10 pozos por cuadra. Según indica la crónica que publicamos en la edición del miércoles, desde Colón hasta Catamarca, hay baches de hasta 30 centímetros de profundidad. Cuando llueve, es más difícil verlos. La esquina de Italia y Colón es una de las más temidas sobre todo cuando la cubre el agua de lluvia. La San Martín, la calle principal, tampoco es una excepción en materia de agujeros; en la esquina de 25 de Mayo y Uraga reina un cráter de medio metro. Las quejas vecinales también se escuchan tanto en Las Heras primera cuadra, del barrio San Martín, por donde suelen pasar ambulancias, como en la calle República o en el Barrio Salustiano Zavalía. Lo curioso es que en el Concejo Deliberante, hay tres proyectos de ordenanza para que Las Heras sea repavimentada.

Una de las causas se atribuye a la rotura de las cañerías y a la falta de inversión para reparar la red que data de hace siete u ocho décadas. El intendente dijo que lo que hay abajo y arriba de las calles es muy viejo y responsabilizó también a los ómnibus que ingresan a la ciudad porque “rompen todo”. No fue demasiado esperanzador con los concepcionenses. Afirmó que luego de que esté lista la terminal de ómnibus en 2015 se iniciaría un plan de repavimentación.

De sus afirmaciones, se infiere que los ómnibus que ingresan a la ciudad, circulan por el centro y todos los barrios. No se sabe qué harán sus choferes para romper todo. Lógicamente, reparar o cambiar los tramos más dañados de la red de agua implica una inversión importante. Son las llamadas obras de largo aliento que no dan réditos políticos inmediatos, pero que sirven para mejorar la vida de los ciudadanos.

En una década de administración, se podría haber dedicado parte del presupuesto o solicitar créditos benignos o no reintegrables para encarar estos trabajos. ¿Por qué esperar que suceda alguna fatalidad como consecuencia del deplorable estado de muchas calles? ¿Se responsabilizará el municipio? Mientras tanto, Concepción corre el riesgo de llamarse “La perla de los baches”.

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