Experiencia coral en la cárcel de Villa Urquiza

Experiencia coral en la cárcel de Villa Urquiza

25 Julio 2011
Es el acto mediante el cual el hombre imita o expresa lo material o lo invisible, valiéndose de la materia, de la imagen o del sonido, y crea copiando o imaginando. En tiempos remotos el arte tuvo una función ritual y mágico-religiosa, que fue cambiando con el correr de las épocas y los procesos sociales y culturales. "El arte es un método para liberar zonas de sentimientos y no simplemente la ilustración de un objeto", afirmaba el pintor irlandés Francis Bacon, mientras que el escritor y connacional George Bernard Shaw sostenía que "los espejos se emplean para verse la cara, el arte para verse el alma". Se suele decir que el arte actúa como liberador del alma humana.

El 6 de julio pasado, Urquiza Coral, conjunto integrado por 18 reclusos de la cárcel de Villa Urquiza compartió el escenario del Centro Cultural "Eugenio Flavio Virla" con el Coro de Voces Blancas, de la Fundación Ayudando a Crecer, y el Coro del Bicentenario de la Escuela Benjamín Matienzo.

El hecho fue reflejado en una crónica de un periodista de nuestro diario, que acompañó a los presos desde el momento previo a la salida del penal para asistir al concierto hasta su actuación. Más allá del hecho artístico en sí, es interesante lo que algunos coreutas expresaron de esta experiencia con la música y el canto siendo penados. "Cuando canto siento que estoy libre, me olvido de todo. Esto es terapéutico", dijo Carlos, mientras que Agustín espera con ansiedad la interpretación de "Vuela una lágrima", su canción preferida, porque "me hace acordar a mi señora y en un par de estrofas es como que se la transmito a ella a través del canto, por eso siempre le pido a Gerardo (el director) que volvamos a cantarla". La actuación presencia de la coral genera un fenómeno social y afectivo porque los parientes de los presos los saludan, pero estos tienen prohibido tocarlos. Inician su recital con: "Ando llorando pa? dentro/ aunque me ría pa? fuera/ así tengo yo que vivir/ esperando a que me muera..." "Doña Ubenza", la bella canción de Chacho Echenique, se convierte en un símbolo de su estado cotidiano tras las rejas. Cuando concluyen, una ovación los premia, mientras ellos saludan, sin moverse de su sitio, con la mano en alto. Los guardias suben al escenario. De a uno bajan tomando del brazo a los internos. "Lo más difícil es cuando volvemos a la cárcel. Cuando entrás por ese pasillo es la parte más dura. Es que no hay nada como estar afuera...", dijo Pío.

La música, así como el teatro, las artes plásticas, la literatura y la danza son herramientas para enriquecer el alma, estimulan la sensibilidad y recrean la imaginación. En situaciones de encierro físico o interior, las artes pueden ser liberadoras o generadoras de esperanzas, y algo similar ocurre en sectores marginados de la sociedad.

Según el pensador británico Herbert Edward Read (1893-1968), la educación debe conducir al hombre a vivir su vida en forma espontánea, natural, creadora y con armonía emocional e intelectual, insistiendo en la formación de elementos sensibles y emocionales. Si cada establecimiento educativo tuviese, por ejemplo, un coro, grupos musicales, un elenco teatral, un ballet folclórico y se fomentaran concursos intercolegiales de poesía ilustrada o de dibujo, se estaría contribuyendo a desarrollar la sensibilidad de los chicos y posiblemente tendríamos una sociedad menos violenta, adictiva e indiferente, y más humana y solidaria.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios