Ven a Overa Pozo como una oportunidad para el cambio

Alfombras de un verde intenso y otras, un poco matizadas con amarillo que cubren el suelo casi hasta la línea del horizonte. Con ese aspecto, los campos sembrados de soja y caña de azúcar se alternan a orillas de la ruta provincial 327, que conduce a Overa Pozo (Monte Redondo). Entre las fincas rodeadas de eucaliptos, llama la atención el gran predio con cercado olímpico. Desde varios kilómetros puede verse a la protagonista del lugar: una enorme montaña blancuzca de basura.

A un año y seis meses del inicio de las actividades allí, así luce el entorno y la planta de disposición de residuos donde se arroja la basura de seis municipios tucumanos, entre ellos, los de San Miguel de Tucumán. Desde hace poco más de 20 días, el destino de los residuos sólidos urbanos pasó de una empresa privada a manos del consorcio intermunicipal. Aunque aún sienten incertidumbre, los pocos empleados del lugar celebraron el traspaso. El presidente del consorcio, Pablo Kunik, destacó la inversión estatal en el predio y aseguró que el cuidado del medio ambiente en la zona es una de las prioridades en materia de políticas públicas.

El lugar

Tras tomar un camino de tierra, los únicos anuncios que indican que se está por llegar a destino son las ráfagas de olor penetrante y el ir y venir de camiones cargados con desperdicios. Según comentaron algunos lugareños, a diario entran unas 30 cargas, entre las que transportan unidades medianas y las que cuentan con dos acoplados. Tres de las unidades pertenecen a Servicios y Construcciones La Banda y Pacará Pintado SA, dado que las firmas siguen prestando el servicio de transferencia de los desechos desde la planta de clasificación, en Pacará. Mientras que unas 10 prestaran el servicio como "fleteros".

Un ancho portón verde indica el ingreso al terreno de 100 hectáreas. Detrás de él, un container-oficina lleva inscripto con letras grandes el nombre de la empresa que estuvo a cargo hasta hace poco: Servicios y Construcciones La Banda SRL. Además de ese espacio, sólo puede observarse desde afuera un puesto policial y una pequeña casilla de vigilancia en la entrada principal. En el ingreso, un encargado del consorcio metropolitano (conformado por los municipios que tiran allí los residuos), se mostró nervioso y constantemente hablaba por celular mientras se registraban las fotos. En las imágenes puede observarse todo tipo de residuos mezclados. Con palos, algunos de los empleados ayudan a descargar el contenido de los viajes, que luego se sumarán a los montículos, empujados por una pala mecánica. Los trabajadores de Overa Pozo parecen estar más que conformes con pasar a trabajar para el Estado provincial. Pidieron no ser identificados para evitar inconvenientes y destacaron que los cambios ya son notorios. En primer lugar, ponderaron que desde el 1 de febrero cumplen turnos de ocho horas, en vez de 12 con la anterior administración.