¿Querés vivir solo? Hacé cuentas

¿Querés vivir solo? Hacé cuentas

Es un gran paso, pero necesitás saber si vas a poder afrontar los gastos mensuales.

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20 Febrero 2012
En esta época muchos están evaluando armar las valijas y mandarse a mudar. El comienzo de la vida universitaria o la necesidad de oxígeno pueden ser las razones. Antes de que tomés la decisión tenés que calcular si vas a poder bancarte.

Alquiler, alimentos, salidas, apuntes, traslados, servicios y muchos etcéteras forman parte del combo "vivo solo". El gasto fuerte es el primero porque implica el alquiler, el depósito, el flete para tus cosas y la compra de algunos electrodomésticos básicos. Luego, la cosa termina asentándose y los gastos fijos se definen: alquiler, agua, luz, gas, Internet, expensas, compras en el supermercado.

También comenzás a vivir la realidad, que te permite saber si tu sueldo o lo que mandan tus padres (en el caso de algunos estudiantes) son suficientes para vivir cómodamente, sin lujos, pero sin pasar demasiadas amarguras.

El ahorro es todo un tema. Siempre es bueno tener algún dinero guardado para cualquier eventualidad. Desde la rotura de una cañería, el técnico del lavarropas o para comprar un ventilador. En los cálculos finos hay que reservar un ítem para "eventualidades".

Siempre está la posibilidad de compartir los gastos con otra persona, eso te alivia un 50% los problemas. Pero te lleva a manejar algo que no habías calculado: la convivencia.

Vivir con alguien es aceptar que hay otra persona con horarios, estilo de vida, ritmos y hábitos diferentes. Te obliga a amoldarte para evitar enfrentamientos, a relajarte y a negociar constantemente.

Vivir solo siempre va a resultar una experiencia enriquecedora (aunque estés en la lona). Enfrentarse a las responsabilidades de mantener una casa y de saber que a las cosas nadie las hará por vos. Aprendés a conocerte: comprobás si sos bueno para cocinar o si te gusta vivir en el orden. Disfrutás de estar solo y comenzás a valorar más esos momentos que compartís con tu familia.

Muchas relaciones padre-hijo se relajan y mejoran cuando dejan de vivir bajo el mismo techo. Te sentís independiente y eso te da cierto orgullo. En ese caso, aunque te cueste llegar a fin de mes, no te vas a arrepentir de haber dado el gran paso.

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